La mirada del mendigo

23 noviembre 2012

Encomio de la propiedad privada

Filed under: Economía,Política — Nadir @ 21:56

Me parece que voy a sorprender a algunos presentando un panegírico de la propiedad privada, pero existe bastante confusión, interesada, sobre este concepto y me gustaría contar algunas obviedades.

El derecho a la propiedad privada está recogido en los Derechos Humanos y es reconocido por todos los sistemas políticos y económicos habidos en el mundo contemporáneo, a excepción de algunos experimentos como los falansterios.

La posesión de bienes materiales es una necesidad humana, un soporte material al cual asirse, una pequeña porción de la realidad que controlas y gobiernas frente al resto del mundo que es ajeno.

La posesión privativa de ciertos bienes, además de satisfacer una necesidad psicológica, también tiene un fin práctico: el dueño se responsabiliza de su uso y cuidado, adaptándolo a sus necesidades. Estoy pensando en los más rudimentarios elementos que creó nuestra especie, desde un rascador para curtir pieles a una aguja de hueso. Puedes prestarla, por supuesto, pero tú has hecho ese utensilio y tienes preferencia en su uso. Con la especialización y el comercio, puede que tú no hubieras creado ese bien, pero habías aportado una cantidad de trabajo equivalente para adquirirlo, con lo que podías considerarlo igualmente tuyo.

Y de esta forma, podemos seguir desde un bifaz hasta el último engendro electrónico de nombre estúpido (iBerzas, iPollas, iMierdas…). Tenemos la necesidad de poseer ciertos bienes, saber que hay una parte de la realidad que está a nuestra disposición. La condición del que nada tiene (por ejemplo, un esclavo en sociedades donde no se les remunerase ni se les permitiera acumular lo ganado para lograr la manumisión y devenir liberto propietario) debe ser muy dura, incluso desde el punto de vista psicológico. La posesión aporta seguridad al individuo (aunque evidentemente, también puede convertirse la necesidad de acaparar la realidad en un fin en sí mismo, lo que antes se llamaba codicia y ahora, consumismo).

Muchas veces se enfrenta la propiedad privada a la propiedad colectiva, como dos enemigas, cuando esto es absurdo. La propiedad colectiva es una prolongación de mi propiedad privada. Por ejemplo, yo tengo un coche, una propiedad privativa, no es de nadie más. Pero si no existen las vías de comunicación, me sirve de una mierda ese coche, a no ser que intente ir con él monte a través. Puedo intentar construir una carretera yo solito, pero lo llevo un poco crudo. Yo solo no puedo construir una carretera, un hospital, un colegio… Pero a decir verdad, es que tampoco necesito un colegio de uso exclusivo para mí o para mis hijos (aunque tuviera el dinero para construirlo y pagar el profesorado, es más que ineficiente, es absurdo). Es por ello que hay ciertos bienes que yo poseo de forma colectiva, porque es la única forma que tengo de poseerlos.

¿Me limita en algo mi propiedad el que existan unos bienes que sean públicos, como parece querer sugerir ciertas pseudoideologías? Pues no, tengo un coche que es mío y, además, tengo una carretera que también es mía, cuya propiedad comparto con el resto de la sociedad, y la cual está a mi disposición como propietario que soy.

Soy mucho más rico, por tanto. De hecho, si no existiera esa propiedad pública mi propiedad privada, el coche, no serviría absolutamente de nada. Y, de hecho, cuando esa carretera es una propiedad privada (de una concesionaria, aunque sobre su propiedad habría mucho que hablar, pero reduzcamos a lo más simple), tengo que pagar por su uso. No es mía, el propietario me la presta y tengo que pagar por ese permiso de utilización.

No hay antítesis entre propiedad privada o colectiva, son complementarias: ambas suman riqueza para el individuo.

(da un poco de vergüenza tener que enunciar lo evidente, después de tanto desprecio y demonización de la propiedad pública)

Por lo tanto, la propiedad privada no sólo es legítima sino deseable, para el bienestar del individuo y de la sociedad (es fantástico saber que no tienes que compartir los gayumbos con nadie).

Podemos decir, paradójicamente, que el socialismo es el sistema que defiende la propiedad privada, frente al capitalismo, que la ataca. La propiedad privada de todos los ciudadanos.

Porque falta añadir una coletilla (que siempre cae en los ataques al hombre de paja, cuando un garrulo trata de explicarnos por qué fracasó el comunismo o chorradas semejantes, cuando sabe de los sistemas socialistas lo que le explico el cura que daba clases en su escuela).

Lo que es ilegítimo es la propiedad privada de los medios de producción. Esto es, tú puedes tener un buen coche, un casote, un peluco de marca…si eso te satisface, y lo has ganado con el fruto de tu trabajo, adelante. Lo que no puedes tener es la propiedad de las herramientas que otro necesita para su trabajo.

No es legítimo que prives al carpintero de su gubia y su formón, y cobres por permitir su uso, pues sin ellas el carpintero no puede ganarse la vida. Es un chantaje, y de forma no muy diferente opera la mafia. Cada uno puede vivir del fruto de su trabajo, pero es inmoral vivir del trabajo de los demás.

La gubia y el formón, la tierra, la maquinaria, las estructuras, las empresas, es lo que se llama medios de producción, las «herramientas» que necesita un trabajador para realizar su trabajo, pues nadie trabaja sobre el aire.

Y la afirmación, ni siquiera está completa hasta que no precisamos un poco más. Es ilegítima la propiedad privada de los medios de producción ajenos. Un ebanista puede ser propietario de su gubia y de su formón, pero no los del vecino. Esto es, puedes ser propietario de la tierra que eres capaz de trabajar, pero no más tierra en la que debas requerir los servicios de otro trabajador. Porque entonces estás alquilándole lo que él necesita para trabajar: la tierra. Esto es la base del vasallaje: el señor que detenta la propiedad de la tierra y, en ocasiones, también de los aperos, el molino, las bestias…cede el uso de una parcela a cambio de una parte de la cosecha, además de una cesión de derechos en beneficio de su señor -pérdida de propiedad implica pérdida de autonomía, de liberta y de derechos-). La aparcería (cesión de tierra a cambio de una cantidad) acaba subiendo un peldaño más en el camino de la esclavitud: es el aparcero el que alquila la fuerza de trabajo, perdiendo todo control sobre la actividad productiva, la cual es dirigida por el señor feudal ahora convertido en próspero terrateniente.

Como hay empresas que no pueden llevarse a cabo con el esfuerzo de sólo un ciudadano, es por lo que existe otra forma de propiedad de los medios de producción: la propiedad colectiva y, dentro de ella, la estatal.

Esto es bastante evidente, la propiedad de un obrador de carpintería puede ser de sólo una persona. Pero a poco que se le acumulen los encargos, no dará abasto y tendrá que incorporar más capital fijo y más mano de obra. Si abolimos el trabajo asalariado como forma de esclavismo (aprovecharse del trabajo de otro hombre, robar su esfuerzo al aprovecharse de que tenemos los medios de producción que él necesita para vivir de sus manos) queda otra solución moralmente aceptable: las empresas cooperativas. Cada trabajador es dueño de su puesto de trabajo, o mejor dicho, de la parte alícuota de la empresa donde trabaja; y el beneficio que obtiene por su trabajo (un beneficio que no es mermado por el beneficio empresarial, la parte que el capital sisa al obrero) es repartido de la misma forma.

Hay empresas que por su tamaño, o por ser intensivas en capital (por ejemplo, toda vez acabada una central hidráulica necesita muy poca mano de obra para funcionar. Ningún trabajador es capaz de aportar su parte de capital para construir la central, ni sería legítimo que unos pocos trabajadores tuvieran tanto capital…), se prestan más a un tipo de propiedad colectiva: la propiedad pública o estatal. En este caso, el trabajador es asalariado, pero no en beneficio de un propietario o grupo en concreto, sino de toda la sociedad.

Parece prudente que éste sea el modelo de los sectores estratégicos (aquellos de cuyo funcionamiento depende el resto de la economía, por ejemplo, si para una fábrica de tapones de corcho amenazas la producción de vino embotellado, pero si cae la red eléctrica paralizas todos los sectores de un país) y de los grandes sistemas de prestación de servicios básicos como la sanidad o la educación.

Hasta aquí, la limitación que podemos poner a la propiedad privada: la de las herramientas para que otra persona se gane la vida. Es necesario poner este límite a la propiedad privada (como también ponemos otros, por ejemplo, es ilegítimo el esclavismo, esto es, la propiedad humana) precisamente para defender la propiedad privada de todos. Para que un trabajador tenga derecho a tener propiedad privada, es decir, pueda con el fruto de su esfuerzo comprarse una vivienda, un vehículo, unas facilidades que nuestra civilización nos ofrece, en un valor equivalente al producto del trabajo que este ciudadano ofrece…debemos negar necesariamente el pretendido derecho del empresario de aprovecharse del trabajo de este obrero.

Toda punción que el empresario haga sobre el beneficio de explotación, en forma de beneficio empresarial, es capacidad de compra que ve mermada el obrero. Esto es, menor capacidad para adquirir el derecho privativo sobre cierto bienes.

De forma esquemática: cuanto más valorada esté la propiedad privada de los medios de producción (capital), menos propiedad privada será capaz de conseguir el trabajador.

El capitalismo es el sistema que valora con preferencia el capital sobre el trabajo y los recursos naturales, por lo que operando bajo este sistema, las rentas del capital crecen y el derecho del trabajador a recibir compensación por su trabajo mengua (el empresario se queda cada vez con mayor parte de la tarta de la riqueza producida, y cuando la tarta crece, el obrero no se entera del engaño, pero cuando, como ahora, la tarta mengua…).

Formulado de otra forma: el capitalismo es una amenaza para la propiedad privada…del trabajador.

Como muestra, un botón: un trabajador debe trabajar media vida para pagar una vivienda que otro trabajador levantó en cuestión de semanas. Para poder permitirse un bien esencial como es la habitación, tiene que ofrecer a cambio media vida laboral, y la diferencia en horas de trabajo (invertidas en construirla y comprarla) va a la retribución del capital.

Incluso hay familias que están en una situación patrimonial neta negativa (lo que se conoce bajo el explícito barbarismo de underwater), y no deja de ser chocante que unos trabajadores, después de una vida de trabajo, no sólo no posean nada en balance, sino que aún deban más de lo que poseen. Es la devaluación del factor trabajo en una economía capitalista.

La última parada del tren del capitalismo, en el cual los beneficios del capital se encumbran en demérito de los salarios, es la retribución 100% al que detenta los medios de producción, y la retribución mínima, el 0%, al que oferta la mano de obra. Es decir, el esclavismo.

¿Crees que estamos muy lejos?

Je, je, je.

La retribución al esclavo nunca puede ser 0, pues no deja de ser una máquina que precisa de mantenimiento, al menos mientras dure su vida útil. El señor debe proveerle de alojamiento, vestido, alimentación, formación…lo justo para que al menos pueda desempeñar su trabajo. También hay que alimentar a las mulas y guarecerlas en un establo.

La diferencia en este sistema es que la alimentación, el vestido, el alojamiento…no lo provee el amo: te lo pagas tú.

Y después de descontar las cosas que necesitas para mantener tu fuerza de trabajo ¿cuánto te queda en el bolsillo?

Ahora ya sabes por qué el socialismo niega el derecho de propiedad sobre los medios de producción. Para que tú tengas derecho a tener propiedad privada.

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La Historia nos enseña que ciudadano es equivalente a propietario. Un desposeído no tiene derechos ni libertad: por eso cae en esa condición. Es al mismo tiempo causa y efecto. Y cuando el ciudadano recupera derechos recupera con ellos la propiedad (durante la II República los sueldos crecieron fuertemente, ésta fue la causa determinante para que las clases privilegiadas promovieran el golpe de Estado; pero también podríamos mencionar como origen de la democracia ateniense el auge de unas clases medias enriquecidas con el artesanato y el comercio, la aparición de las villas en la Baja Edad Media, escapando del control feudal…).

Pongamos un ejemplo: Tras la Revolución de Octubre, el mujik, apenas bestia de carga durante el zarismo, vio cómo su esfuerzo era retribuido con mayor largueza. No sólo en salario directo, sino en servicios que erradicaron el hambre y el analfabetismo en el curso de una generación, poniendo a un pueblo había sido mantenido durante siglos en condiciones próximas a la animalidad por el reino de la cruz a la cabeza del desarrollo tecnológico y humano, lo cual provocó la explosión de los índices de esperanza de vida o de riqueza (el PIB per capita, por ejemplo). Pero para conseguir todo ello, hubo que negar el derecho de nobleza y clero ortodoxo a vivir a costa del esfuerzo esclavo de ese mujik harapiento y analfabeto, que pudo ver cómo su hijo iba a estudiar a la universidad.

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Corolario: algo que me quema es presentar el alquiler de vivienda como alternativa a la propiedad. ¡Qué tonteria! Proponemos como alternativa a la propiedad propia (permítaseme la redundancia) de la vivienda es la propiedad ajena, arrendada (es decir, convertida en capital). Tanto compra como alquiler son ambas alternativas basadas en la propiedad privada (tuya o de tu casero).

La verdadera alternativa a la propiedad sería, por ejemplo, la vivienda social. Que no hace falta irse a Varsovia o a Marinaleda, Francia tiene un enorme parque de vivienda social, Alemania ofrece alojamiento a quien no puede costeárselo, y le paga la factura de la calefacción (que suele ser un servicio público).

Aunque, volviendo al principio de este artículo, yo prefiero como solución la propiedad privada. Considero que es importante para la seguridad psicológica del individuo tener derecho privativo sobre el techo que lo cobija. Para ello no se necesita la caridad del Estado, basta con retribuir al trabajador por el valor creado con su trabajo (sin la sisa, escamoteo, sustracción, robo del beneficio empresarial) y valorar la vivienda en el trabajo que lleva implícito, sin abultar su precio por el beneficio que el capital especulativo añade.

En suma, que cada uno puede vivir, y vivir bien de su trabajo, si impedimos que haya quien viva del trabajo ajeno.

22 comentarios »

  1. Bueno, una cosa es propiedad privada como algo minimalista como lo que puede ser una vivienda y los muebles que en ella se encuentran, un coche utilitario, etc…

    Otra cosa es privatizar bienes y servicios públicos y no creo que para quienes por aquí leemos necesite especificar mucho. ¿Es propiedad privada un banco sacado a flote con dinero público?… un ejemplo

    Propiedad pivada puede ser la tierra que trabaja y de la que vive un labriego, pero lo que para mi no es propiedad pivada es, por ejemplo, todas las tierras de la duquesa de Alba y similares.

    No se se me explico o se me entiende.

    Comentarios por Javi — 24 noviembre 2012 @ 1:17 | Responder

    • No sé si me explico o se me entiende.

      No se debe escribir deprisa y sin revisar.

      Comentarios por Javi — 24 noviembre 2012 @ 1:19 | Responder

    • Claro, no todos los bienes son susceptibles de ser transformados en capital. Por ejemplo, tú tienes un reloj. El reloj (sea un 6 ouros en el chino, sea de 600 de joyería) sirve para dar la hora. Es un producto de consumo.

      ¿Una casa es un bien de consumo o una forma de capital? Bueno, depende. Si vives en ella (aunque sea esporádicamente) es un producto de consumo y, en el caso de la primera vivienda, un bien de primera necesidad. Pero si la alquilas, es capital, pues esperas obtener beneficio no de tu trabajo, sino del capital. O si esperas a venderla con beneficios, esa plusvalía es capital y, por lo tanto, moralmente rechazable. La calificación como capital no está en la naturaleza del bien, sino en el uso que se da de él.

      Evidentemente, lo que dices de la privatización de los servicios públicos: es pasar un capital de propiedad pública a propiedad privada, de unos accionistas. En esta entrada trato de justificar por qué es ilegítimo que existan empresas de propiedad privada. Pero si hablamos de pasar a manos privadas, generalmente por cuatro duros, lo que antes era de todos, en sectores tan delicados como la sanidad o la educación…eso es muchísimo más grave.

      Creo que, tras toda la palabrería soltada, no me he explicado bien. En un sistema justo, tú puedes tener dinero, y bienes. Lo que no puedes es esperar que ese dinero cree más dinero (beneficios del capital). En un sistema justo, sólo el trabajo debería estar remunerado.

      Comentarios por Mendigo — 24 noviembre 2012 @ 11:04 | Responder

  2. Por cierto, estaba repasando la actualidad estos días que he estado fuera, y me acabo de encontrar con esto: Un diputado autonómico del PP pidió el embargo del paro de una desahuciada.

    Creo que es buen ejemplo de la desposesión extrema a la que conduce el capitalismo. Si ellos tienen derecho a ser propietarios de nuestro puesto de trabajo, a vivir del capital, nosotros no tenemos derecho a ser propietarios de nada, no sólo de bienes ni de ninguna riqueza, sino siquiera de nuestra vida o de nuestra persona.

    Comentarios por Mendigo — 24 noviembre 2012 @ 11:08 | Responder

  3. Ya lo decían los franceses: libertad, igualdad y propiedad privada. Tanto un exceso de igualdad por la izquierda como un exceso de propiedad privada por la derecha, conllevan un defecto de libertad, que desde la ilustración es un derecho de todos, no solo de los miembros del partido o los más capaces. La igualdad es el derecho que pone a todos los seres humanos en el mismo plano en relación a las leyes, borrando todos los condicionantes que pudieran limitar el efectivo uso de la libertad, como la raza, el sexo o el tamaño de la cartera de tus progenitores. La propiedad privada es la condición necesaria para la independencia tanto respecto del Estado como de otros individuos, o lo que es lo mismo, ser libre de la voluntad ajena, del poder del padre, la fraternidad. Y a partir de todo esto se desarrollan todos los demás derechos, como el divorcio -que garantiza la independencia respecto del marido- o el matrimonio entre personas del mismo sexo, que adquieren el mismo tratamiento legal que los matrimonios de parejas tradicionales. Y en esto llega Gallardón y nos mete unas tasas judiciales porque hacemos muy mal uso de los derechos; o llega Cospedal y le quita el sueldo a los diputados, que es lo mismo que arrebatar el derecho a ser representante de los ciudadanos a todo aquel que carezca de capital suficiente para dedicar parte de su tiempo a la cosa pública. Vamos, una involución antiilustrada en toda regla, la privatización absoluta, el nuevo Estado Feudal.

    Comentarios por HugoMM — 24 noviembre 2012 @ 14:17 | Responder

    • Luego podemos ponernos a discutir cuál es el nivel de renta del trabajo y de consumo legítimo. ¿Comprarse un Porsche lo es? ¿Y cinco? Pero esto son minucias. Las grandes rentas lo son por los beneficios del capital, aboliendo estos, y poniendo un impuesto de sucesiones y transmisiones patrimoniales del 100% (podemos excluir la vivienda familiar y la colección de sellos, para que nadie se queje), logramos una igualdad social a mi juicio suficiente. Para cualquier desviación, un impuesto sobre el patrimonio, que frene la tendencia de un ciudadano a enriquecerse en exceso y devuelva ese capital a la sociedad en forma de consumo o de impuestos, para que no se diluya a la economía especulativa sino que siga en la economía productiva, generando riqueza.

      Comentarios por Mendigo — 24 noviembre 2012 @ 19:29 | Responder

      • Hace no mucho saltó la noticia de que las rentas del capital ya superaban a las del salario en este «país».

        Comentarios por Pablitovich — 26 noviembre 2012 @ 13:25 | Responder

        • Sí, lo leí, es verdad. Pasó bastante desapercibido. Por cierto, lo añadimos a La Cebolla?

          Comentarios por Mendigo — 26 noviembre 2012 @ 20:41 | Responder

  4. El artículo es excelente.

    Hay una ocasión en que escribes «paradógicamente». Corrígelo, que es una pena en un texto tan bien escrito por lo demás. 🙂

    Comentarios por colibri1979 — 24 noviembre 2012 @ 16:49 | Responder

    • Gracias, gracias, gracias.

      Corregido está.

      Comentarios por Mendigo — 24 noviembre 2012 @ 19:24 | Responder

  5. Creo que cometes un gran error, hablas de propiedad pública y en otro momento de estatal, no son lo mismo, en absoluto.
    Una cosa es que el estado sea el dueño de todo, y otra que el pueblo sea el dueño.
    Una cosa es que trabajes para tí y parte de tu plusvalía la dediques a contratar un maestro, un médico, construir una carretera…
    Y otra que el estado te robe por la fuerza la mayor parte de tu plusvalía para pagar el ejercito, la policía, sus sueldos, sus comisiones, sus dietas, sus queridas, sus amigos, y dedique algo a construir escuelas y hospitales.

    Por supuesto, comunistas, socialistas, anarquistas, aceptan como dices la propiedad privada, pero no la de los medios de producción, la diferencia entre ellos es que algunos pretenden que la gestión de esa propiedad común, la lleve a cabo una élite, y otros abogan por la autogestión y la horizontalidad.

    El poder corrompe, la dictadura del proletariado jamás podrá existir bajo una cúpula que se perpetúe, eso es lo que decía el propio Lenin, aunque nunca lo aplicase, pues al menos seamos conscientes de ello y no defendamos eliminar a un rey, un presidente o un caudillo, para tener otro igual pero con un nombre más chachi.

    PD; -El que pudiendo trabajar no lo haga, que no coma.

    Comentarios por piedra s — 25 noviembre 2012 @ 11:27 | Responder

    • Sobre la postdata: a nadie se le puede condenar a la muerte por inanición. Por qué grave delito ¿por no querer trabajar? Hay riqueza de sobra para alimentar a todo el mundo, incluso al que no quiere servir y prefiere la vida contemplativa o la holganza. Luego, si quieres más, habrás de aportar algo a la sociedad. Pero una sociedad justa, moral, no deja a nadie atrás, aunque no le sea útil.

      Pública y estatal son sinónimos. Otra cosa es la línea que siga el Estado, o los dirigentes del Estado, si tendente al bien público o al bien privado de una jerarquía. Por supuesto, la historia nos enseña que es un peligro cierto, y sólo un régimen radicalmente democrático y transparente puede poner coto a una deriva totalitaria (a la creación de otras élites, como comentas). Para empezar, cargarse el principio de representatividad e instaurar la Democracia Directa, al menos para las grandes líneas políticas. Para el resto, nombramiento (también electivo) de gestores, pero que sólo tendrían el margen de maniobra dibujado por las líneas generales trazadas por la voluntad popular plebiscitaria.

      Comentarios por Mendigo — 26 noviembre 2012 @ 10:37 | Responder

  6. Totalmente de acuerdo con el tema de la vivienda. Siempre he dicho que la propiedad de tu casa es el mejor «capitalismo popular» que puede haber.

    Comentarios por santi — 25 noviembre 2012 @ 11:59 | Responder

    • La propiedad de la vivienda arruina la movilidad laboral, y crea lazos sociales que son un peligro para el capitalismo. Lo que quieren es marionetas traídas y llevadas por el viento, que sólo tengan lazos con la empresa y a través de la empresa. Un ejército de mujeres y hombres solos.

      Comentarios por Mendigo — 26 noviembre 2012 @ 10:29 | Responder

  7. ¿Socialismo protege la propiedad privada? En todo caso el capitalismo, como está demostrando ahora Cuba con su paso al Doi Moi vietnamita

    Comentarios por andres — 25 noviembre 2012 @ 15:52 | Responder

    • No conocía el término Doi Moi, acabo de consultarlo. Como con escaiguolquer también ha salido el tema cubano, lo dejo en suspenso hasta recabar un poco de información sobre el tema. Porque tal y como yo he entendido las reformas, se permite la iniciativa privada pero no el trabajo asalariado. Pero bien pudiera estar equivocado, porque la isla sigue desatando pasiones y es difícil encontrar información simplemente expositiva sobre ella.

      Comentarios por Mendigo — 26 noviembre 2012 @ 10:27 | Responder

  8. Es evidente que la propiedad privada de alguien que posee un reloj de 10 euros no es lo misma que la propiedad privada de una mansión valorada en 20 millones de euros a la que el dueño visita 4 dias al año porque tiene 50 mansiones más por el mundo. La acumulación sin límite basada en la libertad nos hace que nuestra propiedad, la de millones de personas valga una decime parte que la que posea Botín. No se si viene a cuento, pero un dia en Intereconomía pusieron a parir al diputado de IU Alberto Garzón porque por lo visto le habian robado «su» bicicleta y empezaron a «teorizar» sobre la propiedad privada de los «comunistas» españoles…

    Comentarios por Jose — 25 noviembre 2012 @ 22:58 | Responder

    • Muy buenas!

      Pero como digo en el texto, esa es otra discusión. Si la mansión es para uso particular, no es capital (aunque siempre es susceptible de ser usado como tal al especular con ella). Lo que yo defiendo, que es la abolición de la ppmp (propiedad privada) es lo principal. ¿Podría ser complementada con topes máximos al patrimonio y la riqueza o, de forma más inteligente, limitados efectivamente por sendos impuestos? Sí, claro, pero date cuenta de una cosa: si eliminas la ppmp…NADIE PUEDE ADQUIRIR, SÓLO CON EL FRUTO DE SU TRABAJO, UNA MANSIÓN DE 20 M€. Podrías poner, y yo lo defiendo hace años, un Impuesto del Patrimonio que poco a poco fuera liquidando las grandes fortunas actuales (pongamos que en el plazo de 15 ó 20 años, la cabeza del Ducado de Alba tuviera que trabajar para vivir). Pero lo principal es que no se formarían nuevas fortunas, todas ellas provenientes de las rentas del capital, ni se transmitirían al establecer un Impuesto de Sucesiones y Transmisiones Patrimoniales del 100%.

      E incluso planteo ser bastante laxo con un impuesto sobre las rentas (del trabajo, que las del capital quedaron abolidas), permitiendo una amplia horquilla de salarios. No es necesario tender al igualitarismo exacto, me basta con extirpar los extremos vergonzantes, la miseria y la opulencia. Pongamos, por poner un ejemplo, rentas de 10.000-50.000€. Con un impuesto de la renta progresivo, nadie puede ganar menos de 10 k€ (hasta el último parado o pensionista), ni nadie puede tener una renta de más de 50 k€ (le llega de cojones, es un salario de 4.170€ prorateados). Por poder, se pueden tener salarios mucho mayores, pero una simple expresión matemática hará que todo lo que pase de la cantidad indicada vaya a las arcas del Estado.

      A esto le sumas un SMI de unos 1.000€ netos, y ya podemos tener una sociedad más o menos justa.

      Comentarios por Mendigo — 26 noviembre 2012 @ 10:24 | Responder

  9. Magnífica entrada, oportuno asunto y fantástico enfoque. Como siempre, chapó.
    Pero ya sabes que yo creo que la madre del cordero, más que en la propiedad de los medios de producción está en la propiedad del producto.
    Y lo importante es eliminar la posibilidad de «contratar» trabajo asalariado. Debe prohibirse cualquier forma de esclavitud, y esta también. Hace tiempo escribí un poco sobre ello (y también salió Cuba!)
    Lo de Cuba, efectivamente, es complicado de documentar. Yo lo vi hace año y medio en la primera, lo cual no es muy fiable (entonces era un poco más que ahora). Lo del doi moi no lo había oido nunca. ¡Lo que se aprende en tu blog, muchacho!

    Me permito una impertinencia teórica: capital, strictu sensu, es una relación social de producción, entre capitalistas y trabajadores. En la práctica es una masa de valor, que sólo puede tener forma monetaria o de mercancías. El capital, entonces, es una cifra, que se invierte, se gasta, se materializa en mercancías-medios de producción (capital constante en terminología marxista) y en mercancía-fuerza de trabajo (capital variable). En resumen: el capital no son casas, herramientas, materias primas, energía, infraestructuras… El capital es, como dicta el saber popular, pasta.

    Comentarios por escaiguolquer — 27 noviembre 2012 @ 0:24 | Responder

    • Nas, compi. Me alegro que te pases por aquí y des tu docta opinión. Esta entrada era la lógica continuación de la anterior, viendo la dirección que iban tomando los comentarios.

      Entonces ¿no consideramos capital una vez que la pasta está invertida en medios de producción? Ya sabes que mis conocimientos de economía son mínimos, y siempre tomados del entorno que nos rodea, en el que se habla de capex, de capital fijo, capital circulante… A mí me parece útil considerar capital al capital fijo, no sólo al monetario o las mercancías. Cuando hablamos de rentas del capital, beneficios que genera el capital, no sólo nos referimos a los intereses del dinero, a la plusvalía que genera el comercio con un producto, sino también a los dividendos que se obtienen de hacer operar unas plantas, instalaciones, maquinaria, empresa. Luego será capital ¿no?

      De hecho, el saber popular dice de una persona ¡ese tiene un buen capital! refiriéndose no sólo a que tiene dinero en el banco, sino que tiene tierras, inmuebles…

      La ppmp y el trabajo asalariado, yo entiendo que son casi sinónimos. Yo prefiero la primera, porque la segunda excluye ciertos tipos de cooperativa en la que el cooperativista recibe una retribución fija (un salario) en vez de una participación en los beneficios. ¡Pero es dueño de su puesto de trabajo! E igualmente, limitas a los empleados públicos, desde un asalariado de una empresa pública a un médico del sistema de salud.

      Por lo demás, te comento en tu entrada.

      😉

      Comentarios por Mendigo — 27 noviembre 2012 @ 9:31 | Responder

  10. Chapeau. No puedo aportar nada, pero se me han aclarado cosas que tenía difusas en este duro cogote 🙂

    Comentarios por wenmusic — 27 noviembre 2012 @ 12:57 | Responder


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