La mirada del mendigo

21 enero 2010

Ensayo para un estreno

Filed under: Política — Nadir @ 19:14

Entre mis cartones he encontrado un hatillo de papeles sucios arrugados. Parece una obra de teatro; desde luego tiene bastante de tragicómico, trata sobre Izquierda Unida, aunque no es un panfleto ombliguista al uso. La subo por si a alguien le interesa, bajo la advertencia de que aún son unas cuantas líneas.

Che

I.- El telón.

Se abre el telón. La escena es gris. Grandes nubarrones cubren un oscuro cielo. En el centro, sobre un pupitre de colegio resplandece una urna repleta de votos rojos y azules. Sobre el suelo, esparcidas, pisadas y arrugadas, quedan olvidadas unas pocas papeletas de color verde.

Los desastrosos resultados electorales de Izquierda Unida y de Ezker Batua en los recientes comicios generales y autonómicos, han situado nuestro proyecto en situación de mínimo histórico de representación parlamentaria. Esta nueva derrota electoral ha relegado a nuestra formación al borde de la extinción política.

Y por no ser la primera vez, y quizás porque apunte a ser la última, nuestra ilusión se encuentra seriamente abatida, quedando en la organización ya muy pocos ánimos para la lucha.

La hiriente esterilidad de todos nuestros esfuerzos para sacar adelante el proyecto, que han sido formidables, nos ha colmado de una frustración de idéntico enorme calado. La falta de reconocimiento social a nuestro trabajo ha logrado que la apatía venza a una dirección enrocada en una crónica lucha interna por el poder. Además la aparente injusta falta de gratitud del electorado ha desesperado a las bases hasta el punto que el desengaño y la desmoralización se han adueñado del conjunto de una organización que ya no cree en las posibilidades del proyecto. Nacimos para la transformación, pero cada vez somos menos alternativa.

Liberados, afiliados, simpatizantes y votantes nos preguntamos, mientras volvemos a nuestras casas con el peso de la derrota destrozándonos los hombros, si en las próximas elecciones nos abstendremos o si tendremos que votar a esa otra izquierda, a la que no es, ni por asomo, la nuestra. Nuestras conciencias e inquietudes políticas se debaten entre dar la espalda al mundo, volvernos egoístas y allá se las entienda; o si sucumbir al sistema, abandonar las utopías y dejarnos llevar por una corriente que parece imparable.

Es por esta crítica situación, ya terminal, en la que se encuentran iu y eb que se hace necesario un verdadero y profundo diagnóstico sobre el estado real de nuestro proyecto. En definitiva, Una valiente reflexión sobre el viaje recorrido, los rumbos tomados y los destinos alcanzados. Pero para garantizar que este debate sea de veras productivo y pueda dar auténticos resultados es necesario que se den dos condiciones. En primer lugar, se trata de poner encima de la mesa las entrañas mas profundas de nuestro ser, no se trata solo de una operación de que chapa y pintura, el proceso de análisis no servirá de nada si no somos capaces de cuestionarlo todo y examinarnos todos. Y como segundo requisito, las maletas para este viaje no deberán contener elecciones a capitanes, porque lo que importa es el rumbo, no el timonel. Como la experiencia nos lo ha demostrado, las elecciones a coordinador son grandes agujeros negros que se tragan todo tipo de asambleas ordinarias y extraordinarias. Solo con este equipaje será posible iniciar el verdadero viaje. Solo así podremos subir el telón al completo y ver el escenario en su totalidad.

Las reflexiones presentadas a continuación intentan aportar los primeros trazos del boceto de una nueva carta de navegación que sirva para el inicio de una nueva etapa. Estas líneas pretenden iniciar el prologo de una nueva obra para otra función. En definitiva, un nuevo proyecto.

Antes de comenzar con la obra, resulta necesario apuntar con qué focos cuenta la escena. En este sentido se advertirá que el presente diagnóstico de la coyuntura socio-política está enfocado desde una perspectiva estatal, porque si bien son ciertas y deben ser reconocidas las especialidades autonómicas y municipales, estas tienen su base y cimentación en los comicios generales y la política estatal, mas aun siendo fieles al carácter federal de nuestra formación. Se partirá de la tierra global, para, desde la raíz estatal, subir por el tronco autonómico hasta las ramas territoriales y las hojas locales.

Abierto el telón, descrita la escena y encendidas las luces, es el turno que pasen los actores y actrices.

II.- La rosa o la gaviota.

El sistema político y la sociedad han cambiado desde el inicio de nuestra democracia. Un papel fundamental en el cambio del panorama político lo ha jugado el sistema electoral. Éste ha funcionado correctamente y ha cumplido con el objetivo para el que se ideó al instaurarlo. Que no era otro que la implantación del bipartidismo a nivel estatal, con las especialidades nacionalistas o territoriales correspondientes. Este sistema electoral, que combina la Ley de D’Hondt con el reparto de escaños por circunscripciones, esta ideado para cribar la existencia de demasiado número de partidos que provocaría inestabilidad a la hora de lograr las mayorías necesarias para gobernar. Y esta teoría no es el resultado de una paranoia conspirativa para justificar una trayectoria de continua y progresiva debacle electoral, sino que la finalidad eliminatoria de este método de lectura de la voluntad popular depositada en las urnas se explica explicita y expresamente en todos los manuales universitarios de derecho político y constitucional.

Evidentemente tanto pp como psoe se han servido y beneficiado de este «sistema criba» para asentarse ambos como las únicas alternativas no solo entre sí, sino sobre todo, y cuanto más nos atañe, frente a terceros.

Ellos dos crearon, propiciaron y llamaron a la antidemocrática institución del «voto útil», calificando como perdido o tirado a la basura el sufragio a terceros. La necesidad para ambos partidos de inculcar la existencia de sólo dos únicas opciones es más importante que el propio resultado a corto plazo, como lo demuestra el llamamiento al voto útil incluso en provincias donde, por cuestiones matemáticas de cocientes y restos, ese voto útil daba escaños al contrincante. Así ha sucedido varias veces en las últimas elecciones generales donde nuestro voto útil de iu traspasado al psoe asignó escaños directamente al pp en Asturias, Córdoba, Sevilla o Madrid. O debilitó al propio psoe, como en Málaga.

Además, para mantener la atención y la tensión del público en las dos alternativas, se divide al electorado en un permanente y deliberado casi empate técnico, a través de continuos supuestos sondeos de intención de voto y de valoración de candidatos, que no candidaturas. Sondeos con más cocina que la de Arguiñano, como se dice en todas las sedes políticas. Y como perejil, el empate es más reñido cuanto más se acercan los comicios. Todos ellos son ingredientes fundamentales para que el guiso de elector esté a punto de voto útil.

Y cuando la alta cocina comprobó que la receta era tan infalible como aseguraban los libros de gastronomía política y constitucional, se atrevieron a experimentar con ella, introduciendo un nuevo ingrediente. Si la receta hacia desaparecer a los comunistas, republicanos y federales del plato, porque no a iba a terminar con los nacionalistas. Así, los dos gourmettes, en una unión temporal de mandiles azul y rojo, metieron a Ibarretxe en la olla. Eso sí, para garantizar suavizar el sabor de la boina y el txistu idearon una espuma de ilegalización. Para qué decir que el nuevo «pintxo-pinza» ha obtenido un éxito histórico, y ha probado que el método de exclusión electoral funciona también, y tan bien, contra cualquier tercer plato en el menú. De hecho, ya se ha anunciado que se prepara la misma receta para el próximo convite municipal.

Y es por todo ello que estos partidos, convertidos ya en «los» partidos, no modificaran un sistema electoral que trabaja para ellos y que ahora está dando los resultados deseados. Todo lo contrario, para los dos partidos cualquier sacrificio es poco con tal de conseguir y mantener el bipartidismo. Como ya hemos visto, ambos han demostrado estar dispuestos a ceder escaños al contrario o investirle lehendakari.

Ya no hay marcha atrás al poder protagonista de los bipartidos. Bienvenidos al «bipolio».

III.- La hoz y el martillo.

Cuando se fundó iu, hace más de 20 años, el escenario era bien distinto. En aquellos tiempos nos configuramos como posible, factible y creíble alternativa por un lado a la derecha heredera del franquismo que evolucionaba hacia una fachada de conservadurismo centrista y social, o al menos se disfraza de ella, y por otro lado competíamos a la izquierda de un psoe que descafeinaba el socialismo.

Por aquel entonces iu llegó a contar con un número significativo de representación parlamentaria, a pesar que, por supuesto, no respondían al muy superior porcentaje de voto, debido a que el sistema electoral ya estaba empezando a funcionar.

En definitiva, iu era una fuerza política con protagonismo en el escenario social y con espacio en unos medios más plurales.

Iu nació con un papel bien claro y concreto. Se fundó como alternativa al sistema capitalista. Iu se diseñó para, desde el germen comunista, cuyo partido constituía el 80% de la coalición, unir a la izquierda verdadera, como siempre dividida, para superar al psoe, ganar a la derecha y alinearnos al eje rojo frente al avance del imperialismo capitalista. De hecho, la Plataforma por la Izquierda Unida, que así se llamó la coalición, surgió de la Plataforma Cívica por la salida de España de la OTAN (home de los yanquis). Por cierto, de los 7 partidos fundadores, 6 han abandonado la coalición, sólo queda lo que queda del comunista.

Pero resulta evidente que hace tiempo que pasó la fecha de consumo preferente de esta apuesta. La alternativa comunista, entendida de manera ortodoxa, ha sido superada por la evolución histórica mundial. Tras la caída definitiva del telón de acero, que comenzó tan sólo tres años después de la fundación de iu, el sistema comunista ha perdido su credibilidad pública como sistema económico alternativo al actual. Se ha impuesto la idea que este sistema no solo es el mejor, sino que es el único posible. Un sistema que ya es global porque domina todo el mundo conocido. Y aunque la imposición de esta idea de fracaso del comunismo no quiere decir que sea verdad, es necesario reconocer que ha vencido el pensamiento único.

Por otro lado, iu no sólo era alternativa a los demás por representar la izquierda comunista, la antítesis del capitalismo, sino que iu era alternativa al psoe por recibir el voto de castigo al mismo. Si el psoe bajaba iu subía, y viceversa.

Sin embargo, hoy en día, asentada la bipolítica, el vaso comunicante de los votos de castigo conecta directamente a las dos alternativas, pp y psoe. Se castiga al gobierno y se le manda a la oposición. Y el opositor, sacada su nueva plaza de mandatario, se esforzará en demostrar sus diferencias con el anterior para revalidar su mandato. No está permitido que el elector contemple otra solución. La consecuencia del mal gobierno es dar la oportunidad a la única oposición, la que tiene posibilidades, la útil.

También hemos señalado antes que cuando se fundó iu teníamos mayor peso en una sociedad por aquel entonces más plural. Este efecto reductor de la pluralidad social es debido a que el bipartidismo paradójicamente no provoca bipolarización ideológica, sino que propicia centrismo e inmovilismo ideológico. Ante un electorado dividido en dos alternativas ninguna de las opciones se arriesga a escorarse demasiado hacia los extremos y dejar ese espacio para al contrario.

Entonces la política pierde su innata confrontación de ideas y de proyectos de organización de la convivencia y del futuro, salvo pequeñas excepciones meramente anecdóticas necesarias para poder justificar una inexistente insalvable diferencia entre las dos opciones, como el aborto o la identidad sexual.

La izquierda y la derecha ya no son antítesis, no responden a teorías opuestas, sino que son meros adjetivos determinativos para distinguir entre las dos opciones. Izquierda y derecha son sólo formas neutras de nombrar a las dos opciones vacías de contenido intrínseco.

De hecho si no se utilizan dos números o dos letras cualesquiera para nombrar a las dos opciones, como si de una cuestión de test se tratara, es por el, nunca mejor dicho, políticamente incorrecto inconveniente que ambos implican un orden, numeral y alfabético respectivamente. Y aunque esta reflexión parezca un chiste, recuérdese el G7, G20, o países como Tailandia donde los candidatos, que no candidatas, a gobernador se identifican con un número.

Por esta necesidad de simplificar de cara a la sociedad la oferta a favor del bipolio, los mapas políticos de todo el mundo ya se representan en dos únicos colores: azul para la derecha o conservadores, y rojo para la izquierda. Así la política ya está definida y simplificada en dos opciones, dos colores a elegir, y será cuestión de gusto, del que además se sabe que no hay nada escrito, a diferencia de las ideas.

Tras la pérdida de confrontación ideológica, la política para la sociedad consiste solamente en culpabilizar y desprestigiar a la otra alternativa. Es el otro el culpable de la crisis y es el otro el corrupto. A pie de calle la discusión se centra en cuál de los dos partidos ha robado más.

Entonces las elecciones se convierten en un mero trámite para asignar quién de los dos manda, que no qué manda, que es lo importante. En este dialogo no hay sitio para el programa, programa, programa. La sociedad ya no debate sobre lo que hay que hacer. Las elecciones exclusivamente reparten los papeles de gobierno y oposición entre los dos únicos actores de reparto. Como bien dijo un buen cordobés: la obra nunca cambia, siquiera los actores, solo se intercambian los papeles.

Claro ejemplo de ello puede ser la unánime respuesta a la crisis financiera que han ingeniado los diferentes gobiernos, tanto azules como rojos, en todo el mundo: premiar recompensando con excelsa generosidad a los culpables.

Las campañas electorales se convierten en campañas publicitarias. Ya no hay programas electorales sino guiones o escaletas, técnicamente llamadas píldoras, por eso que el tiempo en televisión es oro, como bien saben los tesoreros de los partidos, ya que el gasto en medios de los partidos tan solo rivaliza en sus presupuestos con el gasto en averiguar el share o cuota de pantalla política, es decir, las encuestas de intención de voto para cocinar.

Y el clímax de esta representación tiene lugar en los debates televisivos de los dos candidatos. Este duelo de marketing lo ganará quien convenza, o aparente, que lo va a hacer mejor. No importa que el candidato no haya dicho como creará empleo y acabará con el paro, con qué dinero subirá las pensiones si también bajara los impuestos, o porqué él tendrá éxito contra la lacra del terrorismo donde todo lo que se ha intentado antes, desde la guerra hasta la paz, ha fracasado. Promesas todas ellas que, por otra parte, son idénticas a las de su contrario. La victoria se debe simplemente porque su publicidad y su asesor de imagen le hacen más creíble, o ha logrado más audiencia en esas tertulias que airean hasta la saciedad propia de culebrón televisivo los escándalos corruptos y/o lujuriosos de su rival. Ese es el vencedor de la justa del torneo bicolor.

Y esta última reflexión sobre el trascendental papel de los medios de comunicación en este sainete de dúo político, enlaza con la tercera y última parte del análisis de las diferencias entre la política y la sociedad de los orígenes de iu a la actual, prácticamente ya fiel calco de la norteamericana.

Hemos dicho que iu ya no representa ni una alternativa factible al sistema, ni al psoe; tampoco la sociedad es ideológicamente tan plural como la de los 80 y 90; y ya hemos adelantado que el éxito depende de los medios, antes llamados de información, ahora de comunicación, que en absoluto es lo mismo.

Este poder mediático, que antes era el cuarto poder, ahora forma parte del doble poder político, del bipolio. Hace tiempo que quebró la separación de poderes de Montesquieu, triunvirato repartido también por ese bipolio entre los dos partidos: el ejecutivo es legislativo, el supremo para uno y el constitucional para el otro.

De igual manera también la prensa es descaradamente azul o roja, aunque se visita de seda. Se puede afirmar que la constitución ha proclamado la libertad de expresión para que en vez de uno haya dos nodos: uno de cada color.

La libertad y la independencia acabaron cuando acabó el pluralismo. Poder elegir sirve cuando hay donde elegir. Y la hoz y el martillo ya no están en las quinielas. La hoz y el martillo ya no tienen papel ni sitio en esta escena.

IV.- El pan y el circo.

Quizás ahora que se ha hablado del poder sea el momento de distinguir entre poder y poder político o política.

Poder y política no son lo mismo. El gobierno gobierna pero no manda. Es propio de ilusos creer que el presidente de un gobierno tiene el poder de su país. Basta con decir que gran parte de los presupuestos generales del estado está comprometido, es decir, que el gobierno solo puede decidir que hace con un mínimo porcentaje del dinero que recauda a su propia ciudadanía.

Tampoco el gobierno tiene poder decisorio alguno sobre el factor fundamental de la economía del país, que es el índice de carestía de la vida para la mayoría de las familias de su país, esto es, el euribor. Este índice extranjero y de origen extra parlamentario ha suplantado al antes tan decisivo y comentado precio de la barra de pan, que casualmente si lo fijaba el gobierno.

Este último dato es un claro ejemplo de la cesión de la soberanía del poder político a entidades y organizaciones no elegidas democráticamente como entidades financieras, organismos y demás entelequias internacionales, que deciden por nuestros gobiernos cuestiones tan fundamentales como cuanta leche producimos, y que conforman el orden mundial.

Y la existencia de este escenario de poder internacional no es una paranoia. El termino globalización es cuño del propio sistema económico. La crisis económica y financiera no es de origen nacional sino mundial.

Ahora con una economía internacional, donde el dinero no tiene fronteras y el mercado es global, la concentración de poder también es global. Ahora todo es mundial, hasta la gripe, incluso estratosférico como el beneficio de la farmacéutica que creó la vacuna para la oportuna pandemia.

En definitiva, la economía manda como siempre, con la diferencia que ahora es más grande, tiene más dinero y es más poderosa.

Y es así porque el poder, como la energía o la materia, ni se crea ni se destruye, solo se transforma. Desde el inicio de la humanidad la historia se repite: unos, los menos, mandan y otras, las más, obedecen.

Lo que antes era la monarquía, con sus señores feudales y el clero, ahora son esas enormes multinacionales y financieras con presupuestos muy superiores a los países más desarrollados, y además sin porcentaje comprometido, a las que se deben someter los gobiernos de turno, azules y rojos. Como dice el refranero popular: don dinero, poderoso caballero.

Es por ello que en Bruselas, capital de la política europea, hay más oficinas y más personal de los grupos de interés, llamados lobbies, que de los propios partidos y grupos parlamentarios. Estos “influyentes” son tan reales que la propia Real Academia de Lengua española, los recoge y definiendo “lobby” como “grupo de personas influyentes, organizado para presionar en favor de determinados intereses”. Por cierto, término este de «lobby» del que ya Hobbes nos hablaba el siglo pasado: homo homini lupus es -el hombre es un lobo para el hombre-. Como ya hemos dicho la historia de la avaricia humana se repite.

Se puede encontrar un clarificador ejemplo de la subordinación del poder político a las “influencias” del verdadero poder en nuestras más recientes páginas de Historia. El país más poderoso del mundo fue siervo a las órdenes de la todopoderosa industria del petróleo, poniendo al auxilio de este licántropo sus legiones imperiales, las más temibles del planeta, para que pudiese recuperar sus barriles y, como no, sus beneficios. De ahí, que lo primero que hacen los gobiernos no alineados a los intereses económicos arropados de barras y estrellas, cuando encuentran nuevos yacimientos importantes de oro negro, es comprar armamento para salvaguardarse del lobo, como Brasil, que le ha faltado tiempo para adquirir hasta un submarino nuclear al marido de la artista Bruni.

Y desde el principio de la historia esta injusticia se mantiene por el axioma universal y atemporal: «dame pan y dime can». Nadie cuestiona el sistema mientras tenga pan y circo, que hoy son el estado de bienestar y la liga de deporte de turno. Porque no hay que minusvalorar el poder de esta última arma de paz social. La ciudadanía es capaz de organizar plataformas vecinales contra la subida del impuesto de bienes inmuebles o de los sueldos de sus cargos públicos, pero enmudece ante los obscenos sueldos del balompié profesional. Nada es casualidad, de ahí que se le llame deporte rey.

Aquí, de nuevo, juega un papel fundamental la desmedida cobertura mediática al deporte y al entretenimiento, con un bombardeo masivo de oferta deportiva, rosa, concursos, realitys…

Pero, por inaudito que parezca, siempre hay engendros que incomprensiblemente no somos forofos del fúrbol o del deporte de élite de turno. Por ello, el poder hegemónico, mientras logra la cura a este seguro defecto genético, recurre a un circo al que nadie escapa, el miedo.

Siempre habrá un enemigo, en guerra abierta o terrorista, contra el que tenemos que unir dejando atrás nuestras discrepancias. Por ello, las hachas y las serpientes son coadyuvantes del poder hegemónico, y cada vez cuesta más creer que lo sean por inconsciencia.

La paz, como bien saben los jefes de redacción, es muy aburrida y no vende entradas para el circo.

Pero no solo de circo vive el humano, hace falta pan.

Para saciar el hambre y la sed humanas se crea la sociedad del bienestar, que pasa a ser objeto de consumo. Comprar pan, comprar felicidad. Comprar aunque no se coma, porque el bienestar consiste en eso, en adquirir. Ya no es ser sino tener. De esta manera se confunden valor y precio, aunque sea cosa de necios según el sabio refranero. Continuamente aparece algo nuevo que comprar, más y nuevo bienestar que tener. Cada día se inventan nuevas formas de hambre y sed hasta ahora desconocidas. Nuevas actualizaciones de necesidades que obligan a trabajar cada día más para poderlas aplacar. Cada día una carrera más para alcanzar a esa felicidad que cada día tiene una meta más. Quedaron atrás los tiempos en que se era feliz con hueco o sobado.

Ya nos dedicamos solo a trabajar para comprar. Y trabajar consiste solo en vender. Entonces el sector servicios pasa a ser el primer sector económico. Ya solo hay panaderías, porque al ser tantas las clases de nuevos panes que hay que vender solo hay sitio para las franquicias de venta, no queda sitio para obradores. Y las fabricas son trasladadas, des localizadas, allá donde todavía los sueldos de sus obreros no llegan para comprar tanta felicidad, la felicidad que ellos mismos producen. Esta des localización se origina precisamente por el carácter global del capital o del poder económico como ya se ha dicho.

Pero como tampoco hay suficiente harina y demás materia prima que pueda sostener este nivel de consumo derrochador, se hace necesario quitársela a otros, a los que la tienen pero no pueden consumirla. Como decía el hijo de un tendero argentino, «nadie puede amasar una fortuna sin hacer harina a los demás».

Así, con el fin de saciar el hambre de despilfarro y la sed de lujo, se proveerá a la dictadura corrupta de turno con unas cuantas balas y no menos balones. De esta manera, la harina se obtiene a cambio de circo, que bien nos sobra. Con esos preciados bienes el gobierno no electo podrá entretener a sus harapientas masas, consistentes en ejércitos uniformados con la camiseta de su patria, que no es otra que la del equipo europeo de fútbol preferido. Esta equipación se complementa con un AK-47 ó M-16, dependiendo si su pan se lo han robado los rojos o los azules respectivamente.

Estos son los países antes llamados tercer mundo o subdesarrollados, y ahora llamados en vías de desarrollo. Casualmente con estos gobiernos se comercia para esquilmar sus materias primas y se coopera para su desarrollo, el de sus ligas de fútbol claro, en lugar de sancionarlos con un embargo económico internacional por fomentar o permitir entre su población continuos genocidios étnicos, delitos contra la humanidad contra los que nada se puede hacer debido a que su raza es más dada a ese tipo de desmanes, por ser más cercanos al homínido que la nuestra, como salta a la vista gracias a las entrelineas de nuestro nacionalismo desarrollado o primermundista, ya que si tuvieran dos colores, como en el mundo civilizado, otro gallo les cantaría, incluso en su propia champion de galácticos.

Y volviendo al pan, si tampoco con lo de los demás se sacia el hambre de la avaricia humana, siempre se puede fabricar más pan, aunque no exista. Para eso está la especulación. Esa nueva mágica invención del neoliberalismo que milagrosamente, y sin fábrica de moneda y timbre bajo la manga, multiplica panes, peces y dinero.

El truco se desarrolla de la siguiente manera. Todo comienza cuando un ciudadano pulsa su mando a distancia y enchufa su cerebro a la caja plana. Aparecen en escena un escote y una sonrisa. Entonces comienza una banda sonora que dice: Si su salario no le permite el último modelo de coche deportivo no se preocupe. Usted podrá obtener esa carrocería de felicidad, que no sabía que necesitaba pero que, gracias a los medios de formación, ahora anhela desesperadamente. Tranquilícese y no desespere, que para eso estamos los bancos. Vuelva usted a hipotecar su casa, que por arte del abra cadabra de nuestro divino sistema económico vale el triple que cuando la compró. Y si ese deseado coche vale 10, pídame usted 30. No se corte. Así de paso también puede cambiar la cocina, que aunque la suya cocine, y muy bien hay que decirlo gracias a su santa esposa, me va usted a comparar con este último modelo, que tampoco su mujer necesitaba hasta que, por la suerte del zapping, menuda ilusión le hizo. Pero no aplauda todavía, que aun hay más. Fíjese que todavía le sobra dinero, porque aunque ha comprado nuestra última tecnología automovilística y electrodoméstica, se los he dejado a un precio muy asequible, tan barato como los salarios y derechos laborales de los que las fabricaron, quienes van a sus tajos en bici y cocinan en el suelo, ya sabe son cosas de razas y colores. Y por lo tanto, como todavía le sobra del dinero que no tenia, puede usted irse al todo incluido Caribe, y ser la envidia de sus vecinos y amigos, como ese famoseo que sale en la tele y en el fotoshop. Faltaría más, que para eso estamos. El acto acaba con la aparición del ayudante del mago, un serio y elegante notario, quien, tras un monologo en su incomprensible lenguaje y un movimiento de su pluma, saca de su chistera una perdiz con nuestra cartilla bancaria en el pico. El mago recoge la cartilla y la abre. En ella aparece anotada y deslumbrante la cifra de la felicidad imaginada. Entonces el público se pone en pie y enloquece, al igual que el porcentaje de beneficios de la banca.

Moraleja: el nivel de paroxismo de nuestro sistema se puede medir por la cilindrada y lujo del los coches de un garaje de viviendas públicas de protección oficial.

Y cuando quiebra la ilusión y llega la crisis, basta con que el director del teatro pague más al mago para que la función continúe.

En este actual estado hipnótico del espejismo del bienestar, las sociedad solo tiene una preocupación: cómo va la liga. Y algunos, aquellos que pertenecen a la clase social mas intelectualoide y cultureta, también se preguntan quiénes robarán más, si los rojos o los azules. Con tal fin, la cartelera mediática se divide en dos clases de programas: los de entretenimiento y los de opinión, antes llamados informativos, perteneciendo ambas clases al género idiota.

La mesa está bien servida y la función no para de comenzar.

V.- Las 10 sandías.

Si queremos hacer política tendremos que reconocer que este es el escenario y que estas son las reglas del juego. Esta obra solo tiene dos actores. No tenemos ni papel ni dialogo en ella.

No podemos salir al campo y pretender jugar a tres una liga que es solo para dos equipos.

Un líder de uno de los dos partidos, aleccionando a otro que no era ni líder, ni de los dos partidos, le dijo que un buen político es el que sabe en todo momento dónde debe situarse. Y no hablaba tanto de los impresionantes codazos para salir en la foto o colocarse tras la pancarta, con clase y protocolo pero hostias como panes, sino que la referencia lo era más a las estrategias políticas de discursos, pactos y redes en el caladero electoral. Y es cierto, si queremos hacer política tenemos que salir de debajo de nuestras toneladas de papel, leer más que nuestras miles de ponencias y enmiendas, y abandonar nuestros laboratorios de teorías. Debemos de callar y escuchar al mundo real para reconocer el escenario actual. Solo así podremos saber cuál es nuestro sitio en la foto del bipolio. Por algo, como afirmó un filósofo griego, la naturaleza nos ha dotado de dos oídos y una sola boca.

Tampoco podemos esperar la reacción de un público que se ha convertido en mero espectador, en un receptor pasivo de una farsa a dúo. Hace tiempo que el sistema hizo olvidar a la ciudadanía que no solamente era actriz, sino que además era la protagonista, o eso se supone que significaba democracia.

Y el reconocimiento de este escenario no lo debemos hacer para buscar eximentes a nuestras culpas por la actual dramática agonía de nuestro proyecto. Este reconocimiento debe servir para reaccionar y responder en consecuencia.

Otro líder, aunque ni rojo ni azul, dijo una vez que para ejercer como tal no bastaba con decir que el proyecto está muerto y criticar, sino que tenía que hacer propuestas y tener un proyecto.

A continuación, como acto final de este ensayo, se enuncian 10 corolarios con la pretensión de servir como semillas para el inicio de un debate sobre un nuevo proyecto de futuro.

1.- Revolucionar o morir.

Alguien con mucho criterio dijo que iu había intentado de todo: pactar con el psoe, dar caña al psoe, pactar con el nacionalismo, gobernar y ser oposición… y que todo había salido mal. Ese alguien con el mismo criterio también dijo que si hacemos lo mismo, pasará lo mismo.

Ambas afirmaciones son ciertas. Por eso, es necesario hacer algo nuevo. Algo distinto que no se haya hecho. Algo diferente para que no pase lo mismo.

Por lo tanto, hay que literalmente jugar otra partida a otro juego. Tendremos que cambiar jugadores y reglas, a ver si obtenemos otros resultados.

Para empezar, hay que cambiar de participantes. Nuestros adversarios no deben ser el pp por ser la derecha o el psoe por no ser izquierda. Nuestros verdaderos contrincantes son los que reparten las cartas, no los que juegan con ellas. Pp y psoe son meros invitados a la partida. Juegan con las reglas que les imponen y con las cartas que les dan. Pero ambos no pueden salirse de las reglas del juego, ni tienen potestad para cambiar las cartas que les han repartido. Ya se ha dicho antes que poder y política no es lo mismo. Los que realmente toman las decisiones son los dueños del casino. Ellos no solo son los verdaderos propietarios del juego, sino que además son los que de verdad ganan al final todas las partidas. En este sistema, a igual que en los casinos, la banca siempre gana.

Y con esto no se esta rebelando ningún secreto, ni se esta inventando nada nuevo, y es que ya lo dijo un presidente norteamericano en 1802: «pienso que las instituciones bancarias son más peligrosas para nuestras libertades que ejércitos enteros listos para el combate».

Por tanto, debemos ser más que claros. Debemos manifestar públicamente que, si nuestra finalidad es vencer al sistema, los adversarios de nuestro proyecto son los que sostienen el sistema.

Los partidos políticos solo son meros títeres del sistema. Hay que explicitar y señalar descaradamente con el dedo, y si es el dedo corazón mejor todavía, a los dictadores de este sistema. Para ello habrá que desenmascarar a los intereses que están detrás, o mejor dicho, que están sobre los gobiernos y partidos. Habrá que nominar a los grupos multinacionales y las entidades financieras que dominan y controlan la globalización.

También tenemos que cambiar nuestros participantes. Hay demasiado enquilosamiento en muchos jugadores que llevamos demasiado tiempo en el campo. Es necesario savia nueva como luego se desarrollará.

También hay que cambiar las reglas del juego. De hecho, la partida se debe jugar contra el propio juego. Contra la propia obra. Nuestro juego es contra el sistema. No hablamos de hacer otros movimientos con sus fichas, sino de cambiar el propio juego. Nunca podremos ganar su partida. Se trata de jugar nuestro juego. Un nuevo guión para otra obra distinta que necesita de otro teatro, otro escenario y otros actores. Es decir, han cambiado el panorama económico, ideológico y social y político mundial. No podemos acudir a sus elecciones como si fuésemos uno más al reparto de sus cartas. No podemos salir al campo como si optásemos al campeonato. Hay que salir a derruir el campo, y si encima conseguimos la permanencia pues mejor para quemar el césped.

Para todo ello tenemos que renovar nuestra propuesta política. Debemos ser capaces de confeccionar una nueva propuesta para ofrecer otra alternativa. Una alternativa que además debe ser posible y necesaria. Esa alternativa existe y es otra forma de hacer política. Es otra manera de entender el mundo, de vivir en él y con él.

Todo este proyecto tiene que asentarse en este pilar: ser lo radicalmente diferente, la alternativa a todo, ser la contrapartida al resto. Ya no hablamos de izquierda, ni de comunismo, sino de otro orden mundial. Otra manera de organizar la convivencia radicalmente opuesta a la actual.

En definitiva, no podemos negar que el cambio o transformación radical y profunda respecto al pasado inmediato tiene un nombre: revolución.

2.- Renovar el compromiso.

Debemos tomar una decisión personal. Hay que elegir si quedarnos y morir, o levantarnos y andar. Todos sabemos cómo acaba esta película, y hace muchas escenas que el actor secundario ha muerto. Podemos asistir hasta el final o levantarnos de la butaca.

Por lo tanto, para iniciar el nuevo camino es necesario un compromiso personal. Primero renovar nuestra fe en la existencia y posibilidad de otro mundo mejor, de otra forma de hacer las cosas, de otro sistema. Para después renovar nuestro compromiso para trabajar por ese cambio.

Para ello hay que superar las actuales fronteras de iu. Construyamos con todos los ladrillos que necesitemos, aunque haya que derribar lo edificado para obtenerlos, más razón si son muros de celdas que además están en ruina. Seamos sinceros y afrontemos la cruda realidad. Ya no saldremos de la UCI, tan solo queda la esperanza de un trasplante de nuestra vitalidad más esencial a otro nuevo proyecto.

No siendo ya posible la refundación de iu, tampoco se trata de liquidarla, sino de fundar un nuevo proyecto desde iu y desde otros actores con los que confluimos en intereses. Y es que somos más de los que nos creemos. En realidad, los minoritarios no somos minoría. Sólo somos minoritarios en derechos y libertades. Ellos tienen la mayoría, pero de la riqueza.

Es necesario construir con ilusión un nuevo proyecto que, recuperando espíritus transformadores anteriores, albergue a los actuales y acoja a los nuevos.

Por eso no se trata de una refundación. Iu no se puede volver a fundar. Ya se ha visto que no estamos ni mucho menos en el mismo escenario. El nuevo proyecto aglutinador no puede constituirse con un partido político que ostente la mayoría absoluta y ejerza la hegemonía del proyecto. El nuevo proyecto deberá tener autonomía propia, ser mayor de edad, tener plena capacidad de pensar e independencia en el obrar. No se podrán mimetizar ni procesos internos, ni organigramas, ni direcciones.

Volvamos a ser jóvenes, volvamos a ser revolucionarios, y el que no quiera revolución que se pase al psoe.

3.- La juventud: nuestra arcilla para moldear el futuro.

Todavía esta por cumplir el pronóstico que hace aproximadamente 4.000 años grabó un caldeo sobre piedra: «Nuestra juventud es decadente e indisciplinada. Los hijos no respetan ni escuchan ya los consejos de sus mayores. El fin de los tiempos esta cerca»

La juventud es esencial en el nuevo proyecto por dos razones. En primer lugar porque la rebeldía es propia de ella. Y en segundo lugar porque sin relevo no hay futuro. Como escribió un guionista: el tiempo es el mejor maestro, pero tiene la manía de matar a sus alumnos.

La juventud es la tierra ideal para nuestra siembra. En esta etapa de la vida es cuando una persona tiene suficiente madurez para darse cuenta de lo injusto de un sistema que todavía no le ha hipotecado la casa y su vida.

El proyecto tiene que prestarle y reservarle una atención preferente, pero no solo como inversión a futuro, sino como lectura del presente. Es necesario escuchar y ver desde su perspectiva. Debe de predominar su lenguaje, su estética, su espíritu. Porque si mas sabe el zorro por viejo que por zorro, que no haría el zorro joven con la experiencia del viejo.

Para ello será necesario crear una imagen, una imaginería estética, artística y cultural que responda a la nueva filosofía.

Las puertas de acceso al proyecto deben de estar especialmente diseñadas por y para ello. Del mismo modo deben de tener un protagonismo propio y fundamental en la toma de decisiones.

Así no solo los jóvenes serán jóvenes y nuestro proyecto nunca envejecerá. Porque, como dice un dibujante de tiras cómicas: cuanto más envejecemos, tanto más importante es no actuar de conformidad a nuestra edad.

4.- El limite verde o sembrar sandías contra el sistema

Un practicante ecologista dijo que los ecologistas auténticos son en el fondo verdaderos revolucionarios, como las sandías: muy verdes por fuera y muy rojas por dentro.

Hablar de un proyecto de futuro para nuestra sociedad es hablar del futuro del teatro en el que se desarrolla.

El actual sistema se basa en el desequilibrio. La riqueza se genera mediante el beneficio, que no es otra cosa que la diferencia entre el valor real y el de mercado. Por lo tanto, el sistema funciona creando diferencias. Al principio eran pequeñas y locales. El comerciante compraba lana al pastor del monte para venderla en el mercado del valle, donde no había ovejas. Todos obtenían beneficios. El pastor no tenía que bajar al valle a vender su lana, igual que los habitantes de éste no tenían que subir a comprarla. Y el comerciante ganaba la diferencia. Todos contentos… pero no saciados. Entonces el pastor, como tenía más tiempo porque no tenía que bajar la lana al valle, podía cuidar más ovejas y así a su vez vender más lana. Y entonces ganó más dinero y compró más ovejas. Así hasta que tuvo tantas ovejas que se comieron toda la hierba del monte. Entonces, desesperado, bajó al valle con su enorme y hambriento rebaño en busca de nuevos pastos. Pero la hierba del valle había sido sustituida por pedregosos caminos repletos de carros con los excedentes de lana que se llevaba a los mercados de otros valles. Las ovejas murieron de hambre y el pastor comprendió que se había convertido en el lobo de sus propias ovejas. Para los curiosos o blandos de corazón, se ha de decir que el pastor actualmente está cobrando la ayuda de zp, tras agotar el subsidio y el paro, después de dos años en ETTs para empresas de logística que traían lana de Asia.

El sistema, como el pastor, se ha convertido en su propio lobo. La avaricia por el beneficio ha topado con un límite infranqueable, con un muro inexpugnable. Es el límite verde. La progresión del consumo, que es la base de la economía, es materialmente insostenible en un sistema globalizado.

Ya no se trata de conciencia, ni caridad religiosa o bondad espiritual. No se trata de no tirar la comida porque en la tele hay miles de personas que mueren de hambre todos los días, sino que materialmente ya no se puede seguir despilfarrando porque cada vez hay menos de donde sacar.
La materia prima es finita en nuestro mundo, y si no se transforma, es decir, si no se recicla, se agota.

El sistema se ha encontrado con el mayor y más duro intervencionismo posible. Este sistema que se basa en el libre mercado, en el libre comercio, se ha topado con la legislación más restrictiva e influyente. Con la ley de la ecología. Lo que antes eran filosofías bucólicas de cuatro hippies greñudos y mal aseados que vivían en cuevas, ahora son best seller de ex vicepresidentes norteamericanos presentados en giras mundiales.

Así, cuando el desequilibrio ha pasado de lo local a lo global, el sistema ha quebrado. Ya el progreso del desequilibrio resulta insostenible. Lo estamos viviendo con la economía y la finanzas, se anuncia con el clima, y estamos a las puertas de la crisis de energética.

Seamos sandías, seamos rojos con piel verde.

5.- Sus crisis, nuestra oportunidad

La misma avaricia humana que nos desterró del paraíso, que convirtió el sistema comunista en una dictadura, ha hecho ahora fracasar el sistema económico y financiero mundial. Y los cerebros del sistema no saben cómo reaccionar porque saben que no siendo un problema coyuntural, no serán ellos quienes destruyan la estructura que tanto les ha costado lograr.

Esta crisis de la progresión de la avaricia son su punto débil y nuestra mayor oportunidad para arremeter contra el sistema.

Por eso ahora no sólo es posible una alternativa al sistema, sino que es necesaria. Es nuestra oportunidad para demostrar que esto no funciona y que hay que hacer algo además de dar dinero a los bancos. Porque si no actuamos en el sistema volverá a pasar lo mismo. De hecho, en cuanto los gobiernos han inyectado dinero a la banca para rellenar la burbuja financiera ha vuelto a subir la bolsa y ha comenzado otra vez el ciclo depredador.

A la crisis del sistema se une los primeros efectos negativos del bipartidismo. Pp y psoe ya han gobernado y pasado por la oposición varias veces y los resultados han sido los mismos.

De esta manera, cuando ambas alternativas han sido probadas sin éxito se crea un sentimiento de desengaño y una sensación de estafa. Lo mismo ha de suceder con la esperanza Obama. Este poso de resentimiento general con el sistema, rencor con la banca e indignación con la clase política es el más propicio para la germinación de una tercera vía. Para aprovechar esta oportunidad es necesario que la alternativa sea eso, una verdadera alternativa. Para eso hay que presentar una propuesta manifiestamente diferente.

Esta coincidencia de la crisis económica y financiera mundial, con el desengaño de la alternancia de partidos ha generado una pérdida de credibilidad en el sistema, y la crisis ecológica, es una ocasión única para destapar las realidades de la nefasta opulencia del sistema.

Si la historia es un cúmulo de casualidades, aprovechémoslas y hagamos historia.

6.- La verdad cabrea

Tal y como sostiene el autor de “El silencio de los corderos”, la gente se decide a cambiar por tres motivos. Uno es que algo le duele de veras; otro cierto tipo de desesperación lenta, llamada hastío o aburrimiento; el tercero es el súbito descubrimiento de que cambiar es posible.

Tenemos que conseguir que la gente dolida, aburrida y que no lo sepa conozca la verdad y descubra que lo que ven no es lo único que hay, sino sólo lo que se les enseña.

El conocimiento y la denuncia son nuestras armas. La cultura nuestra aliada.

7.- Otra identidad para otra forma de existir.

Un alto responsable de eb le dijo a uno de sus cargos públicos que no se debían hacer cosas demasiado raras o estrambóticas, porque entonces se podía poner en riesgo la formalidad y seriedad del partido frente al prestigioso de los demás partidos. Pues bien, se trata precisamente de eso, de llamar la atención de aquellos que no quieran respetar este su tinglado. Porque sin deslealtad cívica no se puede combatir al sistema. Para las dictaduras y los imperios los revolucionarios y los rebeldes siempre les ha parecido unos payasos muy graciosotes. Para ser convencionales y formalistas están los demás. El respeto a nuestro proyecto dependerá de lo irrespetuosos que seamos con el sistema, o dicho de otra manera, si nos desviamos de su camino es que vamos por el buen camino.

Para eso, las identidades federal y republicana, banderas por definición de iu y eb, están muy bien, pero son caracteres que hoy en día se quedan muy cortos para conseguir una identidad diferente. Cada vez son menos los que distinguen nuestro actual estado autonómico del federalismo. Y los que perdieron la guerra civil ya suenan a capitulo pasado de libro de historia. De hecho, eeuu de América del norte también es federal, demócrata y republicano, pero desde luego no es nuestro modelo a imitar, como bien nos recordaba en la presentación europea de su documental un cineasta norteamericano de gorra y gafas, a quien no dejan pasar en grandes empresas y bancos.

Tampoco sirve una identidad verde convencional, como se ha dicho. Hoy en día, hasta Carrefour compite con Greenpeace por salvar las ballenas de nuestro planeta de las asesinas bolsas de plástico.

Todas estas señas de identidad son insuficientes para generar un espacio con la esencia necesaria para ser un referente distinto. Resulta obligatorio ir mas allá, radicalizar nuestro proyecto y ser lo que los demás ni quieren, ni pueden ser.

Debemos remarcar y radicalizar nuestras señas de identidad, dejando claro nuestro compromiso personal por cambiar este sistema.

Para que el proyecto verdaderamente pueda enfrentarse al sistema debe contar con la mayor independencia económica posible. En primer lugar, el proyecto debe disponer de la máxima autonomía financiera.

Nuestra capacidad de movimiento no debe depender de sus surtidores, porque entonces nuestra energía dependerá de su sistema. Debemos tener nuestras propias fuentes. Hay que ser inmunes a la presión de los grandes grupos de interés económico.

Para ello la estructura organizativa del proyecto se debe de alejar de las clásicas estructuras de los partidos y sindicatos. Debemos ser una red de células con sus propias economías.

Pero la independencia económica no sólo debe ser financiera, sino también personal. La no profesionalización de la política debe ser un principio rector del proyecto. Un verdadero movimiento social se nutre de sociedad, los actores son los mismos que viven y trabajan en esa sociedad, no son extraños a la misma.

Igual que se ha subrayado la necesidad que la juventud forme una parte importante del carácter de nuestro proyecto, es necesario que nuestra personalidad este impregnada por intelectuales y artistas, quienes deben formar parte de nuestra identidad tanto interna como públicamente. Estos, conformados en un grupo determinado e identificable, deben tener un doble papel protagonista en nuestro proyecto, por un lado como esenciales motores ideológicos, y por otro como proyectores culturales imprescindibles para la identificación y profusión del proyecto.

Debemos tener nuestro propio mundo, nuestras propias señas de identidad en el lenguaje, forma de vestir, arte, cultura,…

8.- Guerrilla y resistencia.

Como decía una libertaria de cómic sudamericana, una pulga no puede picar a una locomotora, pero puede llenar de ronchas al maquinista.

Es evidente que las probabilidades de una opción antisistema de ganar unas elecciones escapan al más optimista. Entonces ¿porqué competir como ellos?, ¿porqué mimetizar sus organizaciones y sus campañas?.

No podemos pretender luchar contra Goliat a puñetazos, como él. Sino queremos acabar aplastados como una pulga, tenemos que buscar instrumentos que nos sirvan para evitar esa lucha en su campo y con sus reglas. Es evidente que todos los medios han de ser pacíficos, que no cívicos.

Esta forma de actuar esta plasmada en un principio ecológico: pensar en lo global y actuar en lo local. Y este principio se debe trasladar a la forma de hacer política.

Las elecciones municipales son nuestro campo de batalla más idóneo. Es donde es más fácil destruir la escena. Porque es mayor el peso personal y el detalle local que el partido o que los colores. Es una lucha cercana, cuerpo a cuerpo. Ya no se trata tanto de los grandes titulares de prensa, sino de aceras y farolas.

Un filósofo del siglo pasado dijo que para alterar la vida, hay que alterar nuestra actitud frente a ella.

9.- Internet: nuestra sede.

Hace muchos años, un parlamentario comunista invitó a un joven aprendiz del partido a la cámara legislativa y después de que éste quedara boquiabierto por el esplendor del aparato y la complejidad de la institución, le dijo al oído: “La lección que debes aprender hoy es que todo esto que has visto, no sirve para nada”. Y era cierto, el cambio social no vendrá de las urnas sino que acabara en ellas. La revolución no se hace en los parlamentos, sino fuera de ellos. Es allí donde debemos trabajar. No debemos encerrados en los despachos de los grupos institucionales y ahogarnos en sus toneladas de burocracia vacía.

Tampoco debemos trabajar para sus medios. Es como comprarles su lotería cuando nuestros números no están en el bombo. Todos los esfuerzos serán baldíos pues por mucho que sembremos nada germinara más allá de unos pequeños centímetros en una esquina del periódico. El crecimiento de nuestra semilla será inversamente proporcional al share televiso.

Por eso, cualquier medio libre que no pertenezca al poder mediático de masa es nuestra arma para derrotar al sistema.

Hoy por hoy contamos con los medios más baratos, libres y democráticos de información de la historia de la humanidad. En esta era digital se nos ofrecen las autopistas de la información para difundir, debatir, comunicar, repartir, existir, desvelar y cabrear…

10.-………………………………

7 comentarios »

  1. […] Ensayo para un estreno esmola.wordpress.com/2010/01/21/ensayo-para-un-estreno/  por Idro hace 2 segundos […]

    Pingback por Ensayo para un estreno — 22 enero 2010 @ 3:02 | Responder

  2. Joder mendi. Me has dejado con la boca abierta.

    Más razón que un santo, todas estas deas las tengo en la cabeza pero no habría podido ordenarlas tan bien.Y apuesto que como yo mucha gente compartirá las mismas inquietudes.
    Con tu permiso lo difundo.

    Comentarios por Idro — 22 enero 2010 @ 3:02 | Responder

    • Nas Idro!

      Y yo que creía que aparecerías en las entradas religiosas de Pat Condell & Co…

      No, si el texto está de puta madre, ya te digo. Se nota que no es mío!!!!

      Jejejeje

      Me lo pasaron, y me pareció que decía cosas interesantes, y no quería guardarlo en el cajón. JaviMoscas también lo está divulgando…

      Por otra parte, creo que se nota que no es mi estilo. Yo soy más partidario de aplicarle dinamita a IU y ver qué podemos hacer con los cachos que queden… XD

      Comentarios por Mendigo — 22 enero 2010 @ 9:11 | Responder

      • Ya decía yo que esa condescendencia no era propia de ti 🙂
        IU no sé si está a punto de explotar o de desintegrarse sin hacer ruído.

        Comentarios por Idro — 22 enero 2010 @ 13:09 | Responder

        • Hombre, espero que de haber un final, sea un final glorioso, con salvas de artillería, como la muerte de una estrella.

          Lo peor sería seguir menguando hasta desaparecer.

          Comentarios por Mendigo — 22 enero 2010 @ 15:15 | Responder

  3. Otro más que se une a los que pensamos que no se puede luchar contra el sistema aceptando las reglas que el sistema impone. Es un contrasentido. Ya no se trata de salvar unas siglas, se trata de retomar ese impulso revolucionario que meta palos a las ruedas del carro. Tan solo el trabajo diario, metódico y pedagógico puede hacer que los hastiados recuperen la ilusión. Cierto es que quien más quien menos ya tiene suficiente con poder pagar la hipoteca y conservar o recuperar su puesto de trabajo, pero creo que las condiciones de la lucha obrera a finales del siglo XIX eran mucho peores y, sin embargo, fueron el germen y abono de los movimientos obreros de emancipación. El trabajo que queda por hacer es mucho y muy desagradecido al principio. Pero es el único que puede dar frutos. Lo contrario se convierte en claudicación y en hincar la rodilla.

    Comentarios por picapiedra — 23 enero 2010 @ 18:00 | Responder

    • Hay que sembrar.

      Si no siembras ¿cómo esperas recoger? ¿Quieres que la gente crea en lo que dices por inspiración divina? Hay que llegar a la gente, que pueda leer que hay alternativa al mundo que le sirve la caja tonta, escuchar otras ideas. A unos les gustarán, y a otros no. Pero es que ahora mismo IU está viviendo de los réditos de lo que se sembró décadas atrás.

      Comentarios por Mendigo — 23 enero 2010 @ 21:11 | Responder


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