Todos los que vivimos aquello recordamos dónde estábamos y qué hacíamos cuando nos llegó la noticia: varios guardias civiles, uniformados y armados, habían entrado en las Cortes, interrumpiendo la sesión.
Yo estaba en Barcelona. Al carrer dels Tallers. Cuando terminó lo que me había llevado hasta allí, subí a casa de mis padres en el tren de Sarrià. El televisor estaba encendido y los periodistas estaban informando de… todo aquello.
Al cabo de muchas, muchas, muchas horas, el rey apareció en la pantalla y pronunció aquel famoso discurso que ha pasado a la Historia. Se supone que aquella noche salvó la democracia. Por ello hemos de estarle eternamente agradecidos. Nos fuimos a dormir.
Al día siguiente, la cosa aún no estaba clara. El golpe había ganado en Valencia, que no es cualquier capital «de provincias». Es la tercera ciudad del país. Y la situación de Madrid aún tenía demasiadas incógnitas.
Mejor o peor, el tema se «recondujo» y fue dando coletazos hasta el juicio de Campamento. Allí se expusieron dos relatos de los hechos que coincidían más bien poco, como recogió aquel «Diccionario» de Martín Prieto, publicado en «El País».
Por una parte, la versión de los encausados, cuya base y sustancia era que aquello no fue ningún golpe de Estado. Ellos estaban allí cumpliendo unas órdenes legítimas, emanadas de las más altas autoridades. Militares, por supuesto.
Por otra parte, la versión oficial, que perdura incólume hasta hoy: los únicos responsables de… todo aquello… eran los que estaban en el banquillo de los acusados. Tuvieron un juicio justo, fueron sentenciados, cumplieron sus condenas y se reintegraron a la vida «normal», porque el «aparato penitenciario» sirve para «reinsertar» a las personas que pasan por cualquiera de los «centros» que lo componen, ¿no?
Así quedó el relato de los hechos, y así lo creí yo, hasta que -bastante tiempo más tarde- un militar de carrera me ofreció una explicación «alternativa» que resultaba mucho más coherente.
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Han pasado cuarenta años. Gran parte de los protagonistas de… todo aquello… ya no están entre nosotros. También ha fallecido el amigo que sembró en mi mente la semilla de la duda. Desde entonces, todos y cada uno de los datos objetivos sobre el 23-F que he ido hallando corroboran lo que me dijo aquella noche. Quién me iba a decir a mí, después de pasar un año y pico en el Ejército, que llegaría a llorar tanto la muerte de un militar. El hecho indiscutible es que tratar con él me convenció de que no era como los… puntos suspensivos… que había sufrido yo en el cuartel. Hubo un antes y un después del 23-F.
Gracias a él perdí -al menos, algunos de- los prejuicios que tenía contra todo lo militar y contra todos los militares. Creo que ahora tengo unos juicios más matizados. Sigue habiendo muchos impresentables. Y, como me dice un amigo militar, muchos gilipollas. Pero el conjunto de la profesión, ahora mismo, está muy lejos de ser el yermo intelectual que dejó la dictadura de Franco.
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Cuando decimos que «ahora hay democracia», no nos referimos a un hipotético «gobierno del pueblo». Sólo hablamos de una cierta garantía constitucional de algunas libertades individuales. Eso implica limitaciones efectivas a la arbitrariedad de los funcionarios del Estado, y a su capacidad de interferir en los asuntos privados de los ciudadanos particulares mediante la coacción. Por eso procede que establezcamos una «definición operativa» que nos dé unas herramientas para medir -cualitativa y cuantitativamente- si disfrutamos -o no- de una «democracia plena».
Y es que lo que importa no es que Esta Magnífica Constitución Que Hemos Votado Todos Los Españoles, incluso los que han nacido décadas después de su promulgación, contenga una cantidad inmensa de unas vaguedades tan abiertas a la interpretación que bien se podría decir, con los criterios de los «neoliberales» de hoy, que es «socialista». Lo que importa es el contenido material de la legislación que ha ido «desarrollando» sus elevados principios teóricos. Si cada cuatro años ocupa las instituciones un partido político que promueve unos conceptos de Tradición, Familia y Propiedad que vienen directamente del «Manifiesto de los Persas», no espere usted que lleguemos jamás a una «democracia plena», cualquiera que sea la definición que proponga usted para el concepto.
Otro día, si usted quiere, seguiremos con esta pequeña serie de estudios de Historia de estar por casa. Tal vez sean útiles para valorar la magnitud de los ataques que están sufriendo últimamente nuestros derechos. Que tampoco eran la «democracia plena». Hasta ahí podríamos llegar…
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Muy bueno, y en mi opinión muy acertado.
Recuerdo una frase de un político, no recuerdo su nombre, en la que se venía a decir que lo importante de una ley no es el texto, sino cómo es el desarrollo de la misma en reglamentos, etc.
Ahora mismo se me ocurre que lo que peor le pudo pasar a España fueron tantos años de Gobierno socialista, porque claro está nos convencieron de que con su gobierno, cómo no, ya se habían alcanzado las más altas cotas de democracia y, por consiguiente, todo el mundo se echó a dormir.
A partir de ahí nos la empezaron a colar primero el PSOE y luego el PP.
Y ahora estamos así.
Comentarios por JM — 24 febrero 2021 @ 17:16 |
¿Tal vez era Romanones?
Ustedes hagan la ley, que yo haré el reglamento.
Efectivamente, el felipismo no trajo la «ruptura democrática».
Mi idea de ahora, que no es la que tenía entonces, es el gatopardismo.
Se vogliamo che tutto rimanga come è, bisogna che tutto cambi.
Y ahora estamos así.
Comentarios por Juan Manuel Grijalvo — 24 febrero 2021 @ 23:41 |
Conocimiento enciclopédico el tuyo.
Pues a mí, la actual situación política me recuerda más a Calomarde que a Lampedusa.
Comentarios por Nadir — 25 febrero 2021 @ 1:19 |
Las cotas más altas de democracia, mientras se torturaba en las comisarías, y la cúpula sociata se forraba a manos llenas.
Comentarios por Nadir — 24 febrero 2021 @ 23:44 |
Lo del 23-F va por barrios y cada uno lo contamos a nuestra manera. En mi barrio, o en mi pueblo o ciudad para ser más precisos, cuentan que hubo un pequeño grupo de jóvenes que, seguramente alentados por vaya usted a saber qué enseñanzas en sus casas, se presentaron en el cuartel de la Guardia Civil pidiendo armas. Afortunadamente allí había alguien sensato que los mandó a casa. Uno de aquellos jóvenes hizo carrera después en la Guardia Civil, y tras un «ligero» tira y afloja con la Justicia por cosa de unas supuestas torturas a un supuesto etarra, él salió limpio, no así alguno de sus compañeros, pero él siguió con su carrera hasta ser nombrado Coronel, trabajar estrechamente con varios ministros de Interior y ser un día nombrado por Rajoy el no-sé-qué del Gobierno en Cataluña para el referendum o supuesto o presunto referendum del 1-O-2017, que tan gratas imágenes de porrazos a mansalva dejó por todos lados, amén de algún cuerpo dolorido.
Batallitas, lo que cuento no son más que batallitas, pero a mí me gusta recordarlas de vez en cuando.
Comentarios por Aurora — 24 febrero 2021 @ 19:49 |
Acabo de rescatar este comentario del spam.
Pues siguiendo con las batallitas, un amigo avisó a mi padre que había visto su nombre en una de las listas negras de desafectos a depurar, que se confeccionaron con ocasión del golpe. Y te aseguro que mi padre era lo menos revolucionario que te puedes imaginar, de hecho era católico cumplidor (pero contestón). Y ese mismo 23F recibió una llamada de una tiparraca de la familia política (es decir, de la de mi madre, fascistas hasta la médula) comentando en tono jocoso-festivo que ahora le iban a ajustar las tuercas.
Vivimos en un Estado policial heredero directo del régimen fascista, cuyas estructuras se mantuvieron sin hiato, que los periodistas y políticos pintan con la imagen de democracia y Estado de derecho. La realidad paralela oficial que sustenta este tingladillo. Los que viven de él (y son muchos) tienen mucho interés en mantenerlo.
Comentarios por Nadir — 25 febrero 2021 @ 23:40 |
El elefante blanco…
Comentarios por Pisgfostio — 24 febrero 2021 @ 19:56 |
Todavía no sé quién era.
Comentarios por Juan Manuel Grijalvo — 24 febrero 2021 @ 23:42 |
Cada vez me preocupo menos de estas movidas y más de cómo protegerme de ellas. Una izquierda fascista es lo que tenemos, con ganas de imponer su dogma sobre todo el mundo. Y si no cumples, eres un nazi.
Creo que le pongo más empeño a pensar en cómo esquivar los problemas que han surgido con la introducción de esta ideología (The rules of the game are changing)
Comentarios por Don Juan — 24 febrero 2021 @ 23:41 |
La definición de «izquierda» que manejamos por aquí es tirando a clásica. La piedra de toque es la economía. El postureo postmoderno oculta las auténticas relaciones de poder tras unas bambalinas identitarias. El poder de la minoría se basa, como siempre, en la propiedad privada de los medios de producción, y en el control de los flujos financieros. Las políticas de izquierdas parten de estas realidades y hacen por rebajar la desigualdad social que generan. Las de derechas van desde un conservadurismo más o menos tolerante hasta el fascismo, que propugna el exterminio puro y simple de los disidentes. Por eso le diría que hablar de «izquierda fascista» es una contradicción en los términos. Otra cosa es la definición de las «dictaduras del proletariado» como dictaduras de un partido único. Diría que aquí andamos muy lejos de eso, y que lo que se expende hoy como «izquierda» es bastante, lo que se dice bastante, de derechas.
Comentarios por Juan Manuel Grijalvo — 25 febrero 2021 @ 0:02 |
Si llego a leer tu comentario antes, me abstengo de escribir el mío.
Comentarios por Nadir — 25 febrero 2021 @ 1:23 |
Disculpa Juan Manuel, que estaba un poco imbécil, la respuesta anterior pertenecía al artículo que acaba de publicar Nadir, y no en este, que he abierto las dos pestañas y me he confundido (Espero que se entienda que tiene más contexto en el otro)
Intento redimirme:
Yo no viví aquello, mi padre sí, aunque nunca me habló del 23F como un momento crítico de su vida, he leído, y he vivido alguna situación en la que los «mayores» hablan de dónde estaban, de qué hacían, ese día. Ahora viviendo en Valencia, quizás debería molestarme por preguntarle a algún local, que aquello de ver los tanques debió ser más impactante.
Con lo que me quedo en general es con una sensación de desconfianza. Desconfianza a un estado que perdonó rápidamente a los que perpetraron los hechos, a un Rey que sigue siendo recordado como un salvador, y de una capitanía del ejército que de entrar en conflicto, no sé cómo respondería. Al final del día, hace no tanto han salido episodisos de opiniones fascistas (Bien dicho, sin hacer mal uso de la palabra) de la cúpula retirada de Generales, y de lo que se come se cría. Por no contar con las historias de terror que me han llegado sobre la base de Regatas de Cádiz, puerto en el que está el Velero de Su majestad, el AIFOS, Contra el velero competí, contra su majestad por desgracia no. Pero vamos, que me voy por las ramas.
¿Libertades Individuales? Las tenemos, pero las vamos perdiendo, o al menos es la impresión que me da, con la década (si eso) que tengo con algo de uso de razón. La Ley Mordaza que ahí sigue, el no poder sacarle una foto a un policía en servicio sin tener repercusiones. El mero hecho de que sigan existiendo crímenes como Injurias a la Corona, o que te puedan condenar por las letras a una canción, o por hacer títeres. Y las leyes, una vez puestas, son difíciles de quitar, los británicos tienen un buen ejemplo. https://en.wikipedia.org/wiki/Riot_Act
Comentarios por Don Juan — 25 febrero 2021 @ 4:13 |
Mutiny and riot pistol:
https://collection.maas.museum/object/240877
La minoría controla a la mayoría.
A tiros, si hace falta.
Comentarios por Juan Manuel Grijalvo — 26 febrero 2021 @ 16:54 |
No pronunciarás el término «fascista» en vano. Vamos a usar las palabras con propiedad. Liberticida, pacata, dogmática, irracional e incluso autoritaria, pero ni de lejos fascista.
Suscribo la viñeta, y de deseo suerte porque tú aún estás en edad de merecer, y tienes que negociar en el mercado de la carne. Coitadiño! XDDDDDDDDDDDDD !Quién me iba a decir que acabaría felicitándome por ser ya cuarentón!
Comentarios por Nadir — 25 febrero 2021 @ 1:22 |
Precisamente acabo de escuchar a…
https://lalibredegranada.blogspot.com/2021/02/julio-anguita-quien-paro-el-golpe-de.html
Comentarios por Nadir — 24 febrero 2021 @ 23:56 |
Gracias mil.
Cuadra bastante bien
con el cronograma del 23-F
que manejo ahora.
Comentarios por Juan Manuel Grijalvo — 26 febrero 2021 @ 17:40 |