La mirada del mendigo

4 marzo 2023

Zas

Filed under: Sociedad — Nadir @ 1:57

Leo en la prensa.

La cantidad que en estos momentos está encima de la mesa, que ha pedido Urdangarin y parece que se le va a dar es de 25.000 euros al mes para poder vivir y mantenerse.

[…]

Además de los 25.000 euros al mes y de una indemnización de más de dos millones de euros, […] Urdangarin también pide “bienes e inmuebles”.

[…]

la hermana del rey Felipe VI trabaja para la Fundación Aga Khan, donde dirige los proyectos de cooperación internacional en países en vía de desarrollo, un trabajo por el que tiene un sueldo de 400.000 euros anuales.

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15 enero 2023

Vosotros primero

Filed under: Sociedad — Nadir @ 20:12

Un cartel australiano de la Primera Guerra Mundial, publicado por el sindicato Industrial Workers of the World.

Es notoria la ausencia en nuestros días de toda una línea de pensamiento y de acción, contraprogramada por las inanes luchas culturales del postmodernismo identitario allá donde no ha sido directamente ilegalizada. Quizá no sea objetivo, pero… considero era necesaria, al menos para equilibrar mínimamente el tablero.

Requiescat in pace.

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11 diciembre 2022

La violencia machista

Filed under: Sociedad — Nadir @ 11:03

El mismo concepto de violencia machista, como todo lo que rodea al feminismo, es una patraña. Lo que hay es violencia en la sociedad, siempre la ha habido. Y la violencia se ejerce sobre el más débil (física y socialmente), porque nadie va a buscar camorra con el que sabe que es más fuerte. Valientes hay pocos. Y se puede pegar a la mujer, a los hijos o a quien sea que puedas hacerlo sin que ofrezca una resistencia que suponga un peligro serio. Y si en una pareja el hombre está en una situación de debilidad (pongamos, está postrado en cama), de darse una agresión será en el sentido contrario al preestablecido por el credo woke. No es del hombre a la mujer, es del fuerte al débil. Correlación no implica causalidad, pero como para explicárselo a los analfabetitos que vomitan las universidades españolas.

Por lo tanto, la labor es erradicar la violencia, quienquiera que sea el autor y la víctima. Como también en el caso de cuidadoras que maltrataban a ancianos, a niños o subnormales, también varones. ¿Por qué? Por lo mismo, porque pueden, porque son más fuertes, porque se puede ejercer esa violencia con impunidad. Por lo mismo que un policía o un juez también la ejercen, golpeando con toda la potencia del Estado, y con el aplauso general.

Según la sociedad progresa, adopta otros comportamientos menos violentos (aunque no siempre menos lesivos), y la violencia va remitiendo. Realmente, lo que debería erradicarse es la imposición, la violencia es sólo uno de sus instrumentos (e incluso, la violencia puede ser el recurso que procure restablecer el fiel de la balanza). Pero de estos temas con enjundia ya se ha dejado de hablar en beneficio de las luchas culturales del postmodernismo identitario.

Destacar ciertos casos de violencia sobre otros, porque reafirma el preconcepto de oprimidas y opresores que instituye la religioncita de moda es infame, pues su conclusión lógica es que hay individuos socialmente más valiosos que otros, como en el Antiguo Régimen.

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5 diciembre 2022

Juan Manuel Grijalvo – Suttee – Sati – 5

Filed under: Sociedad — Juan Manuel Grijalvo @ 22:41

Hoy glosaré este comentario de qatalhum.

Saludos:

Yo no perdería el tiempo con el señor Harris, ha vivido de plagiar la fuente fundamental para entender los fenómenos que nos ocupan: «El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado» de don Federico.

<<< Um. Yo no diría eso. Quizá tenga un tanto olvidado el libro de don Federico. Que yo recuerde, el profesor Esteva no lo citó jamás en sus clases. Creo que no está en casa; sólo me suena el Anti-Dühring.

Por lo demás, me ha dado usted una idea muy interesante: el tratamiento que hacen las diferentes sociedades con sus excedentes humanos. Da para libro, pena que no estoy en condiciones que me pondría en ello. Más de uno se caería de la silla si supiese de ciertos métodos para liquidar excedentes humanos: lo mismo quemas a la viuda para no fragmentar las propiedades, que usas el famoso biberón de amoniaco en el muy civilizado Londres victoriano, le das matarile a toda la familia del sultán para impedir ciertos problemas a futuro o, como han visto mis ojos, das primero la comida al niño y dejas morir de hambre a la niña.

<<< Um. Mi idea era ir alternando entre lo que hacemos -aquí y allí- para mantener viable y estable la cabaña de ganado vacuno, entre los variados métodos para controlar las poblaciones humanas que funcionaban -aquí y allí- y entre los que todavía funcionan. Me había quedado en el Suttee porque era, teóricamente, una costumbre extinta. Lo único que han visto mis ojos es alguna huérfana china, adoptada aquí por tal o cual matrimonio sin hijos, y adoctrinada para odiar a la gente de allí. Si era una huérfana con los padres vivos, el tema tiene guasa. Así y todo, es un progreso moral respecto al infanticidio de toda la vida.

De momento no haré ninguna pregunta más:
la respuesta puede hacer que me caiga de la silla.

3 diciembre 2022

Juan Manuel Grijalvo – Suttee – Sati – 4

Filed under: Sociedad — Juan Manuel Grijalvo @ 21:32

La entrada anterior terminaba con una pregunta:

¿qué dice Marvin Harris sobre todo esto?

Me ha llegado una respuesta:

«Pues creo que Marvin Harris poco dice al respecto

al menos en los tres libros suyos que he leído».

Bingo. Que yo sepa, no trató directamente el tema,

pero nos dejó resuelto el caso general.

A partir de ahí podemos resolver el caso particular del Suttee,

y otros muchos que son menos vistosos y más actuales.

He leído «Vacas, cerdos, guerras y brujas» y «Bueno para comer».

También «Caníbales y reyes», y un libro pequeñito,

titulado «Jefes, cabecilllas, abusones», que editó Alianza.

Sigue pendiente la «Introducción a la antropología».

Obviamente, sería el que procede leer en primer lugar,

pero mi excusa es de las mejores: mi profesor de la materia

fue D. Claudio Esteva Fabregat, así que tengo convalidada

la parte introductoria de la asignatura, y quizá algo más.

Las preguntas de la entrada anterior eran:

 ¿Por qué en la India mataban a las mujeres y consagraban a las vacas,

y aquí matamos a las vacas y consagramos a las mujeres?

Empezando por la segunda, ¿qué es consagrar?

Según el DLE, viene del verbo latino consecrāre.

1. tr. Hacer sagrado a alguien o algo.

2. tr. Conferir a alguien o algo fama o preeminencia en determinado ámbito o actividad. Aquella novela lo consagró como gran escritor. U. t. c. prnl. La computadora se ha consagrado como instrumento imprescindible.

3. tr. Dicho de una autoridad competente: Reconocer o establecer firmemente algo.

4. tr. Dedicar, ofrecer a Dios por culto o voto una persona o cosa. U. t. c. prnl.

5. tr. Dedicar con suma eficacia y ardor algo a determinado fin. Consagrar la vida a la defensa de la verdad. U. t. c. prnl. Consagrarse al estudio.

6. intr. Rel. Dicho de un sacerdote católico: Pronunciar en la misa las palabras que operan la transustanciación. U. t. c. tr.

He elegido deliberadamente el DLE porque conserva, perfectamente fosilizadas, unas acepciones de la palabra que ahora mismo nos parecen arcaicas. Una de las tareas permanentes de La Mirada es desenmascarar a esos postmodernitos que expenden como novedades recién inventadas unas mercancías ideológicas que son más viejas que el bálsamo de tigre.

Ahora consagramos a las mujeres: son seres de luz que irradian bondad, pero son víctimas de un machirulo opresor y maltratador durante largos años. Para más inri, hace falta inmolarlas cuando muere su señoro: una clara patrimonialización de la mujer, como posesión del marido que le acompaña al más allá junto con otras ofrendas. Para que no le dé al difunto un ataque de celos post-mortem, si la viuda se casa con otro.

Volviendo al caso general, hace no tantos años se entendía por «vida consagrada» la que elegían, se supone que voluntariamente, los curas y las monjas. En un país que aún estaba recuperándose de un hachazo demográfico tremendo, miles de hombres y mujeres jóvenes ingresaban en unas órdenes religiosas católicas que les imponían el celibato: toda esa gente no iba a tener hijos.

Mientras tanto, ¿qué pasaba aquí con las vacas?

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