En concreto, la represión sexual que promueve, que por una parte genera una hipocresía institucionalizada y por el otro, disfunciones emocionales que pueden llegar a alcanzar notables cotas artísticas.
El famosérrimo fado, arquetipo de todos los fados:
Voz de Amália Rodrigues sobre poema de Carlos Gonçalves.
Se eu soubesse que morrendo
Tu me havias de chorar
Por uma lágrima tua
Que alegria, me deixaria matar
Brillante, hermosa, imperecedera estrofa; es impresionante el efecto que hace la carencia de sexo en el cerebro. Ahora que en Portugal y en buena parte del mundo la sexualidad es vista con mayor apertura, es improbable que se escriban tan desgarradores versos.
Para que luego digan que no le debemos nada a la Santa Madre Iglesia. Jodiéndonos la vida, excitaba nuestra creatividad, de la misma forma que el Siglo de Oro surgió en callejones gobernados por el hambre y los piojos.
Tras esta gracieta, os dejo con otro fado, más moderno y original:
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