Que saque esta foto desde mi casa no deja de ser parte de la normalidad aquí en el Sur de Galicia.
Que la saque en Marzo, es parte de la nueva normalidad. Y es que desde que desde que entró el año, en el Norte peninsular no ha dejado de arder.
Insisto: esto no es un incendio aislado. Es un problema estructural de causas concomitantes, y que sólo puede tener una solución política: desactivar los intereses que existen en que el monte arda (pastos, madera barata, caza, desbroce, trabajo en las brigadas…). Solución que ninguna fuerza política se atrevería a implementar por no perder votos en el rural (aún habiendo fuerzas que no tienen votos que perder).
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Esta entrada la dejo programada, que estaré unos días fulaneando por ahí. Pero os dejo deberes. Entre la audiencia existe un alto nivel de cultura ecológica. Pues bien, el encargo consiste en analizar la siguiente foto.
No me he tenido que ir muy lejos, ni es un paisaje ciertamente excepcional, sino el aspecto que ofrece buena parte del monte gallego tras siglos de ganadería extensiva e incendios recurrentes.
El lugar, si tenéis curiosidad, son los montes por encima del antiguo balneario de Requeixo, entre los concellos de Monterrei y Cualedro (la zona cero de la actividad incendiaria, el sitio más espantoso que jamás he encontrado, y mira que he recorrido el continente). Recuerdo ir con mi padre de pequeño, y todo este monte estaba atiborrado de una frondosa vegetación, de forma que donde ahora veis piedras, era una poderosa muralla verde: la naturaleza se había regenerado gracias al éxodo rural que permitió que se relajase la presión sobre grandes superficies de monte.
Pero si investigamos cuál era el aspecto en 1956, en el vuelo americano, nos encontramos que estaba tan pelado como lo está ahora (meted las coordenadas: 41.918579, -7.517107, quitad de la vista de mapa el catastral, que sólo molesta y habilitad la comparación, Swipe).
Todo lo anterior nunca lo encontraréis en letra impresa, pues supone derribar el ídolo de los guardianes de las esencias de la nación, pero es la clave de la actividad incendiaria en el noroeste peninsular: los incendiarios están tratando de recuperar el paisaje que existía antes de la ola de emigración que empezó precisamente en los ’50 (prácticamente una desbandada, sólo quedaron en las aldeas los cuatro tontos que no servían para otra cosa). Los viejos conciben, y transmiten a su prole, la idea de que es deseable un paisaje «despejado» (desolado), que así es como deben ser las cosas. Y perciben la regeneración natural del monte como una amenaza: el monte nos come, sólo hay bicherío.
A fin de cuentas, el origen último de los incendios está en el odio profundo que siente el aldeano por la Naturaleza.
Por supuesto, ya sé que la televisión os ha vendido otra cosa sobre las gentes del campo.
Este es el sentido de este blog, ofreceros además una píldora roja. Estudiad el tema y decidid quién os ofrece la explicación más coherente.
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[…] fuente / esmola.wordpress.com […]
Pingback por La nueva normalidad gallega – El Loco de la Colilla — 5 abril 2019 @ 22:57 |
Si me dices que la foto está tomada en el sur de España, me lo creo. Aquí ya estamos acostumbrados a ver montañas peladas, roca pura, prácticamente todas las sierras de Andalucía están así (hay excepciones, claro), pero que eso mismo ocurra en Galicia… Lo malo es que, aun desapareciendo todos esos terroristas ambientales que pululan por los montes gallegos, estos tardarán siglos en volver a estar cubiertos por bosque. La zona de la imagen seguro que se ha quemado varias veces seguidas en los últimos años, se ve que ya no queda apenas suelo, y generarlo de nuevo llevará muchísimo tiempo. Macho, que quieres que te diga… mientras el campo gallego esté poblado por esos granujas analfabetos protegidos por los partidos políticos, no hay nada que hacer. Por cierto, ¿qué son los arbustos o arbolillos que se ven en primer plano?
Comentarios por Greg — 6 abril 2019 @ 8:38 |
Ahí está la cosa. En recuperar la cubierta arbórea se tardan décadas. Pero en volver a regenerar el suelo se tardan siglos. El nivel de devastación de estas sierras es prácticamente absoluto.
Por cierto, ¿qué son los arbustos o arbolillos que se ven en primer plano? –> Coño, Greg! Eso es precisamente lo que estoy esperando que tú me digas. ¿Qué es toda esa masa amarilla? ¿Acaso no lo adivinas?
Comentarios por Nadir — 6 abril 2019 @ 21:31 |
Saludos:
Si esa foto está hecha en mi tierra apostaría por mimosas.
Comentarios por Vicente Millán — 6 abril 2019 @ 21:50 |
Pues a mi me parece lo que en el Bierzo llaman «escobas» y supongo que en Galicia también.
Comentarios por Javitxu — 6 abril 2019 @ 21:56 |
Voto por mimosas, la retama (escoba) es arbustiva y a mi me parecen árboles.
Comentarios por santi — 6 abril 2019 @ 22:56 |
Je, je, je, sí, lo sospechaba, por eso preguntaba. Es que me extrañaba verlas en ese ambiente serrano. Aquí son más de cunetas y sitios más humanizados. En diez años se se han extendido como la pólvora, apareciendo siempre ahí donde haya habido algún trabajo con maquinaria, como obras de AVE o urbanizaciones. Encima brotan después de un incendio y tras la tala, vamos, que son prácticamente imposibles de erradicar. Y la administración «competente» ignora por completo el problema (o no quiere hacer nada). En cuanto a la primera imagen, lo que se están quemando son eucaliptos, ¿no?
Comentarios por Greg — 7 abril 2019 @ 9:29 |
No, son pinos. P.radiata si no recuerdo mal.
Lo de las mimosas es terrible. Debajo de ellas no crece ni el musgo, no dejan pasar ni un rayito de luz. Y en Pontemierda hay algo aún peor: el bambú. Lo plantan para dirigir las viñas, y en ese clima superhúmedo se ha naturalizado.
Los que no sois de aquí, creo que no sois capaces de imaginar el estado de los montes gallegos, especialmente en la zona costera. Es la destrucción prácticamente absoluta. Si quieres ver algo de vegetación autóctona tienes que buscar con lupa, y son manchas que las cruzas en media hora caminando la más grande.
Por cierto, creo que la imagen engaña, y te estás imaginando una alta sierra. No, la foto está sacada desde el valle (300m), donde se arraciman las mimosas, y los últimos peñascos estarán a unos 600m. Más allá se extiende una meseta desolada, requemadísima, el verdadero culo del mundo.
Comentarios por Nadir — 13 abril 2019 @ 23:18 |
Punto y set para Vicente. Respuesta correcta: Acacia dealbata, vulgo mimosa. El veneno de estos montes, que aprovecha la eliminación de competencia autóctona con los incendios para expandirse como la peste.
Un poco más allá, pero fuera del encuadre de esta foto, también podemos encontrarnos con A.longifolia, otro pariente australiano de la primera sólo un poco menos virulento.
Comentarios por Nadir — 6 abril 2019 @ 22:54 |
Me parece estupendo e importantísimo este tratar este tema, he visto muchos ejemplos como este en Galicia, Asturias y León, coincido con las causas y con parte de las soluciones.
Con lo que no estoy de acuerdo es con generalizar y culpabilizar a toda la población rural.
Seamos claros,gran parte de la población urbana le da igual lo que pase en el monte, los incendios, la contaminación, el cambio climático etc.
Estos son tan culpables como la población rural que mira para otro lado.
Comentarios por Delavid — 7 abril 2019 @ 1:18 |
Muy buenas.
Una cosa es generalizar y otra totalizar. Por ejemplo, si digo: «la población rural tiene un nivel cultural muy bajo» es una afirmación completamente correcta. Y, por supuesto, puede haber una minoría de personas cultas que hayan decidido fijar su residencia en el rural. Pero esa pequeña minoría no empaña la validez de esa generalización.
Realmente, lo de meterme con la gente del rural es, sobre todo, por romper esa tontería de aura que los urbanitas les han creado, como guardianes de las esencias. En el plano personal, prefiero tratar con gente de campo que con urbanitas: son igual de gilipollas, pero al menos el de campo es consciente de su ignorancia. El de ciudad, a pesar de que apenas sabe interpretar un texto escrito, aún va con ínfulas. Debe ser los estragos de la contaminación en el cerebro. Palurdos de pueblo, palurdos de ciudad.
¿Estos son tan culpables, tal como afirmas? No, no es cierto. No puede ser tan culpable el que quema, o el que encubre y disculpa al que quema, que al que pasa del asunto porque le toca de lejos. Por otra parte, en cuanto a los vertidos y el cambio climático, en el rural todos esos términos son fantasías. Por ejemplo: ¿qué se hace con los enormes plásticos de las alpacas? Al río o al silvaral con ellas. Y por el otro lado están recortando las bolsas de súper. Esta es la realidad que conozco yo día a día, otra cosa es la imagen bucólica que pintan los medios.
Comentarios por Nadir — 13 abril 2019 @ 23:09 |
En Ourense hay una plaga gravísima de mimosas, los montes alrededor de la ciudad están infestados de estas plantas.
Comentarios por Ramón — 13 abril 2019 @ 19:03 |
Cierto, todo el curso bajo del Miño es una galería de mimosas. Pero los ríos de la costa están peor (Oitavén, Verdugo, Almofrei…), todos los montes están de eucalipto hasta 20m del agua, que mandan las mimosas. Devastación completa y absoluta.
Comentarios por Nadir — 13 abril 2019 @ 22:19 |
https://www.publico.es/sociedad/destrozan-tumbas-neoliticas-6000-anos-plantacion-ilegal-ourense.html
Comentarios por Emilio Fernandez — 22 abril 2019 @ 22:41 |
Un clásico. Noticias de esa ya ni son noticia. Pffff…
Comentarios por Nadir — 23 abril 2019 @ 0:42 |