El señor Grijalvo me sugiere para mi apreciación este vídeo de esta bonita eslava con acento mexica:
Y, como tampoco tengo nada más interesante, y mucho menos agradable, que contar, os lo traslado por si os resulta de interés. El tema de la muy poco exhaustiva desnazificación en la RFA (una pantomima) también lo ha tratado en algunos artículos el periodista (un profesional que sabe escribir, y sabe de lo que escribe, especie en extinción) y corresponsal en Moskva, Rafael Poch.
Filed under: Historia — Juan Manuel Grijalvo @ 22:06
Todos los que vivimos aquello recordamos dónde estábamos y qué hacíamos cuando nos llegó la noticia: varios guardias civiles, uniformados y armados, habían entrado en las Cortes, interrumpiendo la sesión.
Yo estaba en Barcelona. Al carrer dels Tallers. Cuando terminó lo que me había llevado hasta allí, subí a casa de mis padres en el tren de Sarrià. El televisor estaba encendido y los periodistas estaban informando de… todo aquello.
Al cabo de muchas, muchas, muchas horas, el rey apareció en la pantalla y pronunció aquel famoso discurso que ha pasado a la Historia. Se supone que aquella noche salvó la democracia. Por ello hemos de estarle eternamente agradecidos. Nos fuimos a dormir.
Filed under: Historia — Juan Manuel Grijalvo @ 17:18
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No olvide usted que la realidad tiene siempre una estructura, y que hay que atenerse a ella en lo sustancial
Torcuato Fernández-Miranda y Hevia
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Verá usted, ya ha pàsado un año desde la publicación en «La Mirada» de uno de mis modestos trabajos de Historia de estar por casa, el titulado «Patria y potestad». Resumiendo mucho un texto que ya es el resumen de otro mucho más prolijo, mi tesis es que las formaciones sociales se configuran siguiendo unos patrones que se van repitiendo desde la Antigüedad. Hay variaciones, por supuesto, pero los Poderes Que Son aplican la fórmula del Gattopardo: es preciso que todo cambie para que todo siga igual. Terminaba diciéndole que «otro día, si usted quiere, podemos hacer otro de estos pequeños ejercicios y ver cómo están las pirámides en los tiempos de Felipe V+I».
Filed under: Historia — Juan Manuel Grijalvo @ 16:49
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Verá usted, estos apuntes biográficos están pensados para complementar un ejercicio de Historia Alternativa, pero son -al menos, según mi leal saber y entender- históricos en el sentido normal del término. Las notas están ordenadas por la fecha de nacimiento de las personas. La idea es dar unas pinceladas «ideológicas» que pongan en su contexto lo que hacen o dejan de hacer en el marco del ejercicio, sin recargarlo con informaciones que muy probablemente ya conoce usted. Si cree que no necesita refrescarse la memoria sobre los fantabulosos eventos de «nuestra» transición desde la Democracia Orgánica hasta ese… hasta esa… hasta eso que disfrutamos ahora, puede pasar directamente al principio de la siguiente entrada.
“Los africanos para divertirse tienen monos, nosotros, en cambio, tenemos franceses”.
A. Schopenhauer
“Yo tenía una casa en África”. Pero mi antiguo mundo se ha convertido en el territorio del dolor. Ya no hay una casa, sólo devastación. Todos los estados que se encuentran en la franja saheliana, desde Senegal hasta el Chad, están descomponiéndose. Muchos son los que creen que este fenómeno pertenece al siglo XXI, cosa de los últimos años. Es un relato muy interesado, sobre todo tras la aparición en escena de los “grupos integristas”. No, el origen de este desastre tiene una lejana fecha, el 15 de octubre de 1987. Aquel día en que asesinaron al presidente Thomas Sankara. El golpe no sólo se sintió en Burkina Faso, lloraron todos los excluidos de África. Ese día desapareció la esperanza, el camino al sueño de “los soles de la independencia” se transformaba en esta horrible pesadilla que actualmente desangra al Sahel.
No voy a relatar la vida, obra y milagros del presidente Thomas Sankara. Os ruego que dediquéis unos minutos a leer su biografía . Y a los que quieran profundizar más tienen a mano este libro. Lo que si quiero hacer es puntualizar algunas cosas e intentar explicar la importancia de aquel asesinato.
Hablar de África es hablar de colonialismo desde tiempos inmemoriales. En aquellos tiempos el ejército más poderoso contra los europeos eran los mosquitos de los géneros Anopheles y Aedes, unos simpáticos bichejos capaces de mandarte al otro mundo vía malaria y fiebre amarilla. Hay que tenerlos muy en cuenta porque sin ellos no se puede entender el proceso colonial clásico que va desde las factorías a la ocupación del territorio interior. El sistema de factorías duró siglos, la conquista del Sahel por Francia sucede en el siglo XIX y sólo se concluye a finales de ese siglo. Este fenómeno está muy vinculado con los avances médicos de esa época.
Una vez tomado el territorio hay que montar una administración lo suficientemente compleja para que el saqueo sea eficaz. Es admirable la habilidad de los poderes coloniales para mantener una doble administración: la colonial propiamente dicha y la tradicional con todos sus privilegios. Abolir este sistema tan perverso fue uno de los motivos que acercó a Thomas Sankara a su fin. A ningún jefecillo local le hizo mucha gracia no cobrar impuestos y no poder poner a trabajar gratis a la gente de su pueblo en sus tierras. Muchos menos que se repartiesen esas tierras entre los campesinos. Sí, una reforma agraria en toda regla. Y lo peor es que funcionó alcanzando la autosuficiencia alimentaria. Eso ya no se podía tolerar; la táctica francesa de castigar mediante la retirada de las ayudas a esos gobiernos “comunistas”, Malí y Burkina, no servía en el segundo país.
Capitalismo a tope en Waga
El África negra francófona celebró el año de 1960, en el que Francia les regaló la “independencia”. En cambio Argelia se la tuvo que ganar a pulso. La fiesta se acabó cuando la C.I.A. ordenó la ejecución de Patrice Lumumba. El mensaje estaba muy claro para todo el continente: nada de cambios, el que se salga del tiesto, al hoyo. Había nacido oficialmente el neocolonialismo.
Thomas Sankara llegó a conocer perfectamente los engranajes de un sistema extractivo que no necesitaba la ocupación del territorio. Los recursos seguirían llegando a las metrópolis a precio de saldo, llenando todo el continente con unos esbirros muy peligrosos con gorra de plato, el uso político de la ayuda humanitaria e imponiendo orden y mando con la deuda: nuestros amigos del Banco Mundial y el FMI. Todos sabían cómo se repartía el pastel pero no esperaban a alguien con la suficiente coherencia y dignidad para dar un paso adelante.
Esa dignidad se la devolvió al país al cambiarle el nombre de Alto Volta a Burkina Faso, el “país de los hombres incorruptibles”. Un país africano con nombre de río es un insulto, esos ríos fueron las vías de penetración europea, guardan el nombre de tu antiguo amo. Esta medida puede parecer una tontería pero caló en las gentes: todavía es el único país de la zona donde no puedes sobornar al común de los funcionarios de base. Es una cuestión de orgullo nacional. Pero lo que hacía temblar a los poderes de este mundo eran las otras medidas, sociales y económicas, que podían animar a otros gobernantes de la zona. Decían que se estaba formando una Cuba en el Sahel. No lo iban dejar de una pieza, pues Sankara estaba demostrando que había una solución para el desarrollo en los países de África.
¿Una Cuba en África?
Con todos los jefezuelos bien cabreados en el interior y las potencias azuzadas por las compañías mineras, era sólo cuestión de tiempo. Y, como suele suceder en estos casos, el golpe de estado que acabó con Sankara y un grupo de sus oficiales lo organizó su “hermano” y antigua mano derecha: Blaise Compaoré. Al traidor le dedica la Wikipedia un párrafo muy descriptivo de lo que fue el post-sankarismo:
“A partir de la dictadura de Compaoré, Burkina Faso se amoldó al modelo de país francoafricano por la corrupción, saqueo de recursos naturales como algodón, vía la empresa local Sofitex o a través de la empresa Sirex, nepotismo y asesinatos políticos”.
El mensaje que se lanzó aquel 15 de octubre de 1987 caló hondo entre la población. Quedaba muy claro los dirigentes de la muy democrática “République”, esos que andan jaleando lo de “Liberté, égalité, fraternité”, no iban a sacrificar sus intereses económicos en la zona a cambio de mejorar un poco la vida de los habitantes del Sahel. La eliminación de cualquier posibilidad de una transformación social real en esas sociedades le entregaba el testigo a los sectores más reaccionarios. Les dejaron hacer cuanto quisieron, una nueva mezquita aquí, una madrasa allí. Permitieron su financiación, al fin y al cabo al poder le tranquilizaba mucho más poner a la gente a leer el Corán a que descubriesen el mensaje de los Lumumba, Cabral o Sankara.
«Paloma» burkinabe esperando la conclusión de nuestra historia
Un día el dragón despertó, y salió de la mezquita dispuesto a vengar todos estos años de injusticia. Como ya sabéis, ahora anda la metrópoli intentando acabar con su criatura al mismo tiempo que lloriquean por las calles de París. Una guerra perdida: habían aniquilado cualquier atisbo de esperanza para las gentes del Sahel. Y eso es lo que significó el gobierno de Thomas Sankara.
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