Recientemente hice una tala de alóctonas en una finca (básicamente, coníferas y carballos americanos), y la legislación me obligaba a eliminar los restos mediante quema. Apilé ramas y hojarasca y, efectivamente, les apliqué llama. Estuve toda la mañana alimentando una hoguera que duró hasta el anochecer, y me sentía especialmente estúpido de eliminar a pura pérdida lo que podría haberse aprovechado para generar electricidad o, sencillamente, dejado descomponerse y enriquecido el suelo, la forma más evidente de secuestro de carbono que todos tenemos a mano: dejar que la celulosa se descomponga, en vez de quemarla.
Aunque sólo eran 12 pies, y los troncos y ramas más gruesas ya se la había llevado (de gratis) el maderista (otros aún me cobraban por el esfuerzo de llevársela, manda carallo), la combustión de toda esa biomasa generaba un calor (energía) como la que yo consumiría en años para mis necesidades de calefacción, cocina y transporte (debo ser rarito, pensando en eso mientras acarreo brazadas de ramas para tirarlas a la hoguera).
Eso me llevó a pensar lo sencillo que sería alimentar una planta de biomasa con el producto de las quemas agrícolas y forestales que ahora cada particular hace por su cuenta, como decía a pura pérdida. Qué costaría que un camión de la Xunta cargase y se llevase toda esa vegetación a coste cero, quitándole un trabajo y un problema al paisano, además del riesgo de que el fuego se descontrole. Pero para qué complicarse la vida gobernando, si dejando que las cosas sigan igual también se ganan elecciones.
Y ahora yo me digo: son 12 pies. ¿Qué será de la energía, y las emisiones asociadas, a la combustión de las decenas de miles que tienen lugar durante un incendio forestal?
Pues vamos a hacer los cálculos. Tomemos el incendio de la Sierra de la Culebra, que quemó 30.800 hectáreas de pino y matorral. Una monstruosidad.

¿Cuáles son las emisiones asociadas de un incendio forestal? Depende mucho del tipo de incendio (si es rápido la combustión es incompleta) y, por supuesto, de la masa de biocombustible por hectárea. Consultando un poco de literatura, me permito estimarlo entre 10 y 30 tC/ha, tomando en solución salomónica la media para esta primera aproximación de andar por casa. Es decir, el incendio de la Sierra de la Culebra provocó unas emisiones directas de 616.000 toneladas de carbono, que suponen 2.258.667 de CO2 (masa molar 12 y 44 respectivamente).
Casi dos millones de toneladas de CO2. Eso es como cuando hablan del coste del rescate a la banca, nos perdemos al llegar a números tan grandes. Vamos a ponerlo en relación.
Un utilitario como un Clío dci tiene unas emisiones WLTP asociadas de 108 g de CO2/km. Eso supone que deberíamos hacerle al cochiño 20,91 millones de kilómetros para equiparar las emisiones de efecto invernadero que produjo el incendio de Zamora. Mmmm, me da a mí que el pobre Clío no iba a aguantar tanto. Además, queríamos reducir los números y los hemos hecho aún más grandes.
Tenemos que escoger algo más grande para hacer la comparativa. Mucho más grande. Todo el sistema eléctrico español. El año pasado fue la fuente de 35,96 millones de toneladas de CO2, a una media de 0,09 megatoneladas al día.
El fuego de la Culebra duró cuatro días. Es decir, emitía CO2 a razón de 0,56 millones de toneladas al día. O, puesto de esta forma: mientras duró el incendio, estaba emitiendo CO2 a una tasa que era 6,2 veces superior a todo el sistema eléctrico español.
Si tomamos un término de comparación aún mayor, las emisiones totales en España. Es decir, el sector eléctrico, más la industria, el transporte, la agricultura y la ganadería, la calefacción… totalizan 288,6 millones de toneladas de CO2. Es decir, una media de 0,79 megatoneladas al día, en toda España, en todos los sectores económicos. Una cifra no tan lejana de las 0,56 que se estaban emitiendo sólo en esa sierra de la comarca de Aliste.
Ciertamente, el incendio de la Culebra fue excepcional. Pero no una excepción. Las 30.800 hectáreas en un solo incendio fueron una catástrofe; pero a principios de Agosto ya van quemadas 228.000 hectáreas, en muchos pequeños incendios, no tan mediáticos. Y falta lo peor del verano (al menos aquí la danza del fuego suele empezar el puente del 15). Esa superficie quemada equivale a la emisión de 16,72 megatoneladas de CO2; casi la mitad de lo que produce el sistema eléctrico español en todo un año, y hasta las lluvias de Octubre aún queda mucha fiesta.
Cuanto menos, los incendios forestales son un aporte relevante, significativo y digno de ser tomado en consideración, de emisiones de efecto invernadero. Además del impacto directísimo sobre los ecosistemas afectados.
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