La mirada del mendigo

25 julio 2015

El totem

Filed under: Política — Nadir @ 14:46

Como iconoclasta de pro, vamos a seguir lanzando piedras a los ídolos que las sociedades van creando para ocupar el vacío que deja su ignorancia y el esbozo de la conciencia de la insignificancia de su existencia en el conjunto del Universo. Hoy, el Dios que nos servirá de diana para los cantazos es la Patria, y su religión, el nacionalismo de corte patriótico.

En especial, encuentro muy divertido el nacionalismo de los nuevos Estados. Si viviendo en uno de los Estados más longevos aún existentes, insisto continuamente en la inexistencia de España como país (porque no existe cosa tal como «cultura española», con un conjunto de características comunes y propias, que las distingan de su entorno) ¿qué no he de pensar de Estados con la pretensión de ser naciones (identificar la división administrativa con una entidad etnológica), a pesar de contar sólo con una par de siglos de existencia, o incluso menos?

Efectivamente, las culturas se crean a fuego lento, con el concurso de los siglos, en los fogones y las ruecas, en las eras y las majadas; no en los pasillos de un palacio, por decreto-ley. En los despachos de las cancillerías se conciertan matrimonios de conveniencia entre casas nobles y se ultiman los preparativos para la siguiente guerra. Así es como se crean y modifican los Estados, ente del ámbito administrativo, basados en el derecho de propiedad dinástico, de una familia noble sobre las almas bajo su soberanía. De hecho, aún hoy, se sigue empleando ese lenguaje patrimonialista al hablar de territorios; por ejemplo, el Sahara occidental pertenece a Marruecos, dando por bueno implícitamente el derecho de conquista y heredanza, como a mí me pueden pertenecer mis pantalones. Aún casi nadie emplea el concepto moderno y democrático, por el cual los ciudadanos de un territorio escogen libremente dotarse de aquellas leyes e instituciones para autogobernarse y permitir la convivencia. Es decir, el Sahara Occidental pertenece a los saharauis, que habrán de decidir qué forma deberá tener su Estado y sus relaciones con el vecino marroquí o la antigua metrópoli. El derecho de conquista no es más que la institucionalización del robo a mano armada, así como el derecho dinástico es un robo con mano enguantada. La tierra es de quien la habita y la trabaja, y las comunidades deben ser libres de autoorganizarse como mejor les plazca.

A diferencia de los Estados, para las culturas que informan los pueblos, las naciones, no basta el ordeno y mando, se necesita del concurso de la lumbre del tiempo sobre el crisol de la ideas. Con la coacción puedes incluso conseguir, tras generaciones, que un pueblo abandone su cultura para vestir el uniforme del poder (el jacobinismo galo es el maestro, y España un alumno aventajado), aunque seguramente no será de la talla y hechuras del pueblo aculturizado. Desde el poder de los despachos y las charreteras se puede destruir, pero no dar a luz una cultura. Puedes imponer el uso del idioma y religión de la corte a los súbditos, al menos en su relación con los tentáculos del poder, pero no crear una cultura que lleve el nombre del Estado.

Particularizando con España: lo digo y lo repito, no existe una cultura propia del Estado español, sino la adición de tradiciones culturales de orígenes muy diversos, con ningún rasgo común que permita definir una «supracultura española» que, a su vez, sea diferente de cualquier otra cultura europea (si reducimos las condiciones para crear ese superconjunto que englobe las tradiciones culturales españolas, también cabrían la portuguesa, la bretona, la piamontesa o la gascona).

Y sin cultura española, no existe pueblo español, pues un pueblo es una sociedad que comparte una determinada cultura. Entre los ciudadanos españoles no se comparte una cultura en concreto, sino que existen varias. Por lo tanto, tampoco existe nada llamado nación española, ni procede nombrar a España entre los países (es un Estado, sin duda, un ente administrativo, pero no un país o ente sociológico).

Es sencillo: en sociología o en etnología, no es útil el constructo «España». No significa nada, no aporta características propias. Galicia, Castilla, Andalucía…sí. Por eso son países, porque cuentan con una cultura propia y común a todos los individuos. La cuestión es que si nos movemos en el terreno de las culturas, inaprensibles, con una definición escurridiza, erudita y sujeta a controversia, es difícil con esa materia etérea, incorpórea de las ideas dar forma a un ídolo que movilice a las masas y permita reclutar levas ahorrando en la soldada.

Y es que las culturas son permeables, de límites difusos, siempre sujetas al intercambio y mestizaje con las culturas vecinas, creando zonas de transición (por ejemplo, los dialectos naviego, berciano o sanabrés entre los bloques culturales asturleonés y galaicoportugués, o las variantes del asturleonés en una y otra vertiente de la cordillera). Por otra parte, los rasgos culturales se van difuminando, pues gracias al progreso de las telecomunicaciones cada vez más somos ciudadanos de una aldea global (un adolescente madrileño es igual de gilipollas, esto es, insoportable de la misma manera, que otro berlinés o parisino). Lo cual sin duda tiene sus aspectos positivos, aunque a mí esa homogeneización me produce tristeza, pues me deleito con la diversidad (de especies naturales, pero también de costumbres y acentos).

La cuestión es que, con el objeto de movilizar ejércitos, es mucho más sencillo crear un Dios de contornos bien definidos, fácilmente representable por una serie de signos como un himno o una bandera. Que el ídolo esté hueco no le importa a nadie, lo importante es tener un fetiche al cual adorar. Hasta aquí, España, un paso más allá, Portugal. Yo, Tarzán; tú, Jane. Este discurso estúpido en grado sumo, pero fácilmente asimilable para los analfabetos que deben formar y desfilar al paso (principio de la vulgarización de Göbbels).

Bien, pues negando la existencia de uno de los Estados más viejos del mundo, como España (así como de Francia, del Reino Unido, Bélgica…) ¿qué puedo opinar de esos nuevos Estados que surgieron tras la independencia de antiguas provincias ultramarinas de los imperios coloniales?

Pienso en los Estados de América, emancipados de la tutela y yugo ibéricos (para caer en el de sus élites y las del Uncle Sam). Pero aún más llamativo son los Estados de África, o Medio Oriente.

¿Qué cojones es Iraq? Una antigua colonia inglesa, sin ningún rasgo étnico que permitiese tirar la raya de la frontera 100 kilómetros más allá o acá, sin una historia común que compartir. ¿Qué demonios es Libia, que coño bendito es Senegal, o Níger, o Ruanda?

Precisamente, el diseño torpe de las fronteras de Ruanda y Burundi, tirando meridianas y paralelas en un mapa sin atender a la compleja distribución étnica (todos son igual de negros, luego todos son lo mismo) de esos territorios, fue la causa última pasados los años de los enfrentamientos tribales entre utus y tutsis, pastores y agricultores, agua y aceite, que habían quedado repartidos en ambos Estados. Lo mismo que juntar la Tripolitania con la Cirenaica para formar un engendro llamado Libia, en consentir que Marruecos absorbiese a los rifeños o a los saharauis, o un Iraq dividido en dos grandes grupos étnicos, kurdos y árabes, y éstos a su vez en dos comunidades religiosas, shiís y sunís.

Lo divertido de todo esta historia, y que aclara mucho el asunto sobre la necesidad que tiene el ser humano de construirse referencias para ubicarse en el mundo, es que estos nuevos Estados artificialmente creados consiguen desarrollar un nacionalismo propio. Lo cual es especialmente absurdo, porque no sólo su objeto, su patria, es una creación europea; es que la misma idea de nacionalismo es también un invento europeo. Y, a nuestra semejanza, se cuadran y emocionan con un trapo de colores de proporciones europeas e interpretan un himno, en vez de reflejar su tradición musical, imita la europea. Un ejemplo muy característico, el himno brasileño, ridículo chimchimpún que tiene que ver con la cultura brasileña lo que un par de manoplas (y con todo, es mucho mejor que la mamarrachada del himno gallego, por otra parte muy propia de un pueblo de acomplejados).

Incluso en países que aún conservan un fuerte sustrato indígena, con venerables tradiciones culturales como la quechua, la guaraní, la aymara…se abandonan estas raíces para definir a un pueblo y se respeta la división que un grupo de españoles creó para mejor domeñarlos y gobernarlos, sin atender a las divisiones étnicas que había mucho antes de que los blanquitos llegaran y contaminaran el Nuevo Mundo. ¿Qué cojones es Bolivia? ¿Perú? ¿Venezuela?

Y, para mayor absurdo, usan la creación de los europeos como seña de identidad (pero también de pérdida de identidad, al no tener una cultura común) para enfrentarse a ellos! El nacionalismo de los angoleños por una división administrativa impuesta por los colonizadores portugueses, uniendo a tribus cada una de su padre y de su madre, en su lucha anticolonialista.

¿No es deliciosamente estúpido, ridículo el ser humano? Si sostengo que España no existe (como grupo social con características étnicas diferenciadas, es decir, como país, evidentemente sí como entidad administrativa, esto es, como Estado), y me dan arcadas cuando veo un pelotón de garrulos rendir reverencia a un trapo que representa sólo una construcción arbitraria, como arbitraria es la suerte en la guerra que determinaron las posesiones de un linaje; y sus fronteras, que es una realidad contigente, una pura construcción social como todos los Dioses habidos y por haber, el dinero, el pudor…sin ningún reflejo en la realidad material, sin ningún soporte social que la justifique (ya que no fue construida de forma democrática, preguntando a los pueblos si deseaban ser dominados por uno u otro señor, o por ninguno, ser asociados a uno u otro pedazo de tierra).

¿Qué puedo entonces pensar cuando veo a la soldadesca de estos nuevos Estados, porque un siglo, dos o tres no es nada en términos históricos, emocionándose ante un trapo con un esquema de colores escogido entre los que iban quedando libres, y que no significa radicalmente NADA? Si España no existe, como ente sociológico, la inmensa mayoría de Estados del mundo son una completa aberración etnográfica, dando por buenas las fronteras coloniales, alteradas aquí y allá por las armas o los acuerdos entre las potencias coloniales para repartirse la tarta, sin insistimos ninguna homogeneidad cultural que aconseje trazar por ahí la raya.

Emocionarse ante una división administrativa (como una comunidad de vecinos, polígono de una concentración parcelaria, ayuntamiento, o provincia) es ridículo, pero es evidente la necesidad que tiene el gregario mono pelado que somos de sentirse partícipe de algo más grande, como reflejo de su propia futilidad.

Cuando veo esa exaltación patriótica hacia esos Estados recién salidos del cascarón, me imagino a un grupo de indígenas adorando un totem de burdo plástico, aún con la etiqueta con el código de barras, que les han traído los exploradores europeos para tenerlos ocupados. Y, en cuanto se dan la vuelta, postrándose ante su nuevo Dios, le piden al ídolo de plástico que les ayude a expulsar a los blanquitos, e incluso esta adoración les da ánimos para hacerlo.

Realmente, el ser humano, es ridículo, patético. Milenios de civilización y seguimos siendo poco más que unos simios muy mañosos gracias a nuestro pulgar oponible.

¡VIVA HONDURAS!

14 comentarios »

  1. Esmoleiro grazas por facernos cavilar. ainda que non e exactamente asi. Os simbolos cumplen unha funcion importantisima. Gustennos ou non.
    Simbolos son estos grafos por exemplo. 😉

    Comentarios por Ramon Naveira — 29 julio 2015 @ 8:28 | Responder

    • Boas, Ramón!

      Os símbolos poden cumplir unha función importantísima (os operadores matemáticos, serían outro exemplo) ou unha función abxecta (por exemplo, a cruz gamada no imaxinario nazi). Do mesmo modo, poden ser poderosos e recoñecidos por todo o mundo (como a mamarrachada da bandeira galega, que tivo que trocar o deseño porque o orixinal xa estaba collido), ou poden ser uns perfectos descoñecidos para o común da xente (por exemplo, o operador nabla).

      O que persiguen moitas relixións (agás as anicónicas, como a relixión hebrea ou a musulmana) é identificar o significante co significado: a estatua de Palas Atenea, o Virxe do Santo Prepucio sacada en procesión o tal bandeira que bicar ou himno que conmover.

      Adorar un pano de cores é sinxelo: a nada obriga, e cada un pode enchelo daquelas cualidades positivas que queira para emocionarse. Por iso o patriotismo é unha relixión con tantos fiéis. A min, as entidades administrativas importanme tres carallos, o importante son as culturas. Propoño un exemplo ¿Cantos dos que mexan a cotío pola cultura galega, se lles preguntas, sinten afección por o termo «Galicia» e os seus símbolos? Tan galegos como o que máis, dirán, aínda que de feito, rexeitaron a cultura galega até o punto de que lles é tan allea como podería ser a un murciano. Eu teño escoitado xente que, nacendo e pasando toda a súa vida aquí non sabe o que é a Santa Compaña, ou que se lles contas o que levan as filloas torcen o xesto de noxo…pero que o mesmo tempo ofenderíanse se alguén lles dixera que non son galegos. E certamente non o son, xa que non participan dese conxunto de símbolos que serven para entender a realidade 😉 que é a cultura galega.

      Veña, un saúdo. Seica imos ter un pouco de acougo despois de tanto sol! 🙂

      Comentarios por Mendigo — 29 julio 2015 @ 11:41 | Responder

    • Y los símbolos nacionales también son importantísimos, para manipular a la gente que no piensa.

      Comentarios por Pablo — 30 julio 2015 @ 7:05 | Responder

  2. Cualquier construcción nacional es una entelequia, una construcción artificial. Yo tengo más en común con un progresista catalán que con un pepero de mi tierra. De Martín H aprendí que la patria real es tu tribu, el resto pamplinas. Por cierto, una página interesante:
    http://phx.corporate-ir.net/phoenix.zhtml?c=79687&p=irol-rigcountsoverview
    De un año a esta parte se han cerrado 1007 pozos de fracking en los EUA, quedan 867. Esto está que peta.

    Comentarios por Pablo — 30 julio 2015 @ 7:04 | Responder

    • Mira, si de $120 bajamos a $55, es normal que los campos con costes mayores de extracción cierren. No veo qué tiene de particular. La cuestión es que la tecnología está ahí, y cuando el barril vuelva por encima de los $100 (y algún día llegará, eso seguro, ahora bien no tengo ni idea si dentro de un año o de diez), desgraciadamente, volverán a ponerse en funcionamiento. De hecho, los costes del fracking no han dejado de bajar y seguramente seguirán haciéndolo, así que la barrera de rentabilidad seguirá bajando.

      Venga, dejemos por un post de lado lo del decrecentismo, fale?

      Lo de que cualquier nación es una entelequia…bueno, sí, claro, es un concepto sin identificación directa con la realidad. Pero hay conceptos vacíos (como España), y otros que sí que tienen entidad (como el pueblo kurdo, por poner un ejemplo).

      No se trata de ser más o menos similar a otra persona, que en eso estoy de acuerdo. Mira, yo puedo tener mucha mayor afinidad personal con un fulano de las antípodas, que con el cretino de mi vecino. Pero no se trata de llevarnos bien o mal, estamos hablando de compartir una cultura. Por ejemplo, tengo un amigo chino llamado Yi. Mientras yo como con pan, Yi usa el arroz como base de su comida. No por eso nos vamos a llevar mal, claro está, pero lo que te quiero decir es que comparto con el cretino de mi vecino la costumbre de comer con pan, comparto un idioma, y todo un mundo de referencias culturales. Por ejemplo, para mí y para el cretino de mi vecino, el negro es el color de luto. Para mi amigo Yi, es el blanco. Y eso se debe a que tenemos culturas diferentes, por mucho que prefiera compartir una cerveza con Yi que con el cretino de mi vecino.

      Me explico mejor?

      Por eso, que sea una construcción artificial (como todo concepto), no es una construcción arbitraria. Existe una cultura, que es la gallega, diferenciada de la castellana, la andaluza o la normanda. También el operador suma es una construcción artificial, no existe en la naturaleza y, sin embargo, se sigue verificando que 2 + 2 = 4 (y se necesita una corte en Madriz, dos dictaduras y un ímprobo esfuerzo mediático para convencernos de que es 5). 😉

      Un saludo!

      Comentarios por Mendigo — 31 julio 2015 @ 15:35 | Responder

  3. Aculturalizacion,asimilacion e alofonia e o proceso non so galaico , senon universal. Pra poder resistir o universo cero e a cultura e a diferenciacion, ben seña linguistical,cultural,politica, administrativa, financieira. E os simbolos son necesarios. Ainda que plantexes un nacionalismo cultural compre un politico,economico,etc. Os pobos que resisten son os que ademais do simbolico-cultural teñen o politico. E tal e como van as cousas e a unica resistencia posible.Cando te das unha volta polo mundo decataste de que o problema e global, da igual que estes en Shangai , Lima, ou Burdeos , o mundo queren que seña… chan, e a piques estan de conseguilo.
    Quedas emprazado a rede social mais vella do mundo: o bar. 🙂

    Comentarios por Ramon Naveira — 30 julio 2015 @ 7:07 | Responder

    • Eu niso non teño dúbida. Para salvar o acervo cultural galego, cómpre necesariamente o respaldo político dun Estado independente.

      Tampouco é cuestión de salientar as diferenzas; basta con non negalas e pasarlles por riba coa apisonadora mediática.

      Comentarios por Mendigo — 31 julio 2015 @ 15:21 | Responder

  4. Basta con que una sola generación lo crea, por muy falsamente montado que sea la nación, para que la nación ya exista, solo por el hecho de quererlo. Y más aún después de ganar un mundial de fútbol. Es lo que tiene ser borrego.

    Comentarios por Pablo — 30 julio 2015 @ 7:08 | Responder

    • o problema non son as nacions senon o uso que se fai delas. como todo instrumento pode ser usar pra cousas boas ou malas. coma a linguaxe, as drogas, a tecnoloxia,etc. contruccion artificial e a linguaxe ou os simbolos e ninguen dubida da sua funcionalidade. outra cousa e cando todo elo esta a prol i en beneficio unico dun pensamento unico. interesan sociedades alienadas e individualizadas que son domeñadas sistematicamente.a dia de hoxe a unica resistencia que ten a sociedade e a cultura. e guste ou non inclusive as ideas de nacions ou relixions. de todos xeitos Mendigo and cia. hai que aproveitar qiue ainda o delito de pensamento distinto ainda non esta tipificado como delito. pouco nos queda. despois de apoloxia do terrorismo, negacionismo, sexistmo, ofesnsas a bandeira, corpos, subcorpos,etc…. en breve estaran ahi.

      incitacion ao pensamento distinto, apoloxia do pensamento, incitacion ao pensamento intelixente…. como lle chamaran?
      eso si podes tirar un barco con petroleo, meter un almacen nuclear, vender toda-las armas de destruccion masiva, espiar toda-las comunicacions, privatizar todo-los bens publicos,ser unha organizacion relixioxo-terrorista que non pasa nada … sedundo quen veñas sendo claro esta.

      saude e adiante

      Comentarios por Ramon Naveira — 30 julio 2015 @ 14:59 | Responder

      • Boas, Ramón.

        Como a cotío, empezo polo final: non cabe a comparación do Prestige con Villardecañas. Se o verquido tivo un impacto aínda constatable na costa dente as Rías Baixas até Arcachon, un ATC non ten por qué tes ningún impacto sobre o medio natural (se está ben feito, por iso cómpre facer eses estudos xeolóxicos). Sexamos serios.

        O da nación como instrumento…pode ser. É como o xugo que se lle puña os bois para que turrasen na mesma dirección. Certamente, unha sociedade embebida da idea de nación pode facer máis forza, ou máis ben que esa forza sexa máis efectiva. O malo é que, para que toda a sociedade acorde en facer forza nunha mesma dirección, históricamente adoita ser contra algo: un inimigo común. ¿Cando se excita a idea de nación, de patria, e reclámase a unidade do pobo para acadar un inimigo común? Na guerra. Agora non se me ocorre outro caso, de feito.

        Segundo entendo eu o concepto de nación (e ten moito que falar, a definición e deslinde de todos eses conceptos, nación, patria, país e Estado), ten moito que ver coa sociedade alienada da que ti falas. Unha sociedade na que todos pensan o mesmo ou sinten o mesmo, a lo menos respecto o inimigo externo ou interno (necesario para construir esa nación, lendo o poema de Pondal que da letra o himno enténdese moi ben este punto).

        Desconfío dese xugo. Agora ben, tamén moitas veces teño dito que estou convencido que unha sociedade galega que acadara a independencia, ó verse dona do seu destino, daría o mellor de sí mesma. E isto tamén ten que ver coa idea de nación, de patriotismo entendido como amor polo que temos en común (por exemplo, se sei dalgún caso de corrupción, non miro para outro lado e poño unha denuncia, porque está facendo dano o conxunto da sociedade). Aínda que máis que patriotismo, eu prefiro chamarlle a iso conciencia cidadá. Pero todo son palabras, é dicir, símbolos…

        😉

        O primeiro paso sería chegar a un convenio sobre o código a emplear, é dicir, os significados. O diccionario non axuda moito.

        Comentarios por Mendigo — 31 julio 2015 @ 15:10 | Responder

    • Pablo: «Basta con que una sola generación lo crea […] para que la nación ya exista, solo por el hecho de quererlo.» –> Exacto. Para ejemplo paradigmático, los USA.

      Pero no es por quererlo, sino por creerlo, por considerarla así.

      Comentarios por Mendigo — 31 julio 2015 @ 14:49 | Responder

  5. o curioso e que o expoliado nin sequer e consciente de que esta sendo expoliado. os nenos que nacen na carcere consideran iso natural. como e natural a uña de gato galaica. o eucalipto galaico. a serralla galaica…etc por poñer un exemplo autoctono.
    idem pra as xeracions vindeiras con ideas prohibidas, cancions prohibidas, escritos prohibidos, etc. sera o natural vivir nunha carcere como e natural pra un peixe criado en cautividade a sua peixeira.
    e ata que punto e lexitimo a inmolacion persoal cando a xente e feliz coa libertade de consumir… moi probablemente a casi todos os que leen este blogue ou similares non teñan moito problema, cando os que realmente si os teñen non teñen nin capacidade pra saber que os teñen, e son condicionados por unha suposta mala sorte…. e o que ter non saber nin querer saber.

    este post esta tipificado como delito de apoloxia do pensamento.

    Comentarios por Ramom — 30 julio 2015 @ 16:13 | Responder

    • Moi de acordo. A primeira liberdade, e a de imaxinarse que se pode ser libre, que hai outros camiños, outros mundos.

      O que comentas, lémbrame un tema que me queima as entrañas: xente que ven a Galiza e pensa que o resultado dos sucesivos lumes (tralo aproveitamente gandeiro de séculos), o monte pelado, é o seu estado natural.

      Ou os que pensan que o piñeiro do país (pinus pinaster, árbore de orixe meditarránea traído a Galiza no XIX para sustituir os bosques de Quercus que ían servindo para facer cuadernas de barcos, travesas de ferrocarril ou trabes de casas), son realmente «do país». Que o nome do himno galego sexa o da árbore invasora que mudou os ecosistemas terrestres galegos é para botarse a chorar.

      Comentarios por Mendigo — 31 julio 2015 @ 15:17 | Responder

  6. Añado un par de propuestas para adaptar las fronteras en el Medio Oriente a la realidad étnica y religiosa del lugar:

    La de Ralph Peters:

    Y la otra, del NYT: How 5 Countries Could Become 14

    Comentarios por Mendigo — 18 agosto 2015 @ 21:19 | Responder


RSS feed for comments on this post. TrackBack URI