La mirada del mendigo

23 mayo 2016

Zineb

Filed under: Religión — Nadir @ 22:54

El otro día subí una viñeta de The Atheist Pig que daba en el clavo: hay una serie de imbéciles que están tan aterrorizados de que alguien los pueda considerar racistas, que evitan cualquier crítica al Islam. Son la banda de «El Islam, esa religión de paz». Normalmente, son los mismos imbéciles que compran el pack progre al completo, que si banca ética, comercio justo, animalismo, veganismo y homeopatía.

Si alguno de estos imbéciles llega a leer esto, que sepa que llevar la contraria a una persona de otra raza diferente de la caucásica no es ser racista. De hecho, esa estúpida reelaboración del mito del buen salvaje, por el cual los negritos son buenos porque no están contaminados de la malicia del hombre blanco, es precisamente de un paternalismo nauseabundo de origen inequívocamente supremacista. Por ejemplo, al explicar la guerra abierta en Siria e Iraq, sólo considera a esa gente como marionetas del malvado (porque inteligente) hombre blanco, engañadas por éste para masacrarse mutuamente, sin reconocer en el pueblo sirio capacidad de iniciativa o autonomía intelectual. Paupérrimo análisis pero muy de moda entre los que se tricotan sus propios jerseys.

Pues no, señores. Racismo es la discriminación por motivos raciales, y lo contrario al racismo no es pensar que todos los negritos son buenos. No, el 99% de los negros son unos hijos de puta, igual que el 99% de los blancos, de los asiáticos, de los polinesios y de cualquier grupo humano que cojamos. Porque la antítesis del racismo es precisamente ignorar los caracteres raciales. No importa el color de tu piel: si eres gilipollas, lo eres así te pintes de verde manzana.

¡Ah! Y el 99% de las mujeres son imbéciles integrales, pues sin duda no es patrimonio masculino. Tampoco nos olvidemos del sexismo o discriminación por caracteres sexuales.

Por lo tanto, la bondad o error de un razonamiento no se cifra en la proporción de melanina o estrógenos de quien la enuncia o defiende, sino exclusivamente en el nivel intelectual y ético de esa idea. Expuesto de otra forma, quien siente aversión por la sotana de un cura del Opus, pero babea por el tufo aún más reaccionario de la chilaba de un imán o la túnica de un brahmán, ése es un racista (además de un imbécil).

Lo contrario al racismo es preguntarse qué interés pedagógico puede tener que a una niña de 14 tacos, le digan en clase que no debe enrollarse con el chico que le gusta de la clase de al lado porque será una prostituta. Que no debe vestirse como sus amigas sino con decencia/modestia, ni salir con ellas a la calle sino quedarse en casa rezándole a su amigo invisible para que le ayude a no acabar convertida en una pequeña prostituta como ellas.

Y para alguien que no es racista, le da igual el color de la tez o el atuendo de quien defiende esa basura patriarcal castrante: se opone a ella. El racista discrimina y, según sea el emisor, emite el juicio. Y si además de no ser racista, se tiene algo más que serrín en la mollera, uno se preocupa por las dificultades de integración que podría tener esa hipotética niña especialmente si, además, es hija de inmigrantes. Y empezar a reflexionar cómo la religión supone un obstáculo para la integración de los inmigrantes, especialmente tratándose de religiones con una narrativa que enfrenta el «nosotros» al «ellos» (en realidad, todas las que yo conozca, pero ninguna hace tanto hincapié en el sectarismo como la paletada islámica).

Esperad que me relama un poco, disfrutando de ser tan políticamente incorrecto.

Toda esta entradilla era para presentaros a otra de mis divas (como veis, me gustan las mujeres duras, fuertes, valientes, inteligentes… e irreverentes, verdaderos coños insumisos). Ya la había traído a colación en alguna que otra ocasión, con motivo de este artículo: Filántropos y fascistas (muy recomendable).

zineb

Os presento a Zineb El Rhazoui. Lo suyo ya no sé si es valentía o tozudez de mula, pero repasando su biografía hay que reconocer su empeño en tocarle los huevos al núcleo reaccionario monárquico-religioso marroquí, ganando muchas papeletas para acabar mal. Desde la convocatoria para des-ayunar en el Ramadán a decirle claramente al Cerdito VI que su hijo no reinará jamás. Por mucho menos, a muchos súbditos marroquíes no se les ha vuelto a ver con vida. Probablemente, tener la doble nacionalidad francesa la ha ayudado un poquito… con los esbirros del régimen, pero eso les importa un bledo a los barbudos.

Bueno, pues hoy os quiero traer otro de sus artículos. Por si no lo sabéis, Zineb trabajó durante años en el Charlie Hebdo (se libró por casualidad del atentado, por estar volviendo en ese momento de Casablanca) y es en esta colaboración que se circunscribe esta columna, que es respuesta de otra escrita por otro ex-Charlie: Olivier Cyran.

La respuesta en el mismo medio: Si Charlie Hebdo est raciste, alors je le suis.

Os copio la traducción al castellano de su réplica, muy en su estilo, dulce como cáscara de naranja. Cuando escribió esta columna, obviamente, Charb, Wolinski, Tignous… aún seguían vivos.

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El pasado 5 de diciembre [de 2013], me enteré por la prensa de que sufro de un terrible mal. El diagnóstico, realizado por Olivier Cyran en las páginas de la web Article 11, no admite recurso: soy racista. Dado que tengo la nacionalidad francesa, me he esforzado para averiguar, lo más rápido que pude, antes de que este mal me siga devorando, cuáles son las razas susceptibles de estimular mis anticuerpos de mujer blanca.

Desde luego, mis sospechas se han dirigido hacia los descendientes de esas hordas exóticas de los que dicen que invaden la Galia para comer nuestro pan, mi pan. ¿Los chinos y derivados? No constan quejas asiáticas contra mi persona, en este sentido. ¿Los negros de África y otras partes? Da la casualidad que justamente éste es el color del hombre que amo. ¿Los indios? Creo que alguno también se encuentra en mi palmarés amoroso. ¿Los bebedores de vodka? Acabo de venir de un año en el exilio esloveno y no tengo precisamente el recuerdo de haber sido alérgica al encanto eslavo. Así que ¿quién? ¿Los ‘white’, los blancos? No me atrevería tampoco a pensar que Olivier Cyran pueda ser un defensor de la teoría del “racismo antiblancos”.

No. Apenas empezada la lectura de su columna, me tranquilicé al ver que su diagnóstico era mucho más preciso: mi racismo, gracias a Dios (se joda), sólo se dirige contra los musulmanes, y resulta que he pillado este peligroso síndrome en la redacción de Charlie Hebdo. Es decir, una enfermedad profesional. Dado que el propio Olivier Cyran es también uno de los antiguos de la casa, aunque no haya tenido nunca el placer de encontrármelo, al haber tenido él la suerte y, según dice él, los huevos de pirarse antes de que la infección se propagase en la revista, he decidido responderle hablándole de tú, dado que los colegas de Charlie siempre nos tuteamos.

Olivier, tú partes del postulado de que los musulmanes, de Azerbaiyán, de Bosnia, de Malasia, de Egipto o de Burkina, representan un conjunto que se pueda llamar “raza”. Pues mira, da la casualidad de que es la raza a la que pertenezco yo. ¿Soy atea y lo reivindico? Eso no importa, porque tú no nos preguntas lo que pensamos, tú hablas de racismo, es decir de una raza. No nos andemos con rodeos, porque no dudo ni un segundo de que, al igual que yo, tú sepas perfectamente distinguir una religión y una raza. Si tu cometes ese horror de amalgama, es porque recuperas, por tu cuenta y riesgo, un atajo sociológico que encuentra su origen en la demografía francesa: nuestros musulmanes, los de aquí, son casi siempre lo que se llama “árabes”. Ahí entiendo un poco por qué hablas de racismo.

Pero seamos precisos, de todas formas: no son árabes de Líbano, a los que uno se encuentra raramente en el barrio, ni son de la minoría árabe ahwaz perseguida en Irán, de la que nadie ha oído hablar en Francia, y mucho menos son los árabes de Qatar que dejan su dinero en Louis Voutton-Moët-Hennessy.

No, tú hablas más bien de los “árabes” de África del Norte, y resulta que también es precisamente esa “raza” la que me ha engendrado. Por cierto, sólo para tu información, que sepas que estos “árabes” a menudo no son tales. Los más cultos de Francia saben que son bereberes, palabra de origen griego, ‘barbarus’, que describe a nosotros, los amazigh o imazighen, ‘hombres libres’ como nos gusta definirnos. De manera que estoy triplemente legitimada para disipar la confusión manifiesta que demuestras cuando identificas a lo que pretendes defender: la raza musulmana.

Musulmán eres y serás…
Entre los individuos a los que asignas esa categoría racial hay ateos militantes, como yo, por supuesto laica. Hay ateos que se ocupan de otros asuntos, y que también son laicos. Hay ateos a los que les gusta Charlie Hebdo y lo apoyan, a otros les gusta menos o no les gusta nada. Hay agnósticos, hay escépticos, hay librepensadores, teístas, también laicos. Hay creyentes no practicantes, pero políticamente islamistas, hay practicantes laicos, o incluso hay quien no tiene opinión, y ninguno sufre cada día a causa de Charlie Hebdo. Hay conversos al cristianismo (¡mira tú qué laicos!) porque han sufrido los tormentos de la teocracia en sus países de origen. Y finalmente los hay integristas, islamistas militantes, defensores de una identidad definida en primer lugar por la religión. Y son ellos a los que tú has elegido defender.

Son ellos quienes, obligados por la laicidad, no tienen más opción que poner el grito en el cielo por el racismo, con lágrimas en los ojos y la mano en el corazón, bajo el pretexto de que su “sentimiento religioso” ha sido pisoteado por un dibujo de Charlie. Entre ellos vas a encontrar a muchos que reivindican la laicidad en Francia, pero votan a Ennahda en Túnez, que hacen sus compras en las carnicerías halal de París, pero armarían un escándalo si algún colgado quisiera abrir una charcutería en Yidda. Que se indignan cuando una guardería despide a una empleada con velo, pero que se callan cuando un familiar obliga a su hija a llevar el velo. Son una minoría, pero son el estándar que tú has elegido para homologar la identidad de todos nosotros.

Basta de generalidades que no creo que haga falta recordar a un hombre de la pluma. Si he cogido la mía para responderte no es sólo para defenderme contra la acusación de ser racista, sino sobre todo porque en toda mi vida de periodista, raramente me ha afectado una columna tanto como la tuya. Si permites a una “árabe” que exprese ella misma sus aflicciones, deja que te diga que tu discurso es incluso lo más refinado que existe en materia de racismo en Francia. Poca gente hoy día se arriesga a gritar en público “¡Moros raus!” [¡árabes fuera!] Si un extremista lo hiciera, se vería inmediatamente abucheado por ti, por mí y por una mayoría de los franceses.

Para empezar, tú citas a Bernard Maris, Catherine, Charb, Fourest… ¿y yo? ¿Y yo qué? Has preferido callar mi nombre, aunque son precisamente mis artículos que destacas como peligrosamente “islamófobos”, es decir, según tú, necesariamente racistas. Francamente, me he preguntado por qué, y sólo veo dos opciones. Una es que te daba vergüenza explicar a los detractores de Charlie Hebdo (que sólo pueden aceptar tu razonamientos si no leen esta revista) que la autora de las sandeces racistas forma parte precisamente de la raza musulmana. Otra sería que simplemente no has considerado mi persona digna de ser citada, porque en una gacetilla de fachas como Charlie, yo sólo puedo ser la criada árabe. A mí me habrían contratado para que les haga de coartada, para que Charlie tenga su cuota de diversidad, pero no se te ocurre pensar que yo me haya podido integrar al equipo simplemente por las mismas razones que tú, unos años antes.

A un Olivier se le contrata necesariamente por sus cualidades profesionales, a una Zineb, en cambio, sólo se le contrata por discriminación positiva. Salvo que me hayas “salvado” porque conmigo no tenías que ajustar ninguna cuenta personal, a diferencia de gran parte de tus antiguos colegas. En ese caso, les pediría a los lectores que busquen los motivos de tu columna en otro lugar, no en el debate de ideas.

Racismo por omisión
Una Zineb que escupe al islam, esto es demasiado para ti ¿verdad? Eso te desconcierta tanto que tú has preferido no citarme para no introducir la duda respecto a la veracidad del proceso de racismo al que nos sometes a los periodistas de Charlie. Si la expresión “escupir al islam” te choca, permíteme que también te responda ahí. ¿Por qué demonios un “blanco” que escupe al cristianismo es un anticlerical, pero una árabe que escupe al islam es una enajenada, una coartada, una árabe de cuota, una incoherencia que más vale ni siquiera citar? ¿Por qué?

¿Crees que la gente de mi raza y yo misma seamos congénitamente herméticas ante las ideas, compartidas universalmente, del ateísmo y el anticlericalismo? ¿O piensas que, a diferencia de otros pueblos, nuestra identidad se estructura únicamente a través de la religión? ¿Qué queda de un árabe si ya no tiene el islam? Según tú, parece, la gente como yo somos una especie de desertores del Corán, de traidores tan profundamente corroídos por el complejo racial que sólo alimentan una pena, la de no ser blancos.

Pero mi interacción con los musulmanes y los árabes no arranca con las marchas antirracistas de los ochenta. Soy lo que se dice del ‘bled‘, nacida en Marruecos de un padre indígena y una madre francesa. Es allí donde me escolaricé y donde empecé a ejercer el oficio de periodista en un semanario que fue cerrado por el régimen en 2010. Mis colegas del ‘bled’ te podrán explicar cómo el Estado policial de Marruecos, que tenía otras cuentas que ajustar con nosotros, organizó en 2006 una falsa manifestación islamista debajo de la redacción del Journal Hebdo, acusado de haber publicado las caricaturas de Charlie.

Te informo también que tu columna en Artículo 11 ha sido republicada por varias webs marroquíes, las mismas webs que jamás se atreverían a meter la nariz en un asunto de corrupción que implique al rey, por ejemplo. No te voy a ocultar que con este texto habrás hecho no sólo las delicias de los islamistas, sino también las de la dictadura marroquí que me ha empujado a mí y a varios de mis compañeros al exilio, pero que continúa hostigándonos, a nosotros, periodistas independientes, como traidores a la nación, como secuaces de potencias extranjeras hostiles a Marruecos o incluso al islam.

Una columna como la tuya vale su peso en oro para los de la secreta del Majzén, que hace unos meses metió un “dossier” dedicado a Charlie en un periódico amarillista de Casablanca. Ahí nos enteramos, por ejemplo, que el ataque contra nuestra redacción con cócteles molotov en noviembre de 2011 era fingido para estafar al seguro, y que Charb conduce un ferrari gracias a la pasta que nos levantamos. No sé si has hablado con él desde que te fuiste de la revista, pero que sepas que aún no ha conseguido sacarse el carné de conducir. En otro artículo marroquí sobre Charlie me he enterado de que a mí me contrataron por haberme acostado con Caroline Fourest y que mis reportajes están financiados por los servicios secretos argelinos, españoles e israelíes. Es evidente: a una mora realmente no se le puede contratar por los mismos motivos que a un Olivier.

Ya sé, compañero, que tú no tienes nada que ver con esa gentuza de periodistas que sirven a la dictadura de Mohammed VI, pero te quería mostrar simplemente a quién le das gusto, si mis artículos sobre el islam le dan gusto, de paso, a algunos miembros del Frente Nacional.

Verás, Olivier, yo, una chica del ‘bled’, nacida en el ‘bled’, a la que le han asignado, sin comerlo ni beberlo, una casilla de religión -y no sólo se la has asignado tú, sino sobre todo un Estado teocrático que no me permite elegir mi fe y que rige mi estatus personal por leyes religiosas- yo me he preguntado siempre por qué unos chicos como tú se tumban delante de la propaganda islamista. A mí, las leyes de mi país no me dan ni la cuarta parte de los derechos que tú has adquirido al nacer, y si a mí me agrediera o violara un barbudo en una calle de Casablanca, como me han prometido hacer en cientos de correos – que la policía marroquí nunca se ha querido tomar en serio – , las web que han publicado tu columna dirían con certeza que me lo he buscado, porque no respeto el islam.

Y tú, aquí, en Francia, en un Estado laico, tú nos machacas sin cesar con todo el peso de ese discurso moralista según el cual se debe “respetar el islam”, tal y como lo reclaman los islamistas que nunca se preguntan si el islam respeta a otras religiones, si respeta, simplemente, a otros. ¿Por qué debería yo respetar el islam? ¿Me respeta él a mí? El día que el islam muestre un poco de estima, por poquita que sea, por las mujeres, primero, y por los librepensadores, luego, te prometo que modificaré mi postura.

¿El FN? Ni idea.
Es para ver ese día que lucho junto a todos los ateos de Marruecos, Túnez, Egipto o Palestina, y no para darle gusto al Frente Nacional, como aseguras en tu columna. Porque, créeme, muchos ateos virulentos del mundo árabe, tan virulentos que pasan temporadas regulares en chirona por blasfemia, nunca han oído hablar de Marine Le Pen, y se lo pasan por el forro si su discurso le gusta a la extrema derecha francesa, porque están ocupados en combatir la suya propia: el islamismo.

Si tú nos lo permites, nosotros, “islamófobos” de raza musulmana, pensamos que para la emancipación de nuestras sociedades será imprescindible liberarse del yugo de la religión de Estado. Como el islam es religión estatal más o menos en todos los países llamados árabes, ahí encontrarás también una fuerte oposición a la teocracia, que se alimenta tanto del concepto universal de la separación de poderes como del escepticismo y el análisis de las fuentes islámicas. Nos permitimos prácticamente todo, como por ejemplo que Mahoma, e incluso Alá, no son irrepresentables. La caricatura, la parodia de los versículos coránicos o los hadithes… basta con darse una vuelta por nuestros foros para ver que Charlie no es un precursor en esta materia.

Hay que entendernos porque, verás, siglos después de morir, Mahoma aún nos impone su ley. Es de alguna forma el jefe de Estado perpetuo de esa ‘umma’ que nos ha privado de la libertad de pensar, o que me prohíbe a mí, por ejemplo, heredar la misma cantidad que mis hermanos o incluso casarme con el hombre que elija. Por qué quieres tú, tú el contestatario, que un hombre con tanto poder se sitúe fuera del alcance de la crítica? Y cuando te hablo de leyes no me estoy refiriendo a unos obsoletos versos del Corán, sino al derecho que se está aplicando en nuestros países, al código civil que rige nuestros matrimonios, divorcios, herencias, tutela de los hijos etcétera.

Sí, es Mahoma, en nombre de Alá, quien decide sobre esto, y no las personas libres, iguales a ti. Por todas estas razones, permíteme decirte que no serán los representantes del culto islámico en Europa, cuya palabrería sobre el “respeto al islam” ratificas y que aprovechan muy bien las delicias de la laicidad, ellos sí, quienes van a fijar los límites de nuestra libertad de expresión.

No te confundas, Olivier: el antirracismo está del lado de Charlie Hebdo, que abre sus páginas a gente como yo, que no se pueden expresar en su país, bajo pena de prisión o de agresión, y no del tuyo, que está de acuerdo en entregar toda la “raza musulmana” a su clero autoproclamado. Charlie es consciente del hervor intelectual e ideológico que anima el mundo musulmán; ha comprendido que allí se está librando una guerra entre la libertad y la dictadura político-islamista, ya date de antes de la primavera árabe o de después, y Charlie ha simplemente elegido su bando: el nuestro, el suyo, el de los anticlericales. Si la blasfemia es un derecho adquirido por los herederos de la civilización cristiana, ¿por qué se lo niegas a los musulmanes? ¿Por que un Estado islámico es aceptable en Túnez o en Egipto pero no en Francia? ¿No es eso racismo?

Juicio por racismo, o el arte de ponerle sordina a la crítica
No tengo intención de atribuirte este análisis, porque aunque se deriva en toda lógica de tu lectura, no iré al punto de decir que tú estarías de acuerdo. He intentado poner de relieve las razones que te han puesto contra este escollo, y las encuentro también en otro atajo que sirve de fundamento a tu razonamiento: “Poco me importan el velo, los tacones altos o incluso las camisetas Carnaïeu made in Bangladesh, si la persona debajo, encima o dentro merece respeto”, dices en tu columna. La honrosa intención filantrópica que muestras desafortunadamente hace una amalgama entre la crítica de las ideas y la de las personas.

¿Hay que recordar que el fundamento de toda retórica sana es que no se haga nunca un argumento ad hominem? Y viceversa: detestar una idea nunca debe llevar a personificarla. Criticar el velo no es lo mismo que humillar a cualquier mujer velada, al igual que criticar el islam no es lo mismo que abuchear a todo musulmán. Las mujeres veladas de mi familia son menos susceptibles en este aspecto. Aunque yo no oculto mi aversión contra el trozo de tela que ellas llevan en la cabeza, ellas han comprendido que esto no reduce en nada el afecto y el respeto que les pueda tener – o no tener – por motivos simplemente humanos.

Al hacer este atajo, tú vuelves a apropiarte, una vez más, de los argumentos de los perros guardianes de la islamofobia. Al no tener a su disposición las leyes canónicas que les sirven como herramienta de poder en los países musulmanes, ellos se agarran a las leyes antirracistas de Francia para acallar a los detractores de sus creencias. Se vuelven locos para hacernos confesar que criticar el velo es lo mismo que negar la dignidad de quienes lo llevan, y que por eso es racismo. Criticar Mahoma es humillar a cada musulmán a título individual, así que es racismo. Esta es su ecuación, y tú, Olivier, has mordido este anzuelo.

Yo no. Porque el espectro del racismo que tú temes, mientras armas las tesis de la extrema derecha islámica y tiras piedras a tus antiguos colegas para librarte de toda sospecha, ese espectro, yo no lo temo. Es tan absurdo suponer que yo sea racista que incluso tú has preferido censurar mi nombre en tu columna, mientras que sí citas a los demás. A mí, como árabe, cuyo nombre has preferido no citar, me parece racista tu texto, porque me obligas a mí, a la árabe, a defender a mis compañeros blancos. ¿Por qué tengo yo más legitimidad que ellos para expresar estas ideas? ¿Por qué tu columna me exige recordarte mi nombre y mi identidad? Te invito a reflexionar sobre esto.

Me niegas el derecho de criticar la religión que he estudiado como materia obligatoria en la escuela, desde la guardería hasta el bachillerato y que todavía hoy me prohíbe alquilar la misma habitación de hotel que mi chico cuando quiero pasar un finde en Marrakech, bajo el pretexto de que no tenemos un acto de fornicación legal firmado por Mahoma. Mientras, mis colegas de Charlie deberán limitarse directamente a cerrar el pico o dibujar abetos de navidad cada vez que les dé por querer criticar la dictadura del islam, bajo el pretexto de que ellos son blancos. Bonita definición de antirracismo.

Si no has leído nada más que Malek Chebel, porque es él el defensor más popular del islam-religión-de-paz-y-amor, te aconsejo vivamente comprarte primero una edición de la Sira [biografía de Mahoma] para hacerte una idea tú mismo de las enseñanzas de Mahoma y ya me dirás si después aún te parece tan asqueroso que una las critique. Si no, date directamente una vuelta por las librerías salafistas que florecen en la región de París, y ya me dirás si piensas todavía que quien alberga odio es Charlie Hebdo.

Por cierto, reconoce que el aumento del número de estas librerías desde hace unos quince años – fecha en la que, según dices, Charlie Hebdo ha empezado, curiosamente, a interesarse por esto – no corresponde en absoluto a una hipotética explosión demográfica de los musulmanes en Francia, sino a una deriva ideológica, financiada por petrodólares, que cobra una minoría radicalizada de estos musulmanes.

Espíritus iluminados, aprended el islam.
En estos libros encontrarás numerosas perlas, como el matrimonio de placer (zawaj al-mut’a). Practicado en tiempos de guerra por los musulmanes, este contrato de matrimonio unilateral -porque lo decide el guerrero victorioso- puede durar una hora, dos horas o algunos días, y se considera que está permitido para que los combatientes de Alá se alivien el dolor de huevos (perdón por el borderío, pero no hay otra manera de expresarlo) durante sus razias. Parece que eso es lo que ha pasado en Siria, con esa inextricable historia de la yihad sexual. En tu columna citas un artículo de Charlie, cuya autora soy yo, que trata este asunto, y que tú calificas de “seudoinvestigación” basada en un abominable rumor islamófobo.

Concedo que ni tú ni yo hemos estado en el lugar para constatar la práctica, dadas las condiciones difíciles de ejercer el periodismo en Siria en este momento. Pero a ti te basta que Mohamed al-Arifi niegue la fetua que se le atribuye y que pide aprovisionar a los yihadistas con mujeres, para que nada de esto tenga ya fundamento. ¿Piensas que el FIS de Argelia o Al Qaeda en todas partes hayan esperado a Arifi para hacer uso de esto? […]

Por cierto, también has hecho referencia a otro artículo mío – siempre sin citarme – del que recoges la entradilla para ilustrar la peligrosa deriva nacionalista de Charlie Hebdo. Para ti, este texto, que habla de un grupo de salafistas belgas, denuncia el peligro de la invasión de nuestro Occidente cristiano por las hordas bárbaras musulmanas. “¿Será que las papas fritas serán pronto todas halal?” me preguntaba yo allí. Te olvidaste simplemente de recordar que el héroe cómico de mi artículo es un belga convertido al islam que se llama Jean-Louis, apodado el sumiso. Es decir, nada de racismo sino integrismo. Cuando se publicó este artículo, este tipo pelirrojo fue detenido y acusado de dirigir una célula de reclutamiento para la yihad en Siria. Debe de ser que no iba yo tan descaminada al interesarme por él.

Verás, Olivier, este Charlie, que no era en absoluto racista cuando tú trabajabas allí, y que se habría convertido de forma inexorable en racista desde que te fuiste, no necesita que tú le des lecciones de antirracismo, y quien te lo dice es una árabe. Yo no he trabajado con [Philippe] Val y no sé si yo habría sido capaz, como tú lo fuiste, de escucharle elogiar Israel, un Estado colonial y racista, en cada reunión de redacción para conservar mi trabajo. Yo tengo mucho más afinidad con la pluma de Charb, una de las más propalestinas de la prensa francesa. Charb, a causa de este linchamiento al que tú contribuyes con tu confusión de ideas, está hoy amenazado por Al Qaeda y vive bajo protección policial. ¿En qué bando está el odio, pues?

Saludos de colega

Zaynab bint Mohammad ibn al-Mâati al-Rhazwi al-Harîzî

29 comentarios »

  1. Sencillamente sublime, de principio a fin, y hablas de una cosa que a mi siempre me ha llamado la atención, por no decir que sencillamente siempre me ha dado un asco superlativo. El falso buenismo y paternalismo racista. Nunca pude soportar y cada vez menos al supuesto «bueno» que llama chinitos y negritos a los niños chinos o negros aunque ya tengan 30 tacos, porque es su forma de decir que comparados con él son una mierdecilla y que el los ampara bajo sus plumitas como una gallina clueca. No lo soporto y antes me callaba pero ahora se lo digo a la cara al primero que lo suelte (será la edad).
    En cuanto a la carta de Zineb El Rhazoui, en sencillamente genial.

    Comentario por David — 24 mayo 2016 @ 8:35 | Responder

    • Pero es que el rico siempre ha necesitado estar rodeado de pobres. Primero, para saberse rico. Y segundo, para gozar del placer de la caridad, dando la limosna a los menesterosos.

      Esa ideología de los pobres negritos y chinitos, lo que empieza es despojándolos de DIGNIDAD. Ni por asomo se atisba a pensar que sean tus iguales. ¿Cómo un niño esquelético, con el vientre prominente, va a ser igual a los nuestros? No, son seres débiles que necesitan de tu ayuda para sobrevivir, y puedes echar la monedita en el cepillo «para África», como podrías ayudar a una protectora de animales, para salvar esos perritos desamparados. Son perfectamente intercambiables, en ambos es un pago para aplicar un bálsamo a la conciencia. Ahora hablemos de colonización, de mecanismos de para hacer que la deuda sea perpetua, de balanzas comerciales y desestabilización de gobiernos que no se pliegan a los intereses de las multinacionales. Ahhhhh, carallo, de eso no. Con la limosnita, llega. Encima no les vamos a dar derechos.

      Por cierto, ahora los chinitos ya no dan tanta penita. Ahora ya se valen por sí mismos y, no sólo eso, es que se están comiendo el mundo. Y claro, eso ya no mola, que compitan con nosotros y nos ganen. Era mucho mejor cuando nos daban penita. Ahora ya no son tan majetes.

      En cuanto al artículo de Zineb, creo que la parte más importante es en la que desvela la amalgaba cerebral que hay en la cabeza de la gente, según la cual marroquí=musulmán=árabe=moreno. Y la gente cae en ello una y otra vez. Pero por las mismas, podemos identificar como hacía el franquismo español=católico. ¿Ah, eso no? ¿Nosotros podemos tener libertad de credo pero para un marroquí es un concepto demasiado avanzado? Si es que la misma sociedad marroquí es mucho más diversa de cómo la imaginamos: un compañero de la uni (fantástico chaval, por cierto, lo recuerdo con mucho cariño), era sefardí de Tanger. ¿Árabes? Tengo yo tanto de árabe como él. Eso sí, lingüísticamente sí que es árabe. Es que estamos mezclando continuamente un concepto político como el nacionalidad (marroquí), uno religioso (musulmán), uno étnico (árabe, amazigh…), con otro de caracteres morfológicos (¿todos los moros son morenos? pues no, por allí pasaron vándalos suevos y alanos, y no es raro encontrar en el Atlas gente rubia o de ojos claros). Una ceremonia de la confusión para simplificar y crear monigotes de paja contra los cuales cargar. El mundo es, afortunadamente, mucho más complejo.

      Por cierto, abundando en el artículo de Zineb, un cita de una entrevista a Richard Dawkins que es casi una traducción literal al inglés de lo que dice ella:
      People are terrified of being thought racist. There’s an awful confusion in many people’s minds. They think Islam is a race, which of course it isn’t. If you’re seen to criticise Islam you are often accused of racism, which is absurd. I’m all for offending people’s religion. I think it should be offended at every opportunity.

      Es que, realmente, la mayor parte de los musulmanes en el mundo no tienen los caracteres físicos que la gente asocia con «moro»: son asiáticos (Indonesia es el país con mayor número de musulmanes del mundo). Y por supuesto que también hay musulmanes de piel clara. No sé si a la gente le costaría menos contradecirlo, que no a otro de piel oscura.

      Y así, estamos encerrados entre dos bloques: el que dice que todo lo que viene de fuera es malo, y el que dice que es bueno (es exótico, como la medicina oriental y cualquier otra charlatanería). Y tanto unos como otros son racistas! A unos les genera rechazo una piel oscura. O otros, compasión. Y la única respuesta es «me importa una mierda la piel, vamos a conocer a la persona». Y en el 99% de los casos, será decepcionante el esfuerzo, pero por conocer a ese 1% de personas valiosas habrá merecido la pena.

      Comentario por Mendigo — 24 mayo 2016 @ 14:34 | Responder

  2. Mendigo-san:
    Mira, la gente no somos ni buena ni mala, solo nos adaptamos.
    Esto es válido en tanto razas, adaptaciones al clima, como en tanto a conceptos como supervivencia.
    No se si te habrás fiado de que cualquier muerto de hambre comparte contigo y sin conocerte de nada, su último cacho de pan pero nadie va a compartir un millón de euros.
    A mi edad mi conocimiento de la gente ha sido absolutamente gratificante, quizás porque mayormente he tratado con pobres, vaya usted a saber, pero la gente es colaborativa y participativa y desean aprender, pero nunca me ha faltado un cacho de pan ni he buscado millones de euros.
    No, la humanidad se ha construido en base a una ética, en base a un trato libre, justo e igual
    Libre significa que puedes dejarlo cuando mejor te venga
    Igual, igualdad de conocimiento
    Justo, que beneficia a todas las partes
    Si no, por que crees que hemos llegado hasta aquí, por el discurso fascista de que la vida es la selva, o comes o te comen?
    Odio las religiones, me declaro antiteo, odio la estupidez, odio los patrones prefijados, creo que la vida solo es cumplir días y no contarlos, eso ni de coña.
    Es tan difícil?

    Comentario por josemanuel55 — 25 mayo 2016 @ 7:18 | Responder

    • Bueno, si repasamos la Historia, la Humanidad se ha construido a lo largo de los siglos justo con lo contrario, opresión, explotación, imposición… De hecho, es posible que la ética haya surgido como oposición a la realidad social. Poco a poco nos hemos ido dando cuenta que la violencia y la imposición no eran una buena fórmula para optimizar el interés común del grupo, y sí el diálogo, la negociación y la necesidad de llegar a acuerdos. El proceso civilizatorio, como yo creo que es obvio, aún no está concluido y nuestros descendientes se avergonzarán, espero, de la barbarie en que vive nuestra sociedad.

      Comentario por Mendigo — 25 mayo 2016 @ 9:03 | Responder

    • La gente no es buena ni mala, sólo somos simios. Eso quiere decir que somos una especie cuyos individuos se autodefinen por el clan al que pertenecen, y cuyo primer instinto ante otros clanes es la agresividad, a menos que sientas claramente que tu clan mantiene un estatus superior sobre el resto (y si ves peligrar ese estatus, enseguida sacas la porra).

      Pero claro, nuestra sociedad se ha vuelto tan compleja que el concepto de «clan» es muy amplio y variable, y pertenecemos a muchos clanes distintos según el momento del día: puedes ir por la calle y sentir desconfianza hacia una persona negra (por ejemplo) con la que te cruzas porque la consideras ajena a tu entorno (es un instinto muy difícil de eliminar por muy abierto de mente que seas, y completamente normal en un ambiente donde hay poca gente negra y no puedes evitar identificarlos como ajenos), pero una hora más tarde estar abrazado celebrando un gol con una persona negra (incluso puede ser la misma) a la que de pronto consideras de tu clan y la apoyarías hasta la muerte porque lleva la camiseta de tu equipo. El racismo al final viene a ser instinto de clan (igual que los chavales del pueblo con los del pueblo de al lado, la banda de un barrio de Los Ángeles con la banda del barrio de al lado, etc. etc.); agresividad hacia alguien que consideras que no es de tu grupo.

      La revolución actual con respecto a épocas pasadas es, precisamente, que se está ampliando el concepto de «clan» cada vez más, y con la revolución de las comunicaciones y la información se está caminando hacia una idea de «clan global» donde todos estaríamos en el mismo saco. Puede parecer un proceso lento y que, lamentablemente, se ve lastrado por los extremistas de todo tipo (y porque nuestro instinto tira muy fuerte hacia atrás); pero no creo que jamás en la historia se haya dado un cambio tan drástico y rápido, y menos a nivel global.

      Pero no nos engañemos: nuestro primer instinto como simios es la agresividad, aunque por suerte contamos con una cultura e inteligencia que, a poco que nos esforcemos, nos lleva a reconocer la incongruencia de muchos de nuestros instintos y a no dejarnos llevar por ellos.

      Comentario por marcostonhin — 26 mayo 2016 @ 8:07 | Responder

      • Interesante comentario, tronk. El racismo como aplicación del concepto de clan. Tiene sentido, pero no podemos quedarnos sólo en eso, creo que es un fenómeno más complejo. El racismo también tiene una componente de discriminación social. Se discrimina a la clase inferior, que en ciertos momentos históricos coincidía con unos ciertos rasgos raciales (si en la Louisiana del s.XVIII te cruzabas con un negro, sabías a ciencia cierta que era un esclavo, por ejemplo). Pero vamos, la misma división en castas del hinduismo (que me acabo de enterar que también se reproduce en un país musulmán como Yemen).

        O, sin ir más lejos, aquí con los gitanos. Esos rasgos raciales denotaban, también, una clase social. Y el rechazo que generaban no era muy diferente al sentimiento que se podía tener por cualquier otra persona pobre, independientemente de sus rasgos. Por eso, creo que el racismo es una expresión muy emparentada con el clasismo.

        Apertas!

        Comentario por Mendigo — 26 mayo 2016 @ 22:21 | Responder

      • Estas cosas me hacen hervir la sangre: Bruselas abre expediente a Hungría por segregar a los niños gitanos en las escuelas

        Comentario por Mendigo — 26 mayo 2016 @ 23:38 | Responder

  3. Magistral articulo.
    Y ¿como no es mucho mas famosa Zineb, no debería, aunque sólo sea por haberse salvado de cachiporra del atentado, ser mas conocida ..? (igual sí lo es y yo ando despistado)

    Comentario por lysergs — 26 mayo 2016 @ 16:07 | Responder

    • Es que estamos muy compartimentados. En Francia sí que es bastante conocidilla (en según qué medios, claro, no es Zidane). Aquí en España, con lo cazurros que somos, no tenemos ni idea de lo que se cuece fuera de nuestro pueblo. Y en Marruecos no tengo ni idea, pero sería interesante comprobarlo. Con todos los medios haciendo el vacío…

      Comentario por Mendigo — 26 mayo 2016 @ 22:13 | Responder

  4. Para definir que es una secta me refiero a dos coordenadas, una interna, muy facil de ver y que consiste en que por la marca que defiendes eres capaz de mentir y de condenar a tus compañeros por el bien de la organización, emboscados, nos llaman, fascistas encubiertos, pero han triunfado cuando no eres capaz de hablar conmigo, cuando siento un cordón sanitario a mi alrededor y siento un miedo a hablar conmigo y me duele cantidad, porque eres una persona decente, por tal te tengo y por tal te voy a tener siempre
    Solo piensa en todos pueden estar equivocados , que para mi mil aceptaciones valen tanto como un pobre rechazo (lo que es peor, te equivocan) y nadie posee la Verdad absoluta, que ser antifascista implica oir, aunque no te guste, no es votar, solo somos personas, opiniones, cada uno la suya
    Tambien tienes que tener una medida externa, esto son las normas que te impone la organización, el superyo freudiano que conduce irremisiblemente al fascismo, unos estatutos inverosímiles, mogollón de cifras y letras que nadie sabemos (si, tu si) discusiones absurdas acerca de porcentajes, de votos, de resquicios de poder, esos eliseos cuando solo tengo que abrir el ordenador.
    Estas son las dos características del fascismo, del pensamiento sectario, si no te sientes en consonancia no sigas leyendo, gracias por haber llegado hasta aquí

    Hay una tercera variable, la de vuestros jefes naturales que os llevan por el camino del aislamiento, veganeces y eternas reuniones sigla arriba sigla abajo, la de creer que el mundo es el equivocado y vosotros los puros, ¿En serio que no os dais cuenta de que vivís en un mundo de fantasía, contrario y opuesto al ideal de emancipación de los trabajadores? ¿En serio que no sentís que toda vuestra palabrería es cuando menos estúpida y si no contraproducente? ¿En serio no os lo habeis cuestionado? ¿Nunca?

    Mirar, cuando yo hablo soy consciente de que lo hago con el órgano que tengo entre entre las orejas, el que tengo entre los brazos y el que tengo entre las piernas, sea macho o hembra. odio vuestras mierdas sexisto-ofensivas que tanto gustan a la camarada Cris (Heil, Cris, te recuerdo en mis oraciones)

    CNT vive al margen de la sociedad y la direccion, los anarco-legalistas (y lee los estatutos si tienes entrepierna, anda, valiente) os llevan al huerto en un sistema antidemocrático, tanto en su entrada, si no pagas no te ayudamos, nosotros los revolucionarios que estamos ( Postureo. no somos ni seremos) con los currantes aunque seamos estrctamente ineficaces y a propia hostia, con ¿asambleas de 5, sin internet? ¿Nadie ve que eso le da el control a los cuatro gatos que van y que son los amos del cortijo? ¿ninguneo? y todo por la causa.
    Grita ¡Joseantonio! en una «asamblea» si te contestan ¡Presente! ya sabes donde estás
    Asambleas de cinco, muchas notas, muchos papeles, una mierda, ninguna decencia,¿ porque no puede el personal participar por internet? Hay una camarilla que perdería el poder.
    ¿Podríamos vivir sin esa camarilla? Ni puta idea, ¿Te da miedo la libertad?
    Una última pregunta, y to esto pa que?
    PATRIMONIO SINDICAL
    Si queremos ser libres o volvemos a los estatutos de 36 (una hojita, leedlos) decencia y muerte a las leyes
    Si no. a lo que os salga ponedle CNT

    Comentario por josemanuel55 — 28 mayo 2016 @ 23:52 | Responder

    • Sin poder valorar el fondo del asunto (desconozco cuál es la situación en la federación que describes), sí que siento bastante empatía con tu crítica de los revolucionarios-burócratas. Insisto: yo nunca he militado en la CNT, pero sí que conozco gente que está dentro y me parece muy valiosa. Luego, los engranajes de la maquinaria, no los conozco. Son cosas que desprecio. Por eso no milito en ninguna organización. Eso, además, me permite considerar compañeros a todos los que intentan mejorar la sociedad, no sólo los de mi sectita.

      También es cierto que, por libre, mi esfuerzo es mucho menos útil.

      Comentario por Mendigo — 29 mayo 2016 @ 8:08 | Responder

  5. Mendigo, me h salido mal el corta y pega, ¿puedes recortar que no salga mas que los textos, en particular el primero?
    Gracias

    Comentario por josemanuel55 — 29 mayo 2016 @ 7:51 | Responder

    • Uf! Entendido, salían los contactos, números de teléfono… Creo que ya está arreglado. ¿Está bien así?

      Tened cuidado con los datos personales, que aunque en principio este blog no lo lee ni Dios, nunca se sabe quién puede usar esos datos.

      Comentario por Mendigo — 29 mayo 2016 @ 7:59 | Responder

      • Grasias, colegui, no veas la metedura de pata

        Comentario por josemanuel55 — 29 mayo 2016 @ 11:24 | Responder

        • De todas formas creo que se entiende que para mi las ideologías, las religiones y hasta el fumbo son sectas, que la agrupación son los intereses y, en tanto en cuanto salga beneficiado y me lucre con ello, defenderé esa continua agrupación de intereses
          Veras, Mendigo, ayer en la carniceria, a la hora de pagar, le dije al carnicero
          Salva, yo te quiero por tus carnes pero tu por mi dinero
          Aún están riendose en la puerta

          Comentario por josemanuel55 — 29 mayo 2016 @ 11:49 | Responder

          • Vaya por Dios, qué desengaño! No será posible entonces el romance entre ambos… Como siempre, el vil metal.

            XDDDDDDDDDDDDDDDDDDD

            Comentario por Mendigo — 29 mayo 2016 @ 18:35 | Responder

        • 😉

          Además, me siento bastante identificado con lo que has descrito.

          Comentario por Mendigo — 29 mayo 2016 @ 18:34 | Responder

  6. Buena entrada mendi.

    Corajuda la chica, desde luego. Gestos como el de esta mujer – y otros much@s como ella – son los que apuntalan los muros de nuestro flaqueante mundo y me permiten mirar el horizonte con cierta esperanza (tampoco mucha, no exageremos 😉 ). Nadie debería arriesgar la hacienda, el matrimonio y mucho menos la vida por cosas que son de simple cajón (aunque otros much@s no lo vean tan diáfano) En fin, que ya puestos vengo a recomendaros una peli que vi con unos amigos en uno de esos ciclos cultúretas del villorrio de al lado y que creo que le viene a la entrada como anillo al dedo. Me gusto un güevó y eso que entre a la sala con reservas pero reconozco que mis temores eran infundados.

    Os la recomiendo encarecidamente. Si tenéis un momento echadle un vistazo. Cojonuda para ver con la pareja. Si vuestras faltriqueras andan vacías o no os apetece moveros del asiento (no creo que el film siga en cartelera) no os será nada difícil encontrarla por la red googleando su nombre (paso de poner enlaces que puedan meter en líos al autor de este blog).

    Saludiños.

    Comentario por fouche — 29 mayo 2016 @ 22:08 | Responder

  7. El autor de este blog se basta y sobra para meterse en líos él solito:
    ed2k://|file|Mustang%20(2015)%20(VOSE).avi|1390220304|BA87CAFFA9119128347D94BFCE0243B1|/

    XDDDDDDDDDDDDDDDDD

    Y sí, una preciosidad de película. Refleja la oposición campo-ciudad, progreso-atraso, modernidad-tradición que genera tensiones a lo largo y ancho del mundo, sea en China, en Moçambique, en Perú o en una aldea gallega. El problema es que el auge del islamismo está haciendo que ese parto, ese advenimiento a la modernidad, esté resultando especialmente difícil, doloroso, traumático en las sociedades bajo su control. Un mundo viejo que se resiste a morir, lo he vivido tantas veces a lo largo de mi vida… En la aldea, por ejemplo: una anciana vestida de negro de los pies a la cabeza llevando las ovejas, cruzándose con una chavalita con falda RC (a ras de coño) tecleando absorta en su móvil. En la España profunda, es un salto de 10 siglos. Normal que resulte difícil. Afortunadamente, aquí los paletos están avergonzados de serlo y procuran actualizarse. En el mundo islámico, se les dice que deben estar orgullosos de serlo. Así a lo burro, creo que ése es el problema.

    Comentario por Mendigo — 30 mayo 2016 @ 0:26 | Responder

    • Ay !, com xe escoite Ramoncín .

      XDDDDDDDDDDDD

      Pues si refleja muy bien esa oposición en un país que por si mismo es una pura falla tectónica entre Oriente y Occidente. La verdad es que las niñas lo hacían tan bien (en especial la pequeña) hasta llegar a sufrir yo con ellas. Esperemos que en ese tira y afloja entre barbarie y civilización se acabe imponiendo la luz a las sombras (cruzo los dedos). Lo que no tengo tan claro es lo que dices de los paletos de aquí. Últimamente veo a la España carpetovetónica y castiza muy crecida y levantisca. Mejor tenerlos bajo la lupa no vaya a ser que nos organicen otro baile de vampiros.

      PD-> Creo que tampoco he afinado esta vez con la gramática gallega. Me parece que me ha salido otra vez el «gallenciano» o «valenllego».

      XDDDDDDDDDDDDDDDD

      Comentario por fouche — 30 mayo 2016 @ 0:57 | Responder

      • Por cierto la peli me recordó a otra que vi hace años (eso si un poco más sombría) basada en una obra homónima del gran Federico García Lorca…

        Ufffffffffff

        Que claustrofobia.

        Alejemos de esa no tan lejana España como alma que lleva el Diablo.

        Lagarto, lagarto.

        Comentario por fouche — 30 mayo 2016 @ 1:22 | Responder

        • Puestos a recomendar películas que tengan alguna relación con el tema propuesto en esta entrada y otras anteriores, me vienen dos a la mente. En ambos casos las películas son dirigidas por mujeres, están protagonizadas por niñas y tratan el tema de la educación. A pesar de ello en muchos aspectos son muy diferentes.

          Tal vez ya las conozcáis. La primera de ellas es “Buda explotó por vergüenza” , dirigida por la iraní Hana Makhmalbaf cuando tenía tan solo 18 años. La película transcurre en una aldea pequeña y pobre ubicada en el entorno de los destruidos budas de Bamiyan, y se centra en los problemas a los que tiene que hacer frente una niña de unos 5 ó 6 años que simplemente quiere ir a la escuela, en un ambiente de miseria económica y embrutecimiento social tras años de guerra y control talibán.

          La segunda es “Wadjda”. En este caso la directora es saudí, se llama Haifaa Al Mansour, y es la primera mujer saudí en dirigir un largometraje. La historia del film transcurre en los suburbios de Riyadh, y la protagonista, Wadjda, es una simpática y avispada niña de unos 12 años con un punto rebelde. En este caso, el nivel socio-económico de la familia de Wadjda es lo que podríamos llamar clase media, y el centro educativo pasa por ser un típico colegio femenino saudí. La historia está tratada con mucha finura, dejando que todo transcurra con naturalidad, pero las situaciones se van sucediendo y éstas son usadas para, de una manera latente, realizar una crítica social y del sistema educativo del país de los saud. Ah, el hilo conductor de la película es el deseo de Wadjda de conseguir una bicicleta verde a pesar de que por su condición femenina le está vetado su uso.

          Y para terminar, y dando un pequeño giro pero siguiendo con mujeres combativas, ahora mismo voy a empezar a leerme el libro “Mujeres, raza y clase” de Angela Davis. Supongo que no me decepcionará.

          Comentario por Arnotegi — 30 mayo 2016 @ 17:45 | Responder

          • Vi hace unos meses «La bicicleta verde», y es la confirmación de mi tesis que los niños pueden ser mejores que los adultos. Basta que tengan una buena dirección y un guión que respete la naturaleza de un niño (los papeles de niño en el cine anterior a los ’80 eran engendritos antinaturales, más falsos que una moneda de seis pesetas, que se notaba que el autor no había estudiado la psicología infantil).

            La cría de esa peli es un amor. Y tiene cara de ser más lista que el hambre.

            Me pongo a descargar la otra. 😉

            Comentario por Mendigo — 30 mayo 2016 @ 22:03 | Responder

          • Güenasssssss

            Pues la del Buda si que la conocía pero la de «Wadja» no. Buen aporte arno, en cuanto pueda le hecho un ojo. Es curioso pero de un tiempo a esta parte están saliendo películas muy interesantes en ese rincón del mundo que constatan que algo se mueve. Aún viviendo en teocracias de carácter feudal y en contra de la visión occidental de percibir aquellas gentes como bárbaros atrasados es evidente que se están abriendo espacios de debate en aquellas sociedades – antes impensables – donde se plantean los mismos anhelos de emancipación e igualdad que en todo el resto del orbe. El caso esta en ver si esos brotes son lo suficientemente fuertes para medrar y, al tiempo, generar una sociedad nueva más justa y amable. Quien me iba a decir a mi que en Kuwait acabarían por darle el voto a la mujer…

            http://www.equalitynow.org/es/take_action/discriminacion_en_la_ley_action192

            Dicen que por una pequeña fisura puede caer toda una presa hidráulica.

            Pues nada sigamos las recomendaciones de ese cine sorprendente que nos llega de aquellas lejanas tierras y que sin duda mejoraran nuestra compresión con respecto a aquellos otros…

            http://www.peliculasbook.com/stuff/nader_y_simin_una_separacion/7-1-0-450

            …sorprendente film sobre un matrimonio en proceso de separarse en el Irán de los ayatolas…

            …esta tendréis que buscarla con la mulita (no la encuentro en streaming ) pero merece la pena. Una especie de vidas cruzadas en que a través de varias historias protagonizadas por mujeres vemos que si la vida es perra en Teherán más lo es si naces con vagina.

            إِلَى اللِّقَاء القَرِيب !!

            Comentario por fouche — 30 mayo 2016 @ 22:46 | Responder

            • Por cierto Arnotegi interesante lectura la que te marcas. Nunca ley nada de Angela Davis pero la vi en algún que otro documental y se hacia evidente que, aparte de guapa, también era/es muy corajuda a la manera de la Zineb El Rhazoui del mendi.

              En cuanto a lecturas yo ando liado con «El Eternauta», un cómic clásico de sci-fi muy entretenido con múltiples y diferentes niveles de lectura. Como curiosidad uno de sus creadores era Héctor Germán Oesterheld ( una autentica celebridad en su país ) que fue desaparecido durante la ultima dictadura militar argentina.

              Adeu,

              Comentario por fouche — 30 mayo 2016 @ 23:15 | Responder

  8. Tiene huevos que te llamen a ti facha.
    Realmente creo que cada vez viene habiendo más gente de izquierda que no se amolda al ideario prefabricado, enlatado y envasado para consumo de la gauche divine, ese que tanto daño le ha hecho al izquierdismo en las últimas dos o tres décadas. Quizá éste retorno al sentido común que se empieza a vislumbrar, se empieza a ver entre la seudo-izquierda pijoprogre con cierto nerviosismo.

    Comentario por Hades — 31 mayo 2016 @ 14:27 | Responder

  9. […] otra versión del mito del buen salvaje del que hablábamos el otro día: los urbanitas despreciamos tanto a la gente de campo, que creemos que son tan poco inteligentes […]

    Pingback por Cousas | La mirada del mendigo — 16 junio 2016 @ 10:32 | Responder

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