Una de las cosas que más me han sorprendido en mi carrera bloguera es comprobar cómo los artículos que reciben comentarios más encendidos suelen ser las entradas más técnicas, precisamente aquellas en las que a priori uno pensaría que la discusión debería ser más racional y cartesiana, mientras que otras entradas mucho más ideológicas apenas han suscitado debate.
Y lo bueno que tienen las entradas culturetas, como la de hoy, es el poquito trabajo que me dan en los comentarios, pues no parecen susceptibles de recibir elogios del estilo «no tienes ni puta idea, se nota que eres un xxxx-ista» que es la forma de etiquetar al que piensa diferente para explicar ese comportamiento que se percibe como anómalo, antinatural (creo que lo más imbécil que me han llamado es «desarrollista», desbancando al ya archisabido «islamófobo» que ostentaba el galardón ex aequo con «antisemita»).
Bueno, dejando a un lado esta disertación metabloguera, quería comentar con vosotros algún libro que acabe de leer y me haya parecido interesante. Para abrir fuego voy a tratar de La Peste, de Albert Camus. Acaso una alegoría sobre la guerra (acababa de terminar la 2GM), según avanzaba en su lectura el libro me iba dejando un regusto a novelita con pretensiones. Sin embargo, hay ciertos pasajes en los que al bueno de Albert se le aparecía una amable musa que le musitaba al oído párrafos tan lucidos como los sermones de Paneloux (el primero, henchido de dogmatismo, el segundo corroído por la duda), o la sobrecogedora narración del combate feroz que Tarrou libra con la enfermedad.
Sin embargo, es otro el párrafo que he seleccionado para servir de compendio de todos sus compañeros, y acaso del pensamiento filosófico del autor:
Le mal qui est dans le monde vient presque toujours de l’ignorance, et la bonne volonté peut faire autant de dégâts que la méchanceté, si elle n’est pas éclairée. Les hommes sont plutôt bons que mauvais, et en vérité ce n’est pas la question. Mais ils ignorent plus ou moins, et c’est ce qu’on appelle vertu ou vice, le vice le plus désespérant étant celui de l’ignorance qui croit tout savoir et qui s’autorise alors à tuer. L’âme du meurtrier est aveugle et il n’y a pas de vraie bonté ni de bel amour sans toute la clairvoyance possible.
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Os emplazo a comentar este párrafo, todo el libro, el existencialismo o lo que os dé la real y puta gana. Por mi parte, aprovecho la coincidencia en el título para aconsejar una estupenda serie. Yo la vi siguiendo la sugerencia de un tipo del cual no es fácil escuchar elogios, y espero me agradezcáis la recomendación tanto como yo a mí vez se la agradezco a él.

Si os gustó seguir las pesquisas de Guillermo de Baskerville y su abnegado Adso, doy por seguro que no os defraudará la trama de la serie. Y hasta aquí puedo leer.
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