Quid custodia custodes

Marcho de viaje. Cuando este apunte se publique, espero estar rodando ya por carreteras galas. Como siempre que me ausento una temporada, algo gordo ocurrirá y yo me enteraré semanas después. En cuanto abandone Francia, dentro de unas horas, ya deja de ser útil la radio de la furgo y de nada me sirve ojear la prensa local. Por otra parte, creo que unos días de aislamiento informativo más que un castigo, serán una necesaria terapia.

Tengo mil cosas pendientes que comentar, porque la actualidad es una caldera bullente a la que cada vez se le añaden más troncos. Pero ya no doy abasto, así que aprovecharé para subir otra carga de enlaces que tenía preparada desde hace meses, en este caso sobre los cuerpos policiales.

Entrando en este artículo de la Wikipedia en inglés, podemos ver la proporción de policías que existen por cada 100.000 ciudadanos.

España – 494
Francia – 369
UK – 333
Alemania – 301
USA – 233
Holanda – 216
Suecia – 199
Japón – 197
Finlandia – 146
China – 120

De hecho España es, con la excepción de Italia, el país europeo con mayor proporción de policías (algo que se hace evidente nada más cruzas Irún y te adentras en Europa). Si ponemos a Alemania como modelo, en España existe un exceso de un 31% de fuerzas policiales. No exageramos si, a tenor de los estándares europeos, afirmamos que ESPAÑA ES UN ESTADO POLICIAL. De hecho, el número de efectivos no ha dejado de aumentar en los últimos años, desbordándose en las dos legislaturas del Partido Socialfascista.

Curiosamente, cuando se trata de reducir el edificio público, son precisamente unas fuerzas policiales claramente sobredimensionadas, y unas fuerzas militares completamente inútiles, las únicas en seguir incorporando nuevas promociones (tasa de reposición del 10%), mientras que el resto de oposiciones están congeladas sine die.

Podríamos pensar que tal generosidad represiva se debe a que España es un Estado con una alta criminalidad, sin embargo estaríamos cometiendo un error, pues precisamente el número de delitos por 1000 habitantes es uno de los menores de Europa. España no es un país con mucha delincuencia, y precisamente el tipo de delincuencia que existe, es indemne a las actuaciones de las porras y los uniformes (más bien medra a su amparo).

Número de asesinatos por 100.000 hab:
España – 1,02
Francia – 1,37
UK – 1,35 (sin contar Escocia, que tiene una media de 2,34)
Alemania – 0,84
Holanda – 1,02
Suecia – 1,06
Finlandia – 2,34

En EuroStats, la evolución en el número de policías en los últimos años, en números absolutos. 42.000 nuevos policías en el periodo 2000-2009, un 22% de incremento mientras la tasa de criminalidad descendía (y, por lo tanto, no estaba justificado). Se habla de que sobran muchos funcionarios, y ciertamente es así, pero no precisamente ni médicos ni profesores, como se sugiere, sino que sobran pistoleros, de arma corta y de armamento pesado.

Hoy no tocaba hablar del ejército, pero ya puestos, me pregunto si liberásemos esos 160.000 soldados, que son absolutamente inútiles para defender un territorio con las fronteras más antiguas y, por lo tanto, estables del mundo, que como se ven no sólo son inútiles sino contraproducentes para defender a España de los peligros y amenazas que nos aquejan, que son de índole económica. ¡Qué inmensa fuerza de trabajo liberada para el sector productivo, en vez de tenerla inmovilizada y entrenándose para la violencia con costosísimo material, a cargo de nuestros impuestos.

Perdón, no todos son inútiles, podemos excluir a los 3.900 integrantes de la UME (militares desempeñando el loable oficio de bomberos). Eso nos deja en una cifra de 156.000 militares inútiles para la sociedad española. Que no sea que no doy ideas para ahorrar en los presupuestos, y para conseguir que la economía española sea más eficiente. Eso sí, si mandas a estos 156.000 personajes al paro, indudablemente iba a subir la criminalidad (como históricamente ocurre al disolverse un ejército, caso muy reciente en los Balcanes).

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Pero vuelvo a los cuerpos policiales. Sus miembros salen del mismo estrato social que los delincuentes, la diferencia es que aquellos ponen su violencia a servicio del Estado, mientras que estos la ponen a su propio servicio. Pero, en ocasiones, unos y otros emulan los mismos comportamientos delictivos, actuando de común acuerdo. Aunque este problema en España es de índole mucho menor que en otros estados, supongo que porque el potencial beneficio no suele compensar poner en riesgo una paga del Estado, porque no creo que un policía español sea genéticamente menos corrupto que uno mexicano.

Tenía por ahí guardados un par de enlaces sobre el caso de Lugo…
Detenidos otros tres policías en Lugo relacionados con una trama de prostitución
La cúpula de la Guardia Civil en Lugo ignoró denuncias sobre la connivencia entre sus agentes y matones de burdel

…pero la actualidad manda:
«Se sienten por encima del bien y del mal»

Aunque ni tan siquiera se arriesgan, pues casos hay que tras su paso por la cárcel, son apartados del servicio con una generosa pensión para el resto de sus días. Como recompensa por tus meritos, te jubilan con treinta años tras un breve paso por la cárcel. En estas condiciones, lo que uno no entiende es cómo no se dedican todos al delito (y se dejan atrapar fácilmente, que ése es el truco).

Con esto no quiero decir que todos los policías sean delincuentes, quiero decir, fuera de su servicio al Estado. Son sólo una minoría, estadísticamente similar a la proporción de ciudadanos que cometen crímenes. No tengo datos de policías delincuentes, pero no me extrañaría encontrarme con una mayor prevalencia en este grupo de población de delitos, especialmente violentos (algunas víctimas son sus propias parejas). Pero incluso suponiendo que no sean más propensos al delito que cualquier otro ciudadano ¿dónde queda el principio de autoridad por el cual se supone que un ciudadano debe OBEDECER LAS ÓRDENES de un pistolero uniformado, so pena de ser zarandeado, humillado y, finalmente, apaleado? Todo con la bendición del Gobernador Civil de la provincia, sea este nombrado por el gobierno socialfascista o por el fascismo popular.

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Los marcadores de este apunte los he estado recopilando desde hace meses, y en principio quería hablar de la actuación de la policía tunecina, yemení, marroquí o egipcia, que con su administración indiscriminada de terrorismo estatal se convirtió en un problema en sí mismo y fue el detonante de las revueltas en esos países. Se aplicó con saña para detenerlas y sólo sirvió para extender la llama.

Pero para qué nos vamos a ir tan lejos si, en estos últimos meses hemos tenido sobradas muestras de cómo se comportan estas bestias pardas en nuestro propio y malhadado país:

Escolar – ¿Esto no es abuso policial?
Sopapos gratis
¿Tampoco se puede “cortar la acera”?
¿»Profesionalidad» policial o «fuerza desproporcionada»?

Hace unos meses escribía un artículo sobre cómo la policía escogía como objetivo a los inmigrantes, y a aquellos que procuran defender al sector más desprotegido de la población frente a las amenazas policiales: P$O€ falangista

En este lapso el objetivo ha cambiado y ahora es toda la sociedad, desde escolares hasta ancianos ¡incluso estas fieras atacaron a un minusválido!

Un poder ilegítimo (pues ninguna urna legitima el crimen) se encastilla y se defiende de un clamor que empieza a ser generalizado, es el poder coactivo y represor contra el pueblo. En Sol, en plaza Catalunya o frente al Lluís Vives de Valencia, en la red están las imágenes y los vídeos de la represión. Los mismos vídeos que «no se abren» cuando llegan a sede judicial, que da el visto bueno a la operación de limpieza. La violencia policial, promovida y subvencionada desde las instituciones públicas, sale muy barata. También en Valencia.

Fuerzan la obediencia a la autoridad cuando estos garrulos violentos no tienen ni una pizca de auctoritas. Tienen una porra, tienen la violencia. Y algo aún más espantoso, un sistema judicial-penitenciario detrás que actúa de tubo digestivo del cual los cuerpos policiales son sólo las mandíbulas.

Existe un malestar social generado por la crisis, por esta salida a la crisis en la que se rescata una y mil veces a los bancos, está escrito en la Biblia que los accionistas y bonistas no perderán sus inversiones, mientras se deja hundir a las personas. Miles de familias en la ruina, y sin que salgan los obispos a defenderlas.

¿Y cual es la respuesta del Estado? Gastarse millón y medio de euros en gases lacrimógenos. No nos equivoquemos, el pedido lo recibió el ejecutivo popular, pero fue encargado por el anterior gobierno socialfascista.

Pues de raigambre fascista es el inveterado uso de la violencia policial como solución a los problemas sociales, o tempora, o mores.

Defina terrorismo:
El jefe de los mossos: «O generamos pánico o no los sacamos de aquí»

Criminalización de sindicalistas, agresiones a periodistas que cubren los hechos. Y cuando se cumplen ambos agravantes en un mismo sujeto: “Uno de los antidisturbios me puso una rodilla encima”

Tras una veintena de tuertos, por fin los pistoleros han segado una vida con sus pelotas de goma. Es disculpable, era vasco.

De hecho, nos pretenden aplicar la misma medicina que les han aplicado a los vascos: El Gobierno pretende equiparar vandalismo callejero con terrorismo

La desobediencia, que es delito en el mundo militar en el que el más criminal es laureado, una sociedad atópica, la inversión de valores; esa desobediencia es en la sociedad civil derecho de todo ciudadano, casi una obligación en un sistema democrático. Pretenden criminalizar la desobediencia, forzar a todo ciudadano a acatar las órdenes de un analfabeto uniformado.

De repente me encuentro en el ejército yo, que me negué a hacer la mili. Una sociedad militarizada en la que la disidencia y las protestas son severamente castigadas, para mantener el orden maquinal, prietas las filas, contra los enemigos del sistema.

Estoy describiendo el paraíso fascista.