Die Toten Hosen

Ya he soltado muchos rollazos últimamente, hoy toca música. Un grupo de punk rock alemán con un cerro de años a cuestas (han pasado ya por todos los estilos, yo creo):

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Cuando me acuerdo de otros que llevan aún más tacos haciendo ruido, más de los que llevo yo sobre este mundo:

Es la más bella canción de amor que los tiempos han conocido.

Esta canción es del mítico Back in Black, de aquella aún estaba yo aprendiendo a escribir…y la verdad, por la mierda de letra que tengo, creo que jamás lo llegué a conseguir. ¿Vosotros qué preferís, a Brian Johnson o al fallecido Bon Scott? Con Bruce Dickinson y Paul di’Anno, la eterna cuestión de garito…

Aaaarg! Qué buenísima que es. ¡Yo quiero que me incineren mientras suena esta canción a toda ostia!
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Venga, y ahora pasamos a otrotro disco que aún me sorprende lo redondo que es (incluso para ser un disco). Si el otro día decía que el Tubular Bells me recordaba a cuando cogía el coche camino del Puerto de los Leones para huir de la gran ciudad camino a mi Galicia querida, esta es la otra cinta que llevaba (y llevo) fijo en la guantera. Se la cholé a un gilipollas cuyo padre era inspector de policía; es de las pocas cintas originales que tengo y mira, así me ahorré el esfuerzo de grabarla.

Este tema es el prefacio de un disco que es una verdadera sinfonía en diez movimientos: The Crimson Idol. Blackie Lawless lleva muy bien la guitarra, pero en este disco se sale la batería. Mejor escuchar en silencio y concentrado, por ejemplo en un largo viaje, en medio de la noche, atravesando una Castilla nevada y gélida.
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Y ya que nos vamos poniendo melancólicos, pasamos a un grupo prácticamente desconocido, pero al que yo reverencio: Elbereth.

Otro tema del mismo álbum (del único álbum, mejor dicho), esta vez con voz:

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Y, ya para terminar, un grupo que me desconcierta: Ataraxia. Ninguna canción se parece a la siguiente, y no paras de reponerte para la siguiente sorpresa. ¿Definirlos? En vano.